Por David Cabrera de León.
Hace años que se echa en falta, en toda Canarias, un liderazgo que, con mayores o menores consensos, conduzca la política insular.
En la Isla de El Hierro, por ejemplo, desde que Tomás Padrón dejó la política no ha surgido nadie que pueda motivar y conducir a los herreños, alguien que tenga simplemente la capacidad de tomar la iniciativa en alguna cuestión, y de gestionar los obstáculos para convertirla en una realidad. El miedo atenaza al político, miedo a perder el cargo, la paguita, miedo a ir en contra de la opinión inicial de la mayoría, miedo incluso a explicar a esa mayoría el porqué de las cosas.
Vivimos en un tiempo en el que al líder se le desprecia, se le destruye, se le injuria e invalida, y donde los hechos se guardan en el fondo de la gaveta no vaya a ser que al viejo líder se le ocurra volver y nos estropee la tostada.
Ciertamente eran otros tiempos los de liderazgo en el nacionalismo canario. Pudimos en su día encaminar a nuestro pueblo hacia un estatuto de autonomía más eficaz incluso que el vasco y el catalán, que refleje la realidad de las islas no capitalinas y sin embargo nos quedamos con un estatuto colonialista al servicio de los intereses del Estado Central.
Y ya nadie dice nada. Ni la derecha, ni la izquierda canaria dicen nada. Ni el nacionalismo canario dice nada, no vaya a ser que ofendamos a aquel que hace las funciones de líder postizo.
Es un hecho que no sabemos hacia dónde vamos, no hay rumbo alguno, y sin embargo no dejan de machacarnos con las cifras de los kilómetros recorridos y los euros invertidos aquí y allá. Un absoluto despilfarro en fuegos artificiales políticos.
Los políticos actuales pecamos en muchos casos de falta de habilidad, de aptitud, de voluntad de trabajo, o, simplemente, de falta absoluta de visión futura.
Hoy día no hay visión, somos seguramente la peor de las camadas políticas de toda la democracia. No parece haber nadie que sea capaz de hacernos ver una Canarias diferente. Nos cuentan cuentos, se quejan, echan en cara todo aquello que no funciona, demandan desde la oposición una lista a los reyes magos sin siquiera articular una estructura para nuestros problemas. “Demandamos que se baje el precio de los combustibles”, “Denunciamos el absoluto abandono del sector ganadero, agrario, turístico”, “Exigimos que se subvencione al 100% el transporte público insular”, etc. Y así hasta el infinito.
Los políticos nos hemos instalado en la idea de que la denuncia es la única forma de hacer política. Hemos olvidado que la política se basa en la propuesta, y no en creer que el pueblo no entra en los detalles y al pueblo se le comunica a golpe de titular.
En mi opinión el pueblo tiene instinto, y se deja llevar por ese instinto. El pueblo sabe quién mejora la vida de sus vecinos, y quien simplemente coge un micrófono todas las semanas y grita todo lo que hace mal el otro.
Quien hace se equivoca, quien no hace no se equivoca nunca; por eso, muchos políticos canarios creen que la fórmula infalible para no equivocarse es no hacer. Y así se pasan la legislatura llevando los mismos papeles de un lado para otro convenciéndose de que están trabajando y qué saben lo que hacen.
Canarias necesita una visión, Canarias tiene que cambiar con urgencia, porque solo así podremos mejorar nuestra sanidad, nuestro sistema educativo, nuestro turismo y en suma la calidad de vida de todos los canarios.
Pero esta declaración, cuando llega la hora de la verdad, la derecha y la izquierda la ponen al servicio de Madrid, de Cataluña, del País Vasco, y los nacionalistas que quizá somos los únicos que pudiéramos ponernos en contra de ese centralismo, no lo hacemos porque no dejamos de pelearnos entre nosotros.
Falta liderazgo. Falta quien diga y explique que Canarias no necesita más autonomía, sino muchísima más autosuficiencia financiera, y eso, precisamente eso, es lo que nadie nos quiere dar.
O los canarios nos unimos bajo el paraguas del Insularismo, o seguiremos teniendo liderazgo sin duda, pero en paro, en los ratios de abandono escolar, en las listas de espera de la sanidad, en la ocupación de los puestos más bajos del sector servicios.
La Canarias que yo quiero no es esa, por eso me pregunto dónde está ese liderazgo que hoy día pueda cambiar las cosas, pueda cambiar Canarias.
David Cabrera de León, portavoz de la Agrupación Electoral por El Hierro (AExEH) - Asamblea Herreña (AH).