Por Juan Jesús Ayala

El  pensamiento, la reflexión cuando asoma a cualquiera que se devanee en estos vericuetos tiene, sin remisión,  que  enmarcarse dentro de un cuadro que es desolador y que  al  mirarlo, al contemplarlo  por ver si  se llega a comprender los trazos que aparecen  en  su estructura ,  nos encontramos  que es la desmotivación y la perplejidad lo que  esos trazos resaltan. Es como si el nihilismo  se haya eternizado  y sea la aventura que nos espera desenredar las tramas, las traiciones y los enjuagues que  universalmente se promocionan .Desenredar lo que esta’ enredado, desentrañar lo que permanece confuso; poner las cosas en su sitio, la política, los periodistas a sueldo, los manipuladores, los profesionales de la nada ,se hace difícil,. Entender desde la lógica  del pensamiento estructurado por donde se conduce la sociedad, quien la maneja e impulsa es perder el tiempo, y no es que sea   un  aciago demiurgo quien la empuje hacia el abismo, quizás sea la inercia de una miseria intelectual apabullante. 

Intentar perseguir  la esencia de los acontecimientos sin contar con los elementos necesarios para  elaborar un discurso   consecuente  es buscar una aguja en un pajar .Es tal la confusión, los dimes y diretes,  los desencuentros que enmarcan  rivalidades  que se enconan aun todavía mas en un  ejercicio que  conduce a la neurosis  obsesiva  .

Es el vacío, lo que aparece .Es como si se estuviera frente a la metáfora   que nos decía que la bola del mundo la llevaba  en sus hombros San  Cristobalón. . Y si esto era así ¿Dónde ponía los pies ?. En el vacío.

Ferreteria El Cabo Pie

Es el vacío lo que alimenta la especulación y lo que se despliega en pronunciamientos insulsos , llenos, eso si, de incoherencias,; es el vacío lo que da salida a la perplejidad y a la desafección del ser humano como espécimen  a rescatar y que  a pesar de los esfuerzos que colectivamente  hagan algunos para  poner en pie la dignidad humana esta se encuentra machacada por si mismo y por abusos y despropósitos de los que se creen redentores y que van por la vida suministrado bendiciones y parabienes camuflados en la mentira de sus propósitos irrealizables.

En  las épocas de crisis, y esta que vivimos ciertamente es cruda, muy cruda, han existido tiempos muertos, etapas en blanco donde apenas si se dibujaba un atisbo de  progreso social, pero emergía la inteligencia, el discurso  que empujando el vacío   como reliquia de un acontecer fallido situaba a la sociedad de nuevo en el camino de un esplendor ya mas que presentido. Por lo menos la esperanza nuca  estuvo ausente y se revirtió la situación haciéndola aceptable y manejable para la  inmensa mayoría.

Pero entretanto son los mediocres los que pululan, los que sentencian, los que llenan todas las oquedades de lo que debería ser el silencio para que la reflexión impactara y no el ruido de palabras que no dicen o  pronunciamientos insulsos impulsados por la  estupidez de los que siendo unos melindres se creen  fenómenos en todo.

De momento no hay que buscar nada nuevo, ni alguna cosa que de luz a una zona de oscuridad inmensa, casi universal.. Solamente habrá , y así lo dice la historia pasada y acontecimientos similares a los de hoy,  que prepararse fuera de ese vacío que acucia para que  los atrevidos, los  emboscados que esperan que su voz se clarifique y aparezca junto a otras voces, no  diciendo como ahora, estupideces a sueldo sino que sean  limpias, elegantes, sencillas, sin ambages que al menos comiencen por  subrayar que la esperanza nunca ha huido  de  la sociedad, que los vacíos han existido , pero desde ellos, de sus sombras ha   brotado la luz ilustrativa que  abunde, que  refuerce’ que no todo esta’ perdido, que  algo hay que parpadea, que estimula, que halaga.