Por Juan Jesús Ayala.
“Los Raros” es una novela escrita por el poeta nicaragüense, Rubén Darío, publicada en 1896, donde recopila una serie de semblanzas de autores que admiraba de alto calado intelectual que raramentese producían en tiempos determinados.
La primera vez que tuve conocimiento de esta novela fue a través de Don Pedro León en tertulias que se organizaban a la salida de la misa de once de los domingos, bien en el bar Armiche en la "punta de la carretera" o en el bar Los Reyes en El Puente; que, además, cuando recitaba los poemas del mexicano, Amado Nervo o la Marcha triunfal del poeta nicaragüense lo hacía con un perfecto arte declamatorio que ponía los pelos de punta a cualquiera. Su acento era suave, pausado, enfático y, sobre todo, mágico con lo cual, podía estar en el compendio de los “Los raros” no solo por sus valores personales e intelectuales por el conocimiento que procuraba tener de las cuestiones y por sus convicciones y cuando se las estudiaba y las ponía en práctica no le daba más vueltas; también decir que fue alcalde de Valverde en la época de la sequía del año 1948.
Ahora los raros no son los intelectuales que destacan, son los políticos y sus rarezas, cuya consigna general no es razonar las cuestiones y si son vitales, como la inmigración, como que no, Lo normal no es hablar de lo que pasa, sino que pasa de lo que se habla. Poco esfuerzo y menos compromiso según se vea "el andar de la perrita".
Así, en la cumbre migratoria cebrada el pasado miércoles en Tenerife, el reparto de menores por los diferentes territorios autonómicos quedó en agua de borrajas, nada de nada. Ya que mientras se pactó el reparto voluntario de los 347 menores inmigrantes no acompañados desde Canarias, todo seguirá igual hasta que se produzca en un anclaje legal que se debe amparar de forma obligatoria, para lo que hay que modificar el artículo 35 de la Ley de extranjería.
Canarias necesita trasladaral menos 2000 menores de los cerca de 6000 que existen; y concretamente El Hierro, según manifiesta el presidente del Cabildo no puede soportar una media de 250 menores “si realmente queremos atenderlos en condiciones deseables y darles una integración social y educativa adecuada cuando las infraestructuras de la islano son las pertinentes para atenderlos”
Mientras el gobierno central descarta la derivación obligatoria vía decreto ley como es lo normal ante una situación que irá in crescendo y la torpeza o, mejor la rareza de los políticos no llegan a poner el acento que este problema de inmigración, concretamente la que recibe Canarias como frontera sur, no es ni de un país, ni de una Autonomía, sino que es una cuestión que debe competer a la Unión Europea que tiene instituciones consultivas y legislativas para afrontar y resolver el problema donde la toma de decisiones en esta cuestión debe ser prioritaria y no que Canarias siga como reservorio de la gran acogida paliada con unas partidas económicas y que se siga buscando de prisa y corriendo recintos que no van a reunir las mínimas condiciones de convivencia.
Esto ha originado maniobras de todo tipo, raras, inhumanas, y si en las islas hay una que no puede más es la de El Hierro; si en los territorios autonómicos hay uno queno puede más es Canarias. ¿A qué esperamos? ¿Tal vez a que esas embarcacionesmanejadas por el timón de las mafias sigan con su negocioy los cambalaches de la política se sitúen como pretexto ideológico de algunos y la rareza de otros como si la vida de los desheredados de la tierra no vaya con ellos?.