Por: Juan Jesús Ayala 

Erasmo de  Róterdam en 1515   escribió “Elogio de la locura” que marca la irrupción del pensamiento moderno, ridiculizando la estupidez   como  una categoría  de degradación del ser humano, sobre todo, cuando permanece aliada  al poder, a la burocracia, a la guerra, a la alta tecnología, a la ciencia y   al encubrimiento del oscurantismo.Y desde esa fecha hasta hoy;  continua siendo la forma de ser mas dañina que se pueda conocer, peor aun que la maldad porque al menos el malvado obtiene algún beneficio para si mismo, aunque sea a costa del perjuicio ajeno, como nos dice  el historiador Carlo Cipolla en la “Tercera ley fundamental(ley de oro de la estupidez.).

Cuando nos hablan desde altas tribunas de trasparencia, de claridad y responsabilidad, la verdad que nos causa cierta hilaridad porque nunca como ahora, quizás,  lo manejos ocultos  se han puesto a funcionar por esas magnas tribunas que han movido la historia a su antojo sometiéndola  a un engaño constante. Y es que  la evidencia   nos  dice que el oscurantismo prevalece, la verdad se escapa de las manos  de los que presumen de saberlo todo  que ni dan con la clave ni con la esencia de cuestiones   sangrantes que comprometen hasta la vida misma.

 Y se llega a la conclusión que la  estupidez tiene mas poder que la inteligencia; lo vacuo , la manipulación prevalecen ante la razón lógica  de los acontecimientos observables   favoreciendo las zonas de obscuridad donde  se sitúa la  realidad  suplantada  por la estupidez  que la bloquea   y tiraniza. Y muchas veces se actúa de manera inconciente desde  situaciones donde la lógica  no existe y si existe no se percatan de ella, porque no dan más de si, puesto que  tener poder no es tener la razón.

La estupidez complica las cosas  y no explica nada de nada, haciendo caso omiso  que es   la filosofía, la ciencia y la cultura las que pueden explicarlas a través de conceptos claros y simples lo cual no solo constituye  un logro intelectual  sino una emoción .La inteligencia huye de la estupidez  y  sitúa  en el escenario  de las cuestiones  soluciones de manera simple  sin grandes alardes de complicaciones donde se mueve con precisión  la idea positiva del arreglo a los asuntos que nos comprometen.

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.El arma de la estupidez la poseen los que se ignoran a si mismos, los que creen que se lo saben todas , que de todo entienden;, la estupidez se deposita en el espacio de la idiocia y es  como un arquero que dispara flechas a diestro  y siniestro pero que al hacerlo con los ojos cerrados     se aleja de la diana aunque  se crean que han acertado .

Y mientras la estupidez no se erradique, se rompan  los tentáculos que posee,  la sociedad seguirá dando tumbos sin encontrar respuestas a las preguntas de ahora mismo, sin soluciones que sangran a millones de personas y que solo reciben mensajes torpes, desangelados  y exentos de razones políticas, sociales, y ,sobre todo,   cercanos a diversos colectivos donde la duda se instaura y no decae.

Todo esto nos hace recordar dos frases que creo definitivas: “no atribuyas nunca a la malicia lo que se puede explicar adecuadamente con la estupidez”; o: “no subestimes nunca el poder de la estupidez  humana”. Ahí estriba  todo cambio social que se proponga .Si no  nos escapamos del significado de estas frases se seguirá instalados en el mas paroxístico de los quietismos, lo que nos retrotrae a la época oscurantista, anterior a Erasmo de  Róterdam..

Son momentos estos de la historia de la humanidad ciertamente complejos y difíciles que tal vez estemos  entrando en una nueva revolución silente que no se sabe que características traerá  dado que todo se embosca tras la cortina de la impericia   y desde una estupidez latente  que nos induce a pensar  que lo que pueda acontecer de todo este galimatías mundial  es que va a ser  muy difícil encontrar la solución optima si no es como las grandes hecatombes costando millones de victimas que si en su día fue el fanatismo político lo  que precipito  al mundo hacia el abismo  flagelado por dos grandes guerras ,sea ahora la estupidez la que abra el camino de una incertidumbre cada vez mas preocupante  que nos lleve a la  liquidación de la esperanza y  la de un vitalismo que  se universalice.