Por Juan Jesús Ayala
Esta es la pregunta que se hace Javier Lomá Lanzón. Y también hace tiempo ha sido una preocupación por mi parte el poder romper ese interrogante que se ha escabullido una y otra vez constituyendo un enigma, uno mas de la elucubración y del mundo del pensamiento .Coincido con Loma’, que la filosofía en los últimos treinta años ha desertado de su fundamento, de su misión de proponer un relato poliédrico de la sociedad de su tiempo , haciéndole caso a todos sus vértices .La orfandad teórica ha llegado hasta la misma universidad que no ha tomado parte ni iniciativa alguna para aparecer en el espacio de la gran filosofía lo que ha constituido un escándalo para la inteligencia que elabora conceptos, y se ha ido por los caminos de la historia o de la critica de la modernidad. La misión de la filosofía desde sus orígenes ha sido la propuesta de un ideal.”La gran filosofía es ciencia del ideal: del ideal del conocimiento exacto de la realidad, de sociedad justa, de belleza, del individuo”.
Y hay que insistir: la institución que durante décadas ha sido la casa de la gran filosofía, la universidad, ha dado muestras alarmantes de ausencia de creatividad; hay una filosofía menor, encorsetada donde el pensamiento no es capaz de romper los moldes de un quietismo pasmoso que se hace necesario de ir mas allá del por qué, de llegar a construir un modelo que sea ejemplarizante y que se tenga en cuenta y no se destruya desde la base por la ramplonería y por debates plenos de estolideces que no llegan a ninguna parte.
Hay una ausencia de un marco general lo que hace que la filosofía eche mano de socorridos análisis de las tendencias culturales, que en definitiva se parecen mucho a juegos florales, a discusiones o charlas de café, carentes de profundidad debido a la timoratez de los intelectuales y a la deconstrucción de lo esencial recurriendo a libros de autoayudas , holísticos ,donde se ve la mano del negocio sustentado en la soledad del individuo, de la masa desorientada que en la búsqueda de un reconocimiento teórico capaz de enderezar conductas contribuyen en la tozudez y en el empecinamiento de creerse poseedores de todas las verdades del mundo , aunque se tenga la desnudez total.
La defunción de la gran filosofía ha sido diagnosticada por los forenses del pensamiento único y de la narrativa pseudo –filosófica que han taponado caminos dirigidos a otros espacios que dentro del nihilismo y del conductismo imperante den luz , al menos de la profundidad necesaria para entender lo que pasa ahora , lo que acontecerá mañana y mas tarde aun.
Pero la filosofía aunque renqueante no ha dejado de existir al menos en las soledades del estudio de este o aquel pensador que elucubra, crea conceptos y apuntala sistemas. Sin embargo, como lo que se mueve a su alrededor es la propaganda soez, la ramplonería e indigencia intelectual y lo que prima es el discurso fácil, demagógico que pone entre las cuerdas a una sociedad sórdida que pretende apuntalarse en la economía y en el brillo deslucido del gran capital , que también necesita nuevos modelos.
No es el desanimo lo que puede preocupar al pensamiento pero si existe una cierta dejación de funciones , tanto de instituciones como de los poderes públicos que pensando, las primeras en si mismas ,en sus características académico-administrativas simplonas y los otros en mantenerse en el poder a toda costa , aquello que pueda motivar debate, critica y salidas a algunos problemas se le orilla, se le ataca y desprecia, con lo cual por ese camino solo llegará a una sociedad prácticamente dormida y adocenada. intelectualmente.