Por Juan Jesús Ayala.
Según Sánchez, una vez concluido las elecciones catalanas, incluidos ya los votos del extranjero, en las sucesivas entrevistas que ha mantenido, llega a la conclusión, que el “procés” ha concluido. Entendiendo como tal el conjunto de acontecimientos de hechos sociales y políticos que se desarrollaron desde el año 2012 hasta el 2022 con el objetivo de lograr la autodeterminación y la independencia de Cataluña. Así pues,la sociedad catalana y con el triunfo del PSC todos los caminos conducen a la formación de un gobierno presidida por Salvador Illa llegando al fin a una convivencia pacifica en Cataluña, enfatizando: “teníamos razón, Cataluña quiere a España, no se quiere marchar”.
Es muy arriesgado, vaticinar y peor afirmar que la cuestión catalana, que lleva siglos con exigencias territoriales históricas para darle transformación de nación-estado, términos que son contingentes, ha llegado a su final. O sea lo que ha producido sinsabores e inconveniencias de gobernabilidad y altercados a lo largo de los siglos en un proceso que es solo una etapa que no ha sido superada porque los independentistas no se han cansado de decir van a seguir con este proceso Y además, si sumamos el número de votantes que lo hicieron a favor de la soberanía catalana superan a los comandados por el PSC y Comuns Sumar, puesto que de 3.148.178 que fueron a votar, 1.225.000 lo hicieron por formaciones soberanistas y 1..053.000 por PSC y su aliado, lo que supone un bache electoral dada las condiciones de lo que cuesta un escaño en las diferentes circuncisiones electorales, decir que todo está resuelto es muy arriesgado, imaginando que todo tiene que pasar por Illa (con el beneplácito de ERC, por supuesto) pero si Junts continua en sus trece de obtener la presidencia de la Generalitat a pesar de una diferencia en escaños, la cosa no está para tirar voladores, y más aún con la presión que puede ejercer no solo en el parlamento catalán sino en el congreso de los diputados que tendrá que contar con los siete para cualquier cuestión que deba llevar el sello de la mayoría y sin esos votos favorables serán como una espada de Damocles que además, permitirán la continuidad del Gobierno de Sánchez que podrá verse abocado a la convocatoria de elecciones generales. Así que el camino de rosas que ha diseñado Sánchez, que se instalará en Cataluña en unas cuantas curvas del camino, se podrá convertir en un zarzal de difícil tránsito.
Lo acontecido en el procés es solo una página, ya que continuará escribiéndose muchas más, y mientras se produzca el reagrupamiento de los votos nacionalistas. El desencanto y la virulencia social-política no cesará hasta conseguir la construcción nacional para que Cataluña sea considerada como sujeto político.
Los que pretenden ignorar la historia y creen que con sus magnánimas decisiones, entre ellas la del perdón la cuestión catalana está encarrilada positivamente, continuaran transitando por el error, no de ahora sino de siglos.