Por Juan Jesús Ayala.

El 23 de Noviembre fallecía en Madrid a la edad de 87 años, Matías Díaz Padrón, un herreño universal, prestigioso investigador en todo aquello que se refiere a la  Historia del Arte y que según los críticos se le considera la máxima autoridad en pintura Flamenca que desde su cargo de conservador del Museo del Prado  lo sabia todo sobre Rubens, Van Dyck, Rembrandt y  sus  coetáneos.

El prestigio de Matías está justificado en mas de 300 descubrimientos, considerándolo el especialista del arte del siglo XVII mas importante del mundo, además de pertenecer, por citar algunas, a  instituciones de alto calado científico-artístico-cultural desde el Centro de Investigaciones Científicas hasta la Junta de Valoración, Calificación y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico Español.

Necesitaría mucho espacio para describir los innumerables descubrimientos que ha propiciado, los libros que ha escrito, monografías y artículos especializados sobre su sabiduría, pero quiero bajar a lo cotidiano, al escenario de la anécdota donde nos encontramos más de una vez.

Matías nació en  El Hierro y teníamos una relación de parentesco dado que su padre y mi madre eran primos. Y si bien somos de una generación distinta si que hemos coincido en algunas circunstancias. La primera de ellas fue en  casa de nuestra tía Julia en Madrid, donde se hospedaba y yo pasaba camino de Cuenca a visitar a mi hermano, medico por aquellos lares, y como era buen discutidor y yo andaba en el mismo camino, nos enrollamos un par de horas, no sobre lo que uno y otro sabia, Historia del Arte y Medicina. Pero si hablamos y hablamos de cuestiones donde nos encontramos en las palabras puesto que había pertenecido a aquella legendaria “iglesia cubana” de Las Palmas que junto a Manuel Bello y otros agruparon un elenco juvenil contestatario,  y de una enjundia intelectual consolidada, mientras que por mi parte hacia unos pinitos dialécticos en la isla  de El Hierro y en Granada donde a través de las lecturas iba conformando una personalidad universitaria mas o menos adecuada a los tiempos.

Multitienda Frontera pie

La influencia de Matías nos llegó a Granada por medio de Manuel Bello, que estudiaba Farmacia, y en unas reuniones mas o menos desenfadadas comenzó a brotar en nosotros una cierta semilla nacionalista que fue germinando en aquellas charlas culturales domingueras en la calle Elvira, donde un día apareció Matías por allí dando un alto valor intelectual a la reunión mantenida. No  se si fue en aquella visita de Matías o ya estábamos “fichados” de tiempo, lo cierto que la BPS (Brigada Político Social) nos había puesto en su punto de mira, lo que motivó que Radio Moscú nos considerara como una célula independentista, pero nada mas allá de la realidad, pero si que aquellas jornadas fue motivo  de que se conformara en el tiempo un Hogar Canario  en la ciudad andaluza.

No hemos coincidió mas que en esas dos ocasiones; su familia residía en Las Palmas y la mía en El Hierro; y cuando se le entregó el año 2008 por el Gobierno de Canarias el Premio en Patrimonio Histórico e Investigación, yo estaba en aquel acto como miembro del Gobierno de Canarias y nos saludamos, pero bien poco pudimos hablar porque verdaderamente, Matías, estaba cargado de emociones mas  que de recuerdos.

Tuvo que pasar mucho tiempo para que la isla de El hierro, sus instituciones, y  no todas, se enterasen que había un herreño de altos vuelos intelectuales que trascendió universalmente, y a tal efecto,  aunque ya jubilado, se le galardonó  con un premio por la Asociación Cultural Amador de la Frontera, en el año 2021 y el ayuntamiento de Valverde en diciembre de ese mismo año le otorga la Medalla municipal de honor en su Máxima categoría de Oro y el nombramiento como hijo predilecto de la Villa de Santa María de Valverde, Matías era reconocido universalmente por su labor de investigador pero El Hierro  ignoraba que un hijo suyo paseaba el nombre de la isla por donde quiera que fuera, (natural de Canarias, isla de El Hierro). Es una pena que se llegue tarde y así acontece con herreños que han pasado a la historia de la isla como inexistentes, como si fueran personajes invisibles  sin que se le reconozca  la ingente labor que desarrollaron durante toda su vida en  pro del progreso de la isla.