Por Juan Jesús Ayala

Don Valentín fue nuestro profesor de Matemáticas, de Francés y de Física en el bachillerato de los años 50 del que era un componente de aquella recordada Academia que dirigía Doña Inocencia Duran. Los profesores de aquella época tenían sus aulas de enseñanza en sus domicilios; no así Don Valentín que desde su casa se trasladaba un poco mas arriba en el barrio de Tesine donde tenia un cuarto que poseía una gran mesa con restos de tiza de la clase del día, un encerado y todos allí arremolinados a su entorno

Don Valentín con su familia vivía en la casa de El Conde cuya dueña había sido muchos años atrás doña Luisa Álvarez de Bohorques, marquesa viuda de Villavieja, que abandonando la isla del Hierro dejó en manos de su apoderado Ramón Barros Sivelo las propiedades que tenia en Valverde en las que se encontraba la finca de El Conde con su casa solariega que fue vendida al Presbítero Don Valentín Padrón por 2.665 pesetas, el cual andando el tiempo donó esta casa a su hermano mas pequeño, Matías Padrón Padrón ,padre de Don Valentín.

Se o puede decir que el estudio de don Valentín se encontraba un poco mas arriba, hacia Santa Catalina, en una planta baja de una vivienda donde vivía la familia Bautista Sánchez, casa que se encuentra lindando por una parte con la del dentista Antonio Robaina y por otro lado con la vivienda de Juan Ramón Pérez y Carlota Cejas que mas tarde fue escuela de niñas cuya maestra era en aquel entonces doña Alicia Padrón.

Pues bien Don Valentín puede considerarse un autodidacta al estudiar cuatro años por si solo y los que tuvo que hacer para afrontar los ascensos durante su carrera militar, hasta el año 1950 que ya se jubila fecha en la que tuvimos conocimiento de él, no solo como hombre de ciencia sino como de letras en el ámbito de la literatura que abarcó todas las modalidades, desde la poesía hasta la narrativa, pero lo más que nos cautivada de su personalidad era su tranquilidad, su carácter humano y comprensivo que motivó que nunca lo viésemos enfadado a pesar que más de una vez las ecuaciones, integrales y derivadas no salieran con el resultado adecuado, o la pronunciación del francés no sonará al menos con acento marsellés.

Muebles El Placer Pie

A ese cuarto llegábamos, sobre todo, por la tarde donde nos reuníamos en la calle al pie de la calzada y juntos subíamos por sus piedras empinadas hasta llegar a la Avenida Dacio Darías, doblábamos la curva y un poco mas arriba esperábamos se diera la hora para empezar las clases , apareciera Don Valentín juntos entrásemos, a las 4 de la tarde para que nos abriera aquel cuarto pleno de pedagogía.

Cuarto que no estaba aislado sino que aledaño a él y de vez en cuando podíamos escapar la mirada para encontrarnos con esculturas, pinceles, cuadros, con tongas de libros amontonados donde sobresalían los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós. Habían también copias de sus pensamientos que luego insertaba en libros que fueron comedias o obras que estrenaba en distintos certámenes literarios que desarrolló en Valverde.

El cuarto de Don Valentín siempre ha sido un referente de los bachilleratos del momento por los que más tarde hicimos carrera universitaria que al menos en la rama de ciencias se nos hubiese complicado si no hubiésemos contados con su sabiduría y paciencia en el ámbito de las asignaturas que nos daba en aquel cuarto que sentíamos era parte nuestra y que compartimos durante años con él