Por Juan Jesús Ayala

Sebastian Ayala Sánchez al que se le conoce como “don Chano, el maestro” ( mi padre) fue de los que vivieron durante la primera mitad del siglo XX y que dada las carencias de la isla eran personas poliédricas, todo terreno, que en su caso aunque maestro nacional de profesión, fue político destacado, así como albañil y agricultor.

Estudió la carrera de Magisterio en Las Palmas de Gran Canaria y una vez que la finaliza, así como el servicio militar en aquel cuartel situado en lo que fue la panadería de Valentín Rodríguez donde hoy está ubicado el Casino de Valverde, en el año 1924 toma posesión como maestro en propiedad de la escuela de El Mocanal. Su preocupación, desde el primer momento fue la provocada por la escasa asistencia de los niños a la escuela porque sus padres los ocupaban en las faenas del campo, lo que motivó escribiera un articulo en el periódico “El Deber” ¿De quien es la culpa? denunciando la situación .Tan es así que propuso darles a los niños clases de cualquier manera, aunque fueran nocturnas a la luz de la vela o a la de la mecha de un quinqué para que tuviesen la misma enseñanza que el resto.

Joyeria Bazar Elvira pie

Al año siguiente de 1925, substituye a Pablo Ayala y se le nombra maestro en propiedad de la escuela de El Cabo. En esa etapa ante la carencia de mobiliario procuró conseguir mesas bipersonales logrando para tal fin la cantidad de 184 pesetas mediante colectas en las sociedades recreativas de Valverde, La Aurora y la Unión; Durante el año 1932 se constituyen dos escuelas más, una en Tesine y otra en el Casco (La calle) de la que toma posesión como maestro propietario.

La escuela estaba situada en la parte baja de nuestra casa, en la calle Licenciado Bueno, 16 ; era un local espacioso y bien equipado, había de atrás adelante dos largas hileras de pupitres bipersonales , con sus muescas para poner el palillero y la pluma con la que escribíamos mojándola en los tinteros incrustados en sus huecos respectivos con tinta negra, azul y algunas veces encarnada, que preparaba el maestro y distribuía cuando ya escaseaba.

A pocos metros de la entrada de la escuela nos encontrábamos sobre un robusto trípode el encerado donde con tiza se exponían los problemas de aritmética, se leían los decimales y se pintaban las figuras geométricas; al frente la mesa del maestro con un mapamundi giratorio, los libros de lectura y los cuadernos para revisión de los dictados; y en los laterales según el horario establecido se llamaba a los de “primera” “segunda” o “tercera” para tomarnos la lección , así como con diferentes libros de lectura volvíamos para leer en voz alta cada uno con el fin de practicar correctamente la lectura ; no faltaba las cuentas en la pizarra donde colgaba el pizarrrin, ni el empeño por enseñar las primeras letras y los primeros números, las tablas aritméticas que nos aparecían desde los seis años .Había, también un gran estante donde se apilaban los diferentes trabajos manuales que se hacían imitando figuras geométricas, así como unas muestras, varias, de pesas y medidas; y en la pared lateral frente a los ventanales, un armario con libros de lectura que se les facilitaba a los alumnos para que leyeran en sus casas, así como los mapas de las cinco partes del mundo, de España, de Canarias, y unas imágenes enmarcadas de pasajes del Antiguo Testamento. 

Era una instalación modélica siempre llena de niños, pasaban de 70, y muchos de los que recibieron la enseñanza de don Chano, tuvieron una preparación más que suficiente para incorporarse posteriormente a empleos mercantiles y empresariales; y debemos mencionar que a pesar de que durante mucho tiempo tuvo que compaginar la tarea del magisterio con la de político activo, nunca dejó atrás su vocación de maestro y en raras ocasiones se ausentó de la escuela.

También tuvo la vertiente personal de político, y casi se puede decir que fue un sucesor de sus antecesores, tanto de su padre como de su abuelo y bisabuelo . Su padre, Sebastian Ayala Blanich, fue Primer teniente de alcalde en 1906 y en 1911 y Concejal en 1916 .Su abuelo, Pedro Ayala Pérez-Guadarrama, alcalde de Valverde en diversas ocasiones , destacó durante el periodo de 1867-68 por resolver los problemas comunales que existían .Y su bisabuelo José Blanich Cumellas, catalán de Vic, casado con María Antonia Ayala y que confinado en el Hierro por asuntos de la guerra carlista ejerció de concejal en el periodo de 1859-1863, y de alcalde en 1865-1868;.así como designado el primer juez de la isla..
Sebastian Ayala Sánchez, don Chano , el maestro, fue alcalde en dos ocasiones, la primera en el periodo 1938-1941 y posteriormente en 1949-1952.Y Presidente del Cabildo entre los años 1942-.43.

Cabe destacar como empeño prioritario el dar comienzo , durante su mandato, la obra del antiguo ayuntamiento que se había quemado en 1899 y que a pesar que durante 40 años se hicieron gestiones para edificar, no pudo ser hasta 1940 cuando finalizó la obra teniendo para ello que subastar determinadas fincas rusticas y urbanas y así, durante los primeros meses de 1940 tuvo lugar el traslado de enseres y muebles del anterior ayuntamiento ubicado en una vivienda de Armando Padrón Casañas en la calle Licenciado Bueno . En el acta de abril de 1940 como anécdota se aprueba la cantidad de 69 pesetas, por los días trabajados por el traslado de la mudanza. Al fin, después de tanto tiempo ya se tiene el nuevo ayuntamiento que consta de dos plantas, alojándose en el piso bajo el juzgado municipal y la oficina del Posito y en el piso alto las dependencias propias del ayuntamiento, quedando aun espacio para la ubicación de una posible escuela.

Refería que la generación de mediados del siglo pasado muchos de ellos aparte de políticos y profesionales eran albañiles; y esto viene a cuento porque una de las primeras casas ya con bloques, hierro, ventanas y puertas que se construyen en el Tamaduste fue la nuestra, levantada por mi tío Pedro y mi padre. O sea que le metían mano a todo. Y en la agricultura lo mismo cavan y siembran papas, las arriendan, intervienen en la siembra del trigo y de la chicharaca , recogían la fruta , levantaban y quitaban los pámpanos a la viña , alimentaban a las vacas con afrecho o pastos, las ordeñaban, y albardaban las bestias de carga como si tal cosa., vendimiaban, plantaban higueras y manzaneros …

En fin, impactos de la vida de una persona dedicada con entusiasmo, vocación e ilusión a todo aquello que le fue encomendado y que asumió con responsabilidad, por lo que es satisfactorio recordar, a “Don Chano, el maestro”, tenerlo en la vivencia de la vieja memoria dado que ,bien de una manera o de otra, impulsó a la isla a un despegue prometedor siendo plataforma de una posterior y mejor cotidianidad.