Por Baudilio Navarro

Así es cómo lo llama mi muy querido y admirado amigo ¡RAULITO!

Y también lo llamo yo, ya que históricos motivos tengo, para así llamarlo, máxime si en mí vivir, sentir y escribir parte de los archivos del bueno de ¡D. PEDRO REYES REBOSO ESPINOSA! En mi casa tengo, además de también tener amarillentos documentos a mí remitido desde los archivos de Florencia Italia por mi muy querida amiga Gabriela Greco Gordiano.

A quienes mucho les agradezco el conocer un poco más el acontecer y la historia de mi muy querida isla de El Hierro.

MARQUES DE LA CANDIA.

Título nobiliario español creado por el rey Carlos IV de Sicilia y VII de Nápoles en favor de D. Cristóbal Joaquín de Franchi y Benítez de Lugo.

Nacido en La Orotava isla de Tenerife en 1700.

Quien ejerció diversos cargos a lo largo de su vida, entre ellos el de militar llegando a Teniente General y también desempeñó labores diplomáticas siendo embajador en Portugal y ministro en Dinamarca.

Felipe V le concedió por tales méritos el marquesado de la Candia en 1739 y unos años más tarde, en 1745 el del Sauzal. A la vez que el título de caballero de la Orden de Calatrava, falleció en 1766 sin dejar herederos. Pero si dejó un medianero capataz, natural de Pontevedra Galicia, llamado Francisco Páez Veiga, quien por su destreza y correr saltando paredes y portillos, además de en sus manos demostrar tener fuerza igual a las pinzas apañadoras que los cangrejos tienen, por los herreños de entonces fue apodado “El Cangrejo” dando lugar a que los terrenos del Marques de La Candía incluida la costa pasara a llamarse “EL CANGREJO” y años más adelante debido a la gran prole de hijos que tuvo el capataz medianero, quince en total dicho lugar pasara a llamarse “LOS CANGREJOS” lugar donde gracias a toda La Corporación de los años sesenta del Muy Ilustre Ayuntamiento de La Muy Ilustre, Noble y Leal Villa de Santa María de Valverde, muy especialmente él batallador y temperamental Alcalde Ilustrísimo Sr. D. Cándido Magdaleno Cruz, quien después de idas y venidas a Madrid, además de enfrentamientos con apático Ministro y reacios interesados vecinos, logró en mi respetuosa opinión uno de los logros que a buen seguro lo fue y ha sido, el que nuestra muy querida isla de El Hierro tuviera merecido Aeropuerto, elevándola hasta su cota más alta que lo es su ¡PICO DE TINGANAR! Y a la vez por el aire acercarla a la Capital Provincia.

Ferreteria El Cabo Pie

Y aunque yo sea más de barcos que de aviones a la vez que de muy distintas políticas ideas, no se me caen prendas en reconocer públicamente la valía a mí demostrada por quienes en los años sesenta eran llamado y considerados de derecha.

Siendo dichoso para mí en foto verlos y a la vez seguir teniendo a los queridos amigos Celio, Teofilo y D. Guillermo a la vez que a quienes por la ley de la vida ya no los tengo, en sus celestiales paz recordarlos con abrazos de ¡CAMPO, SAL Y MAR!

Siendo triste para mí que el día de la celebración del cincuenta aniversario de la inauguración del Aeropuerto de El Hierro, que yo siempre llamaré de ¡LOS CANGREJOS! Quienes tienen el poder para recordar lo que se debe recordar se olvidaran de hacerlo, hiriendo ajenos sentimientos y a la vez darle patadas a ¡LA HISTORIA DEMOSTRADA! Pareciéndoles que cincuenta años no son nada.

Ya que en todos esos años pasados no se han dignado poner en lugar privilegiado placa informativa con los nombres y apellidos de quienes sus terrenos gratuitamente donaron recibiendo justa y merecida Medalla al Merito Provincial.

Muy bien sabiendo yo que a mi no me corresponde al Aeropuerto oficial nombre poner y si les corresponden a quienes tienen el poder y deber de no olvidar a quienes antes que yo, con sus insignes plumas impregnadas de letras de plata y oro investigaron y recopilaron la historia que yo a través de mi cachivache, inquieto y respetuoso con mucho gusto les narro sobre el acontecer de un entrañable lugar, que mucho tiene que ver con la ¡HISTORIA! De nuestra muy querida isla de El Hierro.

Feliz jueves acompañado de ¡CAMPO, SAL Y MAR! A las y los que de verdad sienten.