O de como algunos convierten las piedras en oro.

Luciano Eutimio Armas Morales

Cuenta la mitología griega, que el rey Midas convertía en oro todo lo que tocaba, y que al final, murió de hambre porque el oro no era digerible.
La corrupción en las administraciones públicas es una verdadera enfermedad crónica que provoca injusticias, pérdida de recursos, pérdida de eficiencia y de competitividad. Adopta múltiples formas y se da en diferentes ámbitos, pero quizá el procedimiento más lucrativo es el de aquellos delincuentes que, como el rey Midas, convierten las piedras en oro.

El Territorio

El suelo que habitamos es el recurso más valioso y vulnerable que poseemos. En el territorio vivimos, nos desplazamos y se asientas las actividades económicas. Forma parte de nuestro entorno, proporcionándonos espacios de ocio, de disfrute de la naturaleza y del paisaje, y contiene así mismo valores etnográficos, históricos o naturales, que debemos preservar para futuras generaciones, porque los daños sobre de estos valores tienen carácter de irreversibles.

Es por estas circunstancias, que las leyes que regulan el uso del suelo suelen ser tan garantistas, y la planificación y actuaciones sobre el mismo requieren de diversos informes sectoriales de costas, de medio ambiente, de patrimonio, de aguas y de infraestructuras entre otros, con los correspondientes expedientes de publicación y exposición pública.

Por este motivo los planes generales o especiales que permiten distintas actuaciones sobre el territorio demoran con frecuencia muchos años, ante la impaciencia de los ciudadanos y de las administraciones afectadas, porque entienden que suponen un freno al desarrollo y a diversas actividades económicas.

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La Ley 4/207 del Suelo y los Espacios Protegidos de Canarias 

Es con este pretexto, “tratando se simplificar, racionalizar y actualizar el marco normativo del suelo”, según el preámbulo de la mencionada ley, con la que el Gobierno de Canarias, presidido por Fernando Clavijo, impulsa desde el principio de su legislatura la tramitación y aprobación de esta normativa, a la que, para darle más lustre, apellidan “de los Espacios Protegidos de Canarias”.

La complejidad de la tramitación de los planes generales e instrumentos de planeamiento, que exigen el concurso simultaneo de técnicos cualificados en diversos ámbitos como medio ambiente, patrimonio, biólogos, costas, etc. es lo que en su momento propició la creación de la COTMAC, (Comisión de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de Canarias), a la que los cabildos y ayuntamientos remitían los expedientes para sus preceptivos informes, pero que terminó por convertirse en un lento elefante burocrático.

Pero en lugar de acometer una necesaria reforma de este órgano ambiental para dotarlo de más agilidad y eficiencia, se optó por vaciarlo de contenido y transferir muchas de sus competencias a cabildos y ayuntamientos, que obviamente, no disponían de recursos y de personal cualificado para este cometido. Y así, en lugar de desburocratizar, se burocratizó más a otra escala. Es como si ante la avalancha y colapso del sistema de diagnóstico hospitalario en la sanidad, se optara por transferir todas esas competencias a los ambulatorios, en los que, carentes de personal cualificado y medios técnicos, no podrían atender a los pacientes.

Lo que ocurrió realmente es que esta ley, presuntamente no nació con el propósito de agilizar los trámites de actuaciones relativas a planeamiento y territorio, a la que además pusieron el apellido de “ley de los espacios naturales de Canarias”. Esta ley parece como si hubiese nacido por dos motivos: Salvar el pellejo de Fernando Clavijo por sus actuaciones siendo alcalde de La Laguna, en las que no se respetó el trámite preceptivo de informes de patrimonio del Cabildo de Tenerife, en una ciudad de especial protección declarada Patrimonio de la Humanidad, y en segundo lugar, facilitar que amigos y allegados pudieran hacer realidad el negocio del rey Midas: convertir las piedras en oro.

Proyectos de actuación especial

El artículo 123 y siguientes de la Ley del Suelo y los Espacios Protegidos de Canarias, crea la figura de los Proyectos de Interés Insular. En casi todas las legislaciones autonómicas sobre el suelo existe esta figura de proyectos de interés autonómico, que contempla la posibilidad de saltarse todos esos costosos, engorrosos y lentos procedimientos de planeamiento, autorizando por una vía exprés esas actuaciones, normalmente a iniciativa de las propias administraciones, y en algunos casos, también a iniciativa de particulares.

Los requisitos para autorizar este procedimiento que prescinde de todas las garantías que un procedimiento normal comporta, es que se trate de una actuación urgente, que sea de interés público y social, y atienda además a un interés estratégico. Pensemos por ejemplo en un hospital, ante un incremento sobrevenido de población que requiere de asistencia sanitaria; en una planta desaladora, por incremento importante de la demanda de agua; o en un complejo educativo con aulas y los equipamientos propios de un colegio.

Este peligroso atajo creado con la Ley del suelo para saltarse los procedimientos normativos habituales, se aprobó por primera vez en Canarias el 21 de enero de 2.022 en Fuerteventura, casi cinco años después de aprobada la ley que lo permitía. El proyecto, de iniciativa privada, denominado Canarias Stratport for Haps, pretende crear un parque tecnológico de investigación, desarrollo e innovación, con una estación aérea y una pista de 928 metros, para explorar en el campo de los drones y pequeños vehículos no tripulados.

Todos los grupos políticos que forman parte del Cabildo Insular de Fuerteventura apoyaron la aprobación de esta actuación territorial, por entender que se trataba de una industria tecnológica de vanguardia, que propiciaría la diversificación económica y la creación de empleo de calidad.

Once meses después, el equipo de gobierno del Cabildo de Fuerteventura saltó por los aires. Algún consejero votó en contra del criterio de su propio partido, y al final quedaron gobernando sólo el presidente y un consejero, planteándose por parte de otros grupos una moción de censura. El motivo de tal conflicto ha sido la tramitación de un Proyecto de Interés Insular, El Dreamland, por el cual, pretenden construir una ciudad del cine y un centro comercial en el margen del espacio natural protegido de las Dunas de Corralejo, en el que están situados fuera de ordenación dos hoteles de la cadena Riu.

El motivo de la ruptura del grupo de gobierno no era tanto en si por estar en contra del proyecto, que venden como plató de cine y pretenden en realidad actuar sobre 160.000 m2 de suelo rústico, con un parque temático, un centro comercial y restaurantes, sino por la ubicación de este, y porque pretendan colarlo como un Bien de Interés Insular para saltarse toda la normativa y ahorrarse impuestos.

Este hecho ha provocado que los grupos del PP, CC y Podemos, hayan presentado el pasado día 15 de diciembre en el Parlamento de Canarias una PNL, (Proposición No de Ley), en la que instan a una revisión de la normativa de la Ley del Suelo, y en especial de los procedimientos de declaración de Declaración Insular en proyectos de iniciativa privada, ya que estas actuaciones “permiten multiplicar el valor del suelo hasta por mil veces, sin incorporar el reparto de beneficios que genera la reclasificación de suelos por los nuevos derechos urbanísticos adquiridos mediante cesiones de suelo para uso público, ni las compensaciones económicas correspondientes a las administraciones públicas”.

Mas claro el agua: Esta iniciativa legislativa pretende evitar que algún Midas convierta las piedras en oro, alegando que esa actuación urge y es de interés público y estratégico, mientras todos los beneficios son para el particular que lo promueve.

Pero parece ser que, en nuestra Isla de El Hierro, alguien ha descubierto de pronto ese procedimiento mágico para convertir las piedras en oro antes de que cambie la normativa, y multiplicar por mil el valor de su propiedad.
Pero bueno, por hoy ya me he extendido bastante, porque paso de las 1.200 palabras.

Continuaremos otro día.