Por Armando Hernández Quintero.

El 15 de septiembre se cumplió un nuevo aniversario de la creación del Ayuntamiento de El Pinar de El Hierro. Este año lamentablemente la fecha pasó sin pena ni gloria. Todos estamos conscientes que las condiciones no han sido las más adecuadas para conmemoraciones ni celebraciones, la presencia del coronavirus ha trastocado y modificado la vida y las costumbres de la comunidad herreña. Y la piñera no es la excepción.

Fiestas arraigadas en la comunidad como la de La Cruz, San Juan, El Carmen y La Paz dejaron de celebrarse, apenas una misa con la feligresía reducida debido a las medidas de distanciamiento sanitario impuestas, dio cuenta de su existencia. Alguien comentaba que parecía que un velo de tristeza hubiera cubierto nuestro cielo y señoreado en nuestros corazones, obligándonos a cambiar nuestras costumbres y a permanecer encerrados dentro de nuestras casas manteniendo un contacto mínimo con la familia y el resto de los paisanos. Hasta los deseados y amados sonidos de los pitos, los tambores y las chácaras desaparecieron de nuestras calles que daban la impresión de ser la reencarnación de la desolación y la tristeza. 

Como una excepción que nos recordó que el pueblo todavía tiene corazón, y que éste vibra, el día de La Paz un grupo de tocadores subió a la montaña de Tanajara con sus tambores y sus pitos y, conservando las obligadas y necesarias medidas de seguridad, tocaron durante un buen rato recordando la fecha y apartando, aunque solo fuera por el momento, la pesadumbre y la soledad, y llevando un poco de alegría, como diciendo no nos hemos ido ni hemos enmudecido, estamos aquí aguantando y esperando tiempos más propicios. 

Las fiestas mencionadas debido a la tradición varias veces centenaria de tres de ellas: La Cruz, San Juan y La Paz, y a la más que cincuentenaria del Carmen, se puede decir que ya constituyen parte del ADN piñero, o como diría Jung y la sicología analítica, forman parte de nuestro inconsciente  colectivo. Debido a ello su continuidad está garantizada y estamos seguros que, al darse las condiciones propicias, volverán a celebrase con tanto o más brillo que antes.

Con respecto a la conmemoración del aniversario de la fundación del Ayuntamiento la echamos doblemente de menos, ya que se estaba convirtiendo en una costumbre, que, ese señalado día, se celebrara un Pleno Municipal abierto lo que le permitía a los vecinos participar y plantearles a las autoridades municipales las cuestiones que considerasen más relevantes, y además, hacer las críticas a la gestión municipal que tuvieran a bien. De tal manera, que El Pleno era una especie de catarsis colectiva, después de la cual los vecinos subían a Tanajara para celebrar, degustando los sabrosos productos tradicionales de la tierra, bailando, cantando la jota herreña, y conversando, recordando las vicisitudes, luchas, y tragos amargos que tuvieron que tragar nuestros antepasados en su empeño, por suerte, nunca desfallecido, de dotarse de un municipio propio.

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Hemos sido testigos de los dos últimos intentos que se hicieron por llevar adelante la segregación, En el primero, en 1992, se conformó una comisión que tenía como presidente al señor Miguel Ángel Casañas Padrón, y a los señores Dionisio Padrón Padrón y Juan Carlos Hernández Morales como vice-presidente y secretario respectivamente, y a ocho miembros más. y como asesor a Aurelio Ayala Fonte, verdadera alma del proyecto. 

A pesar que las gestiones que realizó la comisión fracasaron, por causas que no vamos a analizar en esta oportunidad, el sentimiento piñero no hizo sino acrecentarse, y el fracaso momentáneo no fue obstáculo para que en el año 1995 los vecinos del pueblo nombraran otra comisión de treinta y una personas, al frente de la cual se desempeño el señor Virgilio Fernández Fernández como presidente, y que además tenía al señor Miguel Ángel Casañas Padrón como vicepresidente y al señor Gustavo Morales Méndez como secretario, La Comisión contó con la asesoría de los señores Tomás Padrón Hernández, Eligio Hernández Gutiérrez y Manuel Fernández González, y se encargó, está vez con éxito, de la tarea que les fue encomendada por el pueblo, que no fue otra que la organización y la llegada, como dirían los marinos, del barco a buen puerto. La actividad que culminó ese hecho histórico, sin duda alguna el más importante de la historia piñera, se concretó en un hermoso y trascendental acto cívico en la casa cultural Luis Martín Arvelo, que contó con la presencia de las autoridades regionales, e insulares y la juramentación de la Comisión Gestora, que sustituyó a la Comisión Promotora que había impulsado, organizado y tramitado, junto con los asesores, todo el papeleo ante los organismos competentes, tanto insulares como regionales. 

La Gestora presidida por el señor Virgilio Fernández Fernández una vez juramentada, dirigió los destinos del municipio hasta las elecciones municipales, para lo cual dispuso desde el primer día de la colaboración y asesoría del señor Juan Pablo Martín González, secretario del Ayuntamiento de Valverde, que desempeño a su vez el mismo cargo en el ayuntamiento recién creado, y quien se dio a la tarea de organizar la parte administrativa hasta que la corporación nombró a otro en su lugar. Así como también contó con la asesoría del señor Francisco Morales Fernández, secretario del Cabildo, e Igualmente siguió contando con la asistencia de los tres asesores de la Promotora. 

La suspensión de ambas actividades, la del pleno y la de Tanajara, ha dejado un vacio que esperamos se procure llenar lo más rápido posible. Necesitamos reforzar el sentimiento de pertenencia alrededor del Ayuntamiento, arroparlo y darle calor, hasta que llegue a consustanciarse, y a formar un solo ser, con nuestro pueblo piñero. Esa es una tarea que todavía tenemos pendiente todos los hijos de esta amada tierra sureña.

Armando Hernández Quintero.

El Pinar de El Hierro, 18-09-2020

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