Por Narvay Quintero *

El mundo celebra hoy el Día Internacional de las Mujeres Rurales, en sintonía con el acuerdo de la Asamblea General de Naciones Unidas que el 18 de diciembre de 2007 estableció la efemérides como una jornada de reconocimiento a la contribución de estas mujeres al desarrollo agrícola y de reivindicación de sus derechos.

Canarias se suma a esa celebración no solo como resultado de un testimonio de adhesión solidaria, que también, sino como la expresión de una compromiso sincero con la defensa de los valores que promueve.

La participación de la mujer canaria en el ámbito rural se pierde en la memoria de los tiempos y constituye un elemento fundamental para entender nuestra propia historia, nuestras tradiciones, nuestra economía y nuestra manera de entender el mundo.

La fortaleza de ánimo, el coraje y la valentía de nuestras madres o abuelas, y de las madres o abuelas de aquellas, han dignificado el sentir canario, al mismo tiempo que han definido el ser canario.

No podemos entender hoy este Archipiélago sin la contribución imperecedera de las mujeres canarias -especialmente en el ámbito rural- al sostenimiento de las economías domésticas a través de su trabajo sacrificado -generalmente no remunerado- en el campo y la mar.

Mujeres que han debido sortear enormes dificultades, muchas de ellas derivadas de su propia condición de género, por lo que merecen todos los homenajes y reconocimientos pasados, presentes y futuros.

Pero, afortunadamente, lejos quedan ya aquellas imágenes de mujeres que iban detrás de la formación de hombres recogiendo las papas que éstos cavaban o suministrándoles agua, vino o ron; de mujeres ataviadas con delantal y tocadas con pañuelo negro, metáforas de una vida de privaciones; lejos quedan ya aquellas imágenes de cestos a la cabeza y pies descalzos; de lecheras incansables y de secadoras de pescado.

Y como consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, quiero ponerles en la pista de una nueva realidad, tan pujante como dinámica, que se está abriendo paso en el sector primario de las Islas: el creciente empoderamiento de las mujeres, no ya como mano de obra precaria ni como asistente subsidiada de las familias y sus economías, sino como responsables de explotaciones y empresas modélicas y competitivas.

El mundo es hoy diferente al de ayer, y las mujeres canarias están dando pasos al frente que nos dibujan un escenario nuevo; un escenario donde confluyen su inteligencia, perspicacia y constancia con una manera de entender el campo como un recurso sostenible desde el punto de vista medioambiental, económico o paisajístico.

El Gobierno de Canarias apoya -desde diferentes departamentos- esta realidad emergente con políticas que pretenden consolidar esa tendencia y, lo que es más importante, contribuir a la igualdad de oportunidades.

El Registro de Titularidad Compartida, impulsado en toda España, se ha revelado insuficiente para lograr más rápido esa ansiada visibilidad. Junto al sector, hemos iniciando un proceso de análisis y debate del que esperamos saldrá una propuesta conjunta para plantear los cambios que sean necesarios y que esta herramienta sea realmente efectiva.

Se trata, en definitiva, de aprovechar esa visión propia que tienen las mujeres para ponerla al servicio de la comunidad, con una gestión de los recursos agropecuarios o pesqueros que contribuya a la creación de riqueza y, por extensión, a la mejora de la calidad de vida de todos.

Porque ser mujer, ser canaria y ser rural es una triple cualidad que nos enorgullece a todos y que todos debemos celebrar.

Muchas felicidades.

* Consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias.

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