Por: Luciano Eutimio Armas Morales

“Nuestros países están indisolublemente unidos por afectos, historia, geografía, interés y amistades comunes”. Con estas palabras, comenzaba la carta que el presidente de España, Pedro Sánchez, dirigía el pasado 14 de marzo al rey de Marruecos Mohamed Sexto.

En la misiva, continuaba manifestando el presidente Sánchez, que “…reconocía los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos en el marco de las Naciones Unidas, para encontrar una solución mutuamente aceptable para el Sáhara Occidental. En este sentido, considero que la propuesta de autonomía presentada por Marruecos en 2007 es la base más seria, creíble y realista para la resolución de este conflicto”.

Sabemos que la diplomacia tiene su propio lenguaje y procedimientos, que incluso son reconocidos por la RAE en la definición de diplomacia, cuando la equipara a cortesía aparente e interesada, habilidad, sagacidad y disimulo. Pero esta carta del presidente de España al rey de Marruecos no es ni siquiera esto: es simplemente una humillante sumisión a los intereses de nuestros astutos vecinos, que posiblemente dictaron la carta a su propia conveniencia, con una interpretación falsa la realidad, y que sería posiblemente la condición puesta por Mohamed VI a Pedro Sánchez, si quería que le invitase a tomar sopa de harira, y comer huevos, dátiles en número impar y dulces.

La carta del presidente español terminaba con un suplicante: “…espero impaciente la ocasión de mantener un encuentro con Vuestra Majestad lo antes posible”. El ansiado encuentro-cena, se celebró por fin en Rabat el pasado seis de abril.

¿QUÉ ES EL SAHARA OCCIDENTAL?

El territorio de lo que conocemos como Sáhara Occidental ha estado habitado en su mayoría por tribus saharauis de procedencia árabe desde el siglo XII. Pueblo nómada de similar ascendencia y lengua que el mauritano, se comunicaban en hasaní, un dialecto beduino derivado del árabe hablado por las tribus de Beni Hassan.

En el año 1476, Diego García de Herrera, señor de Lanzarote, tomó posesión y construyó un fuerte en lo que hoy es la Laguna de Naila, en la provincia de Tarfaya. Con el reparto de África entre las potencias europeas en la conferencia de Berlín de 1884, a España le adjudican el Sahara Occidental, cuya frontera norte era el protectorado francés de Marruecos.

En el año 1900 se firma en París el cuerdo Angra de Cintra para delimitar esa frontera entre El Sahara y Marruecos, actuando en representación de España D. Fernando León y Castillo, ilustre canario que fue ministro de ultramar, y que era en ese momento embajador de España en Francia durante el reinado de Alfonso XIII. Digamos de pasada, que Fernando León y Castillo promovió la construcción del Puerto de la Luz y de Las Palmas, del Lazareto de Gando, donde hoy está el aeropuerto, del Faro de Maspalomas, y el establecimiento de comunicaciones marítimas entre las islas por medio de los correíllos.

El Sáhara Español, que así se denominaba, fue oficialmente reconocido como provincia española, mediante publicación del BOE del 14 de enero de 1958. Obviamente, los saharauis tenían la nacionalidad española, y como tales, poseían su DNI español. En ese territorio estaban y continuaron estableciéndose empresas españolas, con predominio de empresarios y trabajadores canarios.

En 1960, la ONU reconoce al Shara como territorio colonizado y como tal con derecho a independencia, y en 1973, grupos de estudiantes saharauis, trabajadores y exilados, constituyen el Frente Polisario, cuyo primer secretario General fue Brahim Gali, con el objetivo de conseguir la independencia y la proclamación de una república árabe. Digamos también de pasada, que la entrada en España en 2.021 de Brahim Gali, histórico líder del Frente Polisario, para ser atendido en un hospital de Logroño, originó una grave crisis diplomática entre España y Marruecos, que luego comentaremos.

Y DE PRONTO, APARECE MARRUECOS EN ESCENA

España ya le había cedido Sidi-Ifni a Marruecos, así como la zona de Tarfaya, que no tenía apenas vínculos con las etnias marroquíes y si los tenía en cambio con las etnias saharauis, y que en el tratado de París de 1900 habían sido atribuidas a España.

Pero la voracidad y afán expansionista de Marruecos parecían insaciables. Y después de anexionarse Sidi-Ifni y la provincia de Tarfaya, pusieron sus ojos en el Sahara Occidental, aprovechándose además de una coyuntura internacional: En la pugna de la guerra fría entre los países del área de influencia de la Unión Soviética y los países del área de influencia de Estados Unidos, Argelia estaba con los rusos, digámoslo así, y Marruecos con los americanos.

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Un Sahara Occidental libre y bajo la influencia de Argelia, permitiría una salida al Atlántico de los argelinos, y cortaría el paso hacia el sur de los marroquíes. La estrategia de los soviéticos era favorecer la independencia del Sahara, y la de los americanos impedirla, y que quedaran bajo la influencia de Marruecos. Así que, a esa voracidad expansionista de Marruecos, se le sumó el interés de los americanos por razones políticas y estratégicas, y el de los franceses por razones económicas y comerciales.

En 1974, Marruecos solicita en la Asamblea General de la ONU, una consulta jurídica sobre si El Sahara era un territorio sin dueño antes de la ocupación española, y si existía una relación histórica de soberanía de Marruecos sobre este territorio. Marruecos confiaba en que la respuesta sería afirmativa, y que esos vínculos históricos justificarían su posible anexión. Pero en octubre de 1975, el Tribunal Internacional de La Haya negaba la existencia de esos vínculos territoriales entre Marruecos y El Sahara, y reafirmaba la necesidad de aplicar el principio de autodeterminación. Un verdadero palo para las pretensiones marroquíes, que les hizo de inmediato poner en marcha el Plan B.

LA MARCHA VERDE

En agosto de 1975, según documentos de la CIA desclasificados en 2.017, la embajada de EE.UU en Beirut, remite un telegrama a Rabat, dirigido a Hassan II, en el que le comunica que “Laissa podrá andar perfectamente dentro de dos meses. Él les ayudará en todo”. Laissa se refería en clave a lo que luego sería la Marcha Verde, y Él, hacía alusión a los propios EE.UU.

En realidad, la Marcha Verde fue una idea patrocinada por Henry Kissinger, secretario de Estado del presidente Gerald Ford, y diseñada por William E. Colby, director de la CIA, con la inestimable ayuda de Vernon Walters, diplomático y director adjunto de la CIA, que había acompañado al presidente Eisenhower en su visita a Franco en 1959, y tenía una especial relación con el rey de Marruecos, Hassan II.

Había que facilitar la anexión del Sahara por parte de Marruecos, pero al mismo tiempo, había que evitar en enfrentamiento armado con España. Para eso se promueve una marcha de trescientos mil civiles, en su mayoría mujeres y niños desde Marruecos al Sahara, ante la cual, el ejército español no se atrevería a dispararles y hacer una masacre, y una vez ocupado parte del territorio por esa masa humana indefensa, le seguirían veinte mil soldados para consolidar posiciones.

La planificación operativa y la organización logística corrió a cargo de técnicos americanos, y muchas fotos y testimonios gráficos de esta marcha, muestran como banderas de Estados Unidos son portadas por los caminantes, junto a las banderas marroquíes. Arabia Saudí por otra parte, contribuyó a la financiación de esta marcha multitudinaria de gran complejidad logística.

El 2 de noviembre de 1975, Juan Carlos de Borbón visita las tropas españolas en El Aaiún en un viaje sorpresa, y en un discurso antes los militares, manifiesta: “España no dará un paso atrás, cumplirá todos sus compromisos y respetará el derecho de los saharauis a ser libres” y añade: “No dudéis que vuestro comandante en jefe estará aquí, con todos vosotros, en cuanto suene el primer disparo”.

Se comenta que unos días antes de esta fecha, el Rey Juan Carlos había enviado a Washington a Manuel Prado y Colón de Carvajal, comprometiéndose a no entorpecer la ocupación marroquí del Sahara, a cambio del apoyo de Estados Unidos a su reinado. En cualquier caso, se les dieron instrucciones a los militares de no interferir con los invasores, algunos ministros habían participado en esa negociaciones, e incluso algún periódico de Las Palmas proclamaba en portada, que El Sahara no merecía que se derramase una sola gota de sangre española. ¡Y a pesar de que hasta ese momento, el Sahara era una provincia de España!

El nueve de noviembre de 1975, siete días después de la visita de Juan Carlos de Borbón manifestando su apoyo a los saharauis, el rey Hassan II declara que se han conseguido todos sus objetivos en El Sahara. La antigua provincia de España ha sido invadida pacíficamente por más de trescientos mil marroquíes.

ESPAÑA SE RETIRA

El Acuerdo Tripartito para la administración conjunta del Sahara entre España, Marruecos y Mauritania se firma el 14 de noviembre, y antes del 20 de noviembre, los españoles que tenían en el Sahara sus negocios, empresas, talleres, viviendas, medios de transporte, oficinas, etc. son literalmente sacados de sus casas en lo que llamaron Operación Golondrina, mientras los marroquíes ocupaban edificios públicos, instalaciones militares y propiedades particulares, valorados en cifras multimillonarias.

A la mayoría de los españoles a los que se le arrebataron a la fuerza sus propiedades, se les indemnizó posteriormente por parte del Estado Español. Una humillante y vergonzosa claudicación, en la que tuvieron que salir urgente con sus pertenencias, quince mil españoles, mil vehículos, y cuatrocientos ataúdes de los que estaban enterrados en cementerios del Sahara.

Mientras tanto, los saharauis, abandonados por los españoles y acosados por los marroquíes, comienzan una lucha por conservar su tierra, inician acciones armadas, y constituyen la República Árabe Saharaui. Pero ¿que podían hacer los saharauis, con una población estimada de 80.000 habitantes, sin medios materiales ni armamento, contra un país de casi veinte millones de habitantes, con un ejército regular dotado medios terrestres y aéreos?

RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL DE LA REPUBLICA ARABE SAHARAUI Y REARME MARROQUÍ

La lucha armada entre Marruecos y el Frente Polisario, con una diferencia abismal en medios, y con Marruecos utilizando incluso bombas de napalm, provocó un exilio o retirada de los saharauis a campamentos como los de Tinduf, cuando no habían sido arrestados, acosados, intimidados o torturados por los invasores.

Más de sesenta resoluciones del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General de la ONU, resolución del Tribunal Internacional de la Haya, resoluciones del Parlamento Europeo, de la Unión Africana, de la Corte de Justicia de la Unión Europea en 2.019, de la Audiencia Nacional de España, y otros, reconocen los derechos del pueblo saharaui.

La resolución 34/37 de la ONU aprobada en noviembre de 1979, instaba a Marruecos a terminar la ocupación del territorio del Sahara Occidental, y reconocía la representatividad del Frente Polisario. En 1981 Marruecos acepta la celebración de un referéndum de autodeterminación. En 1991 se firma un alto el fuego y la ONU crea la Minurso. En 2001 y 2003, el plan propuesto por el representante de la ONU James Baker, es rechazado por Marruecos. En 2007 Marruecos presenta un plan por el que cedían algunas competencias administrativas a los saharauis, que es rechazado por los mismos.

En realidad, Marruecos, a pesar de las resoluciones de organismos internacionales y de los acuerdos firmados, nunca ha tenido intención de cumplirlos, sino de afianzar y hacer irreversible su ocupación del Sáhara Occidental, obstaculizando o tratado de diferir acuerdos y los mandatos como el de celebrar un referéndum de autodeterminación, y tratando de que el tiempo hiciera irreversibles los hechos consumados.

Al mismo tiempo, Marruecos ha modernizado su ejército con incrementos de gasto de hasta el 34, % anual, que le sitúan en el 4,3% del PIB de 2.020. Adquiriendo aviones F-35 de última generación a Estados Unidos; Misiles de intercepción Patriot y Cúpula de Hierro a Israel; carros de combate Abrams; Helicópteros Apache; submarinos Scorpene a Francia; drones a Turquía, e incluso, ha puesto en orbita satélites militares espía por medio de Airbus Defense, convirtiéndose en la primera potencia militar de África. Además, ha reimplantado el servicio militar obligatorio.

ESPAÑA, UN PAIS DÉBIL Y SUMISO ANTE MARRUECOS

La Marcha Verde ocurrió en un momento de suma debilidad diplomática de España, porque coincidió con la agonía y muerte de Franco, pero quizá con la única excepción del incidente en la Isla Perejil, en el que Aznar consiguió el apoyo de Bush, España siempre ha mostrado debilidad y sumisión ante el vecino marroquí.

Desde los tiempos de Mohamed V, la cesión de Tarfaya, la guerra de Ifni y la vergonzosa entrega del Sahara con los saharauis dentro a cambio de unas participaciones en Fosfatos Bucraa y en el banco de pesca canario-sahariano, que pronto marruecos incumplió, España siempre ha llevado las de perder.

Y con el chantaje permanente, además, del control de la emigración irregular y de las reivindicaciones sobre Ceuta y Melilla. Y con provocaciones como la reciente instalación de piscifactorías a setecientos metros de las Isla Chafarinas, frente a Melilla, porque no reconocen como españolas las aguas que les rodean. Estamos pues, en una vergonzosa y humillante situación diplomática.

Quedó en evidencia esta situación, cuando el pasado año, un hospital de Logroño acogió como enfermo a Brahim Gali, líder histórico del polisario, al que agentes marroquíes acusaron de asesinato, violación y terrorismo, pero cuya querella fue archivada. “…el juez resolvió que las partes querellantes no habían presentado ninguna evidencia, ni siquiera de forma indiciaria, sugiriendo la comisión de ningún delito por parte de Gali”.

Pero este fue un pretexto para que Marruecos retirara a la embajadora en Madrid, provocando una crisis diplomática, “tolerando la invasión” de Ceuta por tierra y mar, y la de Canarias por pateras con marroquíes que salían de la costa del Sahara, y con amenazas públicas de diplomáticos de alto nivel, del estilo “los españoles deben asumir las consecuencias de sus errores”. El gran error de España fue la acción humanitaria de permitir que se atendiera en un hospital de Logroño a un enfermo, que además, tenía DNI español en vigor.

¿CUAL PUEDE SER LA SOLUCION A ESTA CRISIS?

El mandato de la ONU es muy claro: Debe permitirse la celebración de un referéndum de autodeterminación en el Sahara, y que los saharauis decidan su futuro. Pero también está claro, que la realpolitik nos dice que eso hoy es inviable. Han transcurrido cuarenta y siete años desde la ocupación. En El Sahara están instalados actualmente más de cuatrocientos mil marroquíes, en sus ciudades y sus pueblos, con sus viviendas, sus comercios, sus industrias y sus negocios. Es impensable pensar que cien mil saharauis pueden retornar al Sahara, y tomar el control de toda la administración, infraestructuras, puertos, aeropuertos, seguridad exterior y todos los servicios públicos.

Pero por otra parte, la riqueza del Sahara, con sus bancos de pesca, recursos mineros como los fosfatos y posible existencia de petróleo, no le pertenecen a unas empresas de Mohamed VI, sino que le pertenecen a los saharauis, tal y como ha dejado claro una reciente resolución del parlamento europeo.

Por eso, la solución debe contemplar los legítimos derechos de los saharauis y también las de los marroquíes, que en una sistemática campaña promovida e incentivada por Marruecos para que ciudadanos suyos se instalasen en El Sahara, hoy en día tienen un arraigo, porque muchos han nacido allí y consideran esta tierra como suya. Y eso, quizá pueda llevar a un estado libre asociado, u otra fórmula que contemple las aspiraciones y derechos de unos y otros, pero que sean ellos los que lo decidan libremente.

Y el papel de España, que ya tiene el vergonzoso antecedente de la entrega del Sahara en 1975, pero que conserva la responsabilidad como potencia administradora, es la de tratar de contribuir a buscar una solución, pero siempre partiendo de la base de que debe defender los derechos de los saharauis, a quienes representa y que es la parte débil, ante el afán expansionista y depredador de los marroquíes. Pero se ha cometido otra reventa histórica del pueblo saharaui, similar en transcendencia a la de 1975.

Somos conscientes, de que la capacidad de presión y chantaje de Marruecos es mucha, que el control del terrorismo y la emigración irregular es una baza que juegan astutamente, pero la relpolik, que es la política basada en criterios pragmáticos al margen de ideologías y principios, no puede llevar nunca a que un presidente de gobierno de España, se humille sumisamente al punto de “…esperar impaciente la ocasión de mantener un encuentro con Vuestra Majestad lo antes posible”, como si de un apasionado y suplicante amante despechado se tratase.

Jorge Dezcallar, que fue director del CNI y embajador de España en Marruecos y en Estados Unidos, dice en una reciente entrevista en Eldiario.es: “A mí me parece una chapuza, francamente. (La actuación del presidente del Gobierno), La autonomía, que es algo que está a mitad de camino entre la independencia y la anexión, puede ser una fórmula de salida, pero para poder estar en el marco de la ONU tiene que ser aceptado por la otra parte y eso no ha pasado. El Gobierno no ha sido capaz de explicar todavía qué beneficios obtiene España de esta decisión que cambia 47 años de política exterior, sin consenso, sin contar con las fuerzas parlamentarias y sin contar ni siquiera con el propio Gobierno. Al parecer es una decisión tomada por el presidente del Gobierno, que no tiene competencia para ello. Es cierto que parece que ha habido menos inmigrantes irregulares desde que España ha pasado por el aro y que se reanuda el paso del Estrecho, pero Marruecos no va a renunciar nunca a su reivindicación sobre Ceuta y Melilla”. (Ni sobre las propias islas Canarias y las aguas que la rodean)

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