Por: Luciano Eutimio Armas Morales

La Administración: UN ESQUEMA MUY SIMPLE.

Una administración pública tiene un esquema de funcionamiento muy simple: recibe recursos económicos procedentes de los impuestos que pagamos los ciudadanos, y tras un procedimiento administrativo, transforma esos recursos en obras y servicios en beneficio de los mismos ciudadanos.

Si en una empresa privada un requisito básico de supervivencia es que sea rentable, en una administración pública, que de cualquier forma tiene garantizada la supervivencia, un requisito básico exigible es que sea eficiente. Es decir, que obtenga el mayor rendimiento y beneficios sociales posible, de ese dinero que con muchos sacrificios pagamos los ciudadanos en forma de impuestos directos e indirectos. 

Y esa eficiencia depende de dos factores: los políticos y los funcionarios. Los políticos son los que establecen y seleccionan los objetivos y procedimientos, organizan y planifican el trabajo, y hacen un control y seguimiento de este.

Lo funcionarios constituyen el pilar el pilar fundamental. Son los que “transforman” esos recursos públicos en obras y servicios para los ciudadanos. Son realmente la parte principal de la ecuación, y de ellos depende en gran medida, que esa administración para la que trabajan sea eficiente y rentable para los ciudadanos.

Y para que eso sea así, esos recursos humanos, ese personal, debe estar organizado, formado y motivado. Debe estar Organizado, con una adecuada planificación y protocolarización del trabajo. Debe estar Formado, y en un proceso de formación continua para adaptarse a las nuevas tecnologías y nuevos procedimientos. Y debe estar Motivado y entusiasmado con su trabajo, lo cual requiere de un requisito fundamental: que, para la selección o promoción del personal, se atienda a los criterios de mejor capacidad y mérito.

                     EL NUEVO EDIFICIO DE EL CABILDO

Hechas estas consideraciones generales, vayamos a un caso concreto: la finalización de las obras del edificio anexo al Cabildo, prevista para poder ampliar la sede institucional, centralizar dependencias dispersas que están algunas en locales alquilados, y lograr un más racional ambiente de trabajo para los funcionarios, y mayor comodidad y accesibilidad para los ciudadanos.

Esa sede institucional ocuparía el actual edificio, con salón de actos, presidencia y distintas dependencias, y el edificio contiguo, que está terminado en estructura desde hace muchos años, pero a falta de pavimentos, tabiques interiores, ascensor, instalaciones y por supuesto, de un plan de reestructuración o reubicación de las distintas áreas y consejerías dentro del edificio.

Estos trabajos de la nueva sede del edificio del Cabildo, requieren obviamente de una planificación, de unos proyectos técnicos de instalaciones y de una dirección y supervisión de las obras interiores y reformas. Y este cometido, al margen de los específicos en ingeniería para las instalaciones eléctricas o de telecomunicaciones, es labor de un arquitecto.

Se necesita un arquitecto para este trabajo de remodelar y terminar la sede institucional del Cabildo de El Hierro, y con esta finalidad, el Cabildo publica en la Plataforma de Contratación del Sector Público, que “necesita contratar los servicios de arquitectura, ingeniería, asesoramiento y supervisión para la Sede Institucional del Cabildo Insular de El Hierro, por importe de 171.044,03, € “y como no, dice textualmente el informe-propuesta del expediente del Cabildo para justificar esta licitación:   “… en cuanto al Arquitecto,  no existen plazas en la RPT del Cabildo, siendo esta figura esencial para la redacción técnica de proyectos y la dirección facultativa de las obras de referencia”. 

Resumiendo: la figura esencial que se necesita es un arquitecto, para acondicionar un edificio cuya estructura está terminada. Y como el Cabildo no tiene plaza para arquitecto, licitan este trabajo externo por 171.044,33 €

Cierto que el Cabildo no cuenta con un arquitecto que pudiera redactar proyectos y llevar la dirección de obras, pero no parece ser cierto, como dice el informe-propuesta, que en la RPT del Cabildo no exista la plaza de arquitecto. Porque en la Relación de Puestos de Trabajo de El Cabildo, figura efectivamente la plaza 10.02 Grado A1 - Nivel 24 Técnico Base Superior para Licenciado o Grado en Arquitectura, con una retribución anual de 45.317,72 € (Año 2.019).

Esta plaza, que está vacante, fue creada en la pasada legislatura tras petición reiterada de las Consejerías de Obras y Territorio, para atender por un funcionario cualificado las funciones de especialidad A1003, A1008, A1010 y A1011, relacionadas precisamente con redacción de proyectos y dirección de obras, entre otras. Y entre esas funciones, podría estar por supuesto, las de redactar los pequeños proyectos complementarios de un edificio cuya estructura está terminada, así como la dirección y supervisión de las obras necesarias para tal fin.

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                                  ¿LICITACIÓN O CONVOCATORIA?

¿Por qué, en lugar de proponer la licitación para que un técnico o técnicos externos asuman este trabajo, con un presupuesto para esta obra de 171.044,03€, no se hace una convocatoria para cubrir la plaza de arquitecto, que tendría un coste de unos cincuenta mil euros al año?

Es decir, que con lo que el Cabildo tendría que pagar a un técnico externo, exclusivamente para el trabajo relacionado con la terminación y remodelación del edificio del Cabildo, podría contratar un arquitecto por tres años, que haría, no sólo ese trabajo, sino proyectos para otras obras, direcciones de obras, y coordinar una oficina técnica potente para cooperación con las oficinas técnicas de los ayuntamientos y asesoría a los ciudadanos sobre asuntos de urbanismo. 

Pero es que además, en El Hierro hay técnicos con ese perfil, que podrían ocupar ese puesto de trabajo. Y El Cabildo, la Isla y los ciudadanos, se beneficiarían de ese ahorro de costes y de los servicios que podría prestar profesionalmente el funcionario que ocupara esa plaza. 

Es obligación de cualquier político que tenga responsabilidades de gestión, el procurar el uso más eficiente posible de los recursos públicos. Es elemental, que el ahorro de costes que se obtenga con una buena gestión, además, se traduce en más servicios u obras para la comunidad. Valga como ejemplo.