En el camino de la historia: Carta abierta al Alcalde de Valverde (Las peripecias de un Ayuntamiento)

En el camino de la historia: Carta abierta al Alcalde de Valverde (Las peripecias de un Ayuntamiento)

Por Juan Jesús Ayala

Estimado y considerado Alcalde, Antonio Chinea, me atrevo a escribirle esta carta abierta sin conocerlo personalmente, aunque con su padre, el gran Goyo, si tuvimos grandes complicidades tanto en el ámbito de la política como de la cotidianidad de la isla  a  la que sentimos y amamos, casi, se puede decir, hasta el infinito.

El motivo de esta carta va de reconocimientos, de reconocimientos a aquellos que desde las plazas públicas hasta el edificio actual del Ayuntamiento, hicieron de una manera u otra que se transitara ese camino. Camino que bien pudiera haberse iniciado en la plaza del poblado de la Montañeta, pasando por el Barranco del Consejo, hasta más tarde  posesionarse en la plaza de Santa Catalina, en el barrio de Tesine. Lugares donde los problemas de la isla (había un solo Ayuntamiento) procuraban con el mejor tino y sabiduría solucionarse.

Y en el mandato del alcalde Cejas Espinosa ya se ubica en un edificio, donde está el actual, con rudimentarias dependencias, pero que un incendio el año1899 lo asoló  en su totalidad. No obstante, los responsables del Ayuntamiento como los vecinos se empeñaron en no hacer dejaciones del Consistorio por lo que se habilitó unas habitaciones  en el domicilio del secretario, Graciliano Ayala, lo que motivó que el entonces Alcalde,Mario Barrera, buscara fondos para acometer con cierta dignidad las funciones del Ayuntamiento.

Durante el periodo de tiempo que llega hasta 1940 se alquiló una casa cerca del Barranco del Consejo hasta que el Alcalde, Agustín Padrón Espinosa, lo traslada a una vivienda de Felipe Barrera en la calle Licenciado Bueno y posteriormente a la casa de  Armando Padrón Casañas,  en la misma calle.

En la actualidad se puede  considerar el edificio del Ayuntamiento como noble, con una estructura altamente consolidada por donde han pasado generaciones de herreños con el desinteresado empeño de gestionar dentro de las posibilidades de cada momento los asuntos del municipio.

En la década de los 40 se retoman las obras del antiguo edificio terminándose la planta inferior y se inicia la construcción de la segunda planta que no se finaliza hasta los años 50.

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Fue este un empeño ilusionante de las corporaciones de aquella época con la finalidad de tener unas dependencias mas acordes al mejor funcionamiento del Consistorio, pero que no cristalizaban en nada positivo, hasta que el empuje y entusiasmo de la Corporación presidida por el Alcalde, Sebastian  Ayala Sánchez (mi padre) hicieron posible que tras 40 años de ir de un lado para otro se tuviera, al fin, un edificio digno para las tareas que concurren en un Ayuntamiento, y que motivaron el arranque del edificio actual.

No es que los edificios sean un cuerpo biológico, pero si que las personas que integraban aquellas Corporaciones se preocuparon que  esas decisiones tuvieran el respaldo de la excelencia de un edifico  que durante la historia se fue forjando.

De ahí, estimado alcalde, si le agradecería que aquellas personas que de una manera u otra soñaron ideas y las plasmaron en la practica, unas con su dinamismo y dedicación y otras  con su mensaje al destruirse el edificio por un incendio lo que fue causa de su repentina muerte quedaran de alguna forma recogida públicamente por parte de la Corporación que dignamente preside.

Y pudiera ser en un placa que recordara las palabras del alcalde Juan Francisco Cejas Espinosa  que pronunció tras el incendio. ”La Casa Ayuntamiento, la casa del pueblo levantada por nuestros antepasados que simboliza nuestra única gloria y grandeza pertenece, por desgracia, a la historia porque una mano negra y criminal impulsada por mezquinas  y ruinas pasiones destruyó el arca donde se encerraba la historia de nuestro país. Aquéllos hombres del Hierro honrados, sencillos, orgullosos y satisfechos llevaron adelante la obra gigantesca, hasta concluirla para decirle a sus descendientes: os legamos el producto de nuestras privaciones, trasmitiendo , a la vez nuestras virtudes y costumbres, para que aprendiendo de nosotros procuréis imitarnos”.

A la vez que otra que bien pudiera ser un añadido a esta, anterior, que refleje el empeño y trabajo de una Corporación presidida por Sebastian Ayala Sánchez que hizo posible el arranque definitivo del actual edificio.

De hacerlo, estimado Alcalde, habrá cumplido con la historia y ella, seguro que le premiará y distinguirá. Saludos afectuosos.