Opinión

Crónicas pretéritas: Tiempo de Bajada de La Virgen, La Fiesta Real

Por Donacio Cejas Padron. 

Nuestra isla está de fiesta, La Bajada de La Virgen ha congregado a miles de personas, unos herreños de la diáspora y otros.Turistas que han venido ansiosos a estar presentes en este acontecimiento religioso cuatrienal, y en su mayoría han encontrado en las peculiaridades de nuestra Bajada las expectativas que esperaban, por suerte, el día de La Bajada, el tiempo estuvo apacible, quizás con un poquito de calor, pero soportable, y eso contribuyó a la lucidez de todo el recorrido desde La Dehesa hasta Valverde, sin incidentes de importancia.

Una vez más, la Bajada ha sido fecha de encuentros familiares y de amistad, en nuestro caso, contamos con la presencia y compañía de todos nuestros hijos y nietos, que algunos de ellos ya han regresado a sus lugares de residencia, mi menor hijo Donacio ejerce en Londres su labor de arquitecto, pero lleva en su corazón marcadosus huellas de herreño, y cada vez que su trabajo se lo permite nos acompaña, nuestra menor nietita Cristina vivió su primera Bajada, y ello marcará en su corazón y durante toda su vida  las vivencias de tan singular fecha.

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Como ya referí en mi anterior Crónica, el recorrido de nuestra Patrona desde La Dehesa a Valverde transcurrió sin ningún incidente notable, gracias a Dios, parece que en la entrega de los bailarines de Sabinosa a El Pinar tuvo sus peculiaridades que no hace falta referir, las personas, y grupos humanos dadas a la belicosidad y al fanatismo desmedido, parece que necesitan tener siempre alguien con quien discutir y pelear, para tratar  de demostrar su creída superioridad, pero cuando ya no hay contrincante a quien enfrentarse, cuando no tienen a quien echarle la culpa de sus problemas, entonces…. Se pelean entre ellos, curiosidades de la condición humana....... 

La próxima semana comienza el recorrido de La Madre Amada por los pueblos de la isla, empezando por El Mocanal, esperamos que lo que falta de Las Fiestas de La Bajada  transcurra con normalidad y regocijo. Esta Bajada ha vuelto a la normalidad perdida en 1993 en Mal Paso, y ya vemos cuando se ha sufrido por aquella acción, esperemos que nunca más se repitan cosas así.

Dios lo quiera.

En el camino de la historia: En la cueva del Caracol

Por Juan Jesús Ayala. 

Los pastores de la Dehesa recogieron de unos marinos que estaban a punto de naufragar, la imagen de una virgen que posteriormente llamaron de los Reyes custodiándola en la Cueva del Caracol desde 1546 hasta su llegada al santuario en 1577, aunque después de esa fecha algunos pastores ya ancianos siguieron teniendo la Cueva como lugar emblemático a la que nunca abandonaron.

Está en lo alto de la ladera, entre tuneras, piteras, calcosas y tabaibas. Es como un caracol acostado, ladeado, que se hubiera cansado de echar su baba para petrificarse en el cuerpo de la  roca dura.

Los niños que aún quedaban, muchas tardes correteaban entre sus vericuetos para no darse con los bajantes del techo. Y algunos días se hacían merendolas y excursiones que tenían como destino la Cueva del Caracol. Porque la cueva tiene su leyenda escrita en los pliegos del viejo libro.

La cueva guarda en el silencio de su aire húmedo el calor vital de una raza ancestral. Y hasta ella llega el niño porque no entiende a los otros. No quiere jugar con ellos a los juegos de siempre. Él es un trozo de leyenda, una columna de aire que busca la piedra para desentrañar los cuentos del abuelo, viejo pastor, que habla de los interrogantes de la Cueva del Caracol.

Allí, hace un montón de años, vivieron gente de la orilla del mar, gente de los cantiles  que desde la lava marina subieron a la ladera. Y no por miedo a las olas. Ni a los vientos. Ni a las mareas. Los barcos de vela y los piratas fueron los que amenazaron sus vidas y su paz.

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Y en la Cueva del Caracol formaron un pueblo sobre el que el abuelo siempre  repetía que en ella vivieron nuestros antepasados.

Y el niño, mientras los otros jugaban, contempla las grietas de la cueva por ver si su rostro está entre los dibujos de la piedra o si su gesto permanece difuminado, escondido entre el aire frío de la gruta.

Pero si logró entrever entre el musgo una imagen que apuntaba hacia adelante, hacia el futuro donde en el libro del abuelo sí que la había visto, lo que apareció pintada en otras cuevas más pequeñas, sobre la que los otros niños decían que  lo habíanhecho los habitantes de laorilla, los que se refugiaron en la cueva procedentes de otras tierras.

La lluvia de los  inviernos y el sol de las primaveras borraron aquellas pintadas. El musgo volvió a crecer de nuevo cubriendo las paredes  de la cueva.

Los otros niños volvieron a jugar cada vez menos a lo de siempre, mientras que él volvía cada vez más a empaparse de leyenda para continuar desenredando el misterio de la 

Cueva del Caracol, rompiendo con el martillo de sus conocimientos el enigma de la roca, por lo que está más cerca de comprender los cuentos del abuelo y su intimidad, es ya una nueva página de la historia del pueblo.

Crónicas pretéritas: La Bajada de La Virgen, fantástica, insuperable, para el recuerdo

Por Donacio Cejas Padrón.

El sábado 5 de julio, se celebró en nuestra isla la ansiada y esperada Bajada de La Virgen de Los  Reyes desde su Santuario en La Dehesa, hasta La Villa de Valverde, después de recorrer a hombros de sus hijos, todos los herreños, casi treinta kilómetros, traslado este que se realizó con gran alegría, confraternidad y regocijo cristiano, si  tratara yo de resumir las  condiciones del mismo, lo resaltaría así: SE HA RECUPERADO LA NORMALIDAD, QUE SE HABÍA PERDIDO DESDE 1993.

Felicito de todo corazón a las autoridades herreñas del momento, los Sres. Párrocos, Las Fuerzas de Seguridad,  y naturalmente a todo el pueblo herreño que vivió con gran sentido cristiano todo lo relacionado con el acontecimiento.

Desde días atrás, tanto por mar como por aire, miles de personas se han trasladado a nuestra isla  con el deseo de participar  de La Bajada, y  según las tomas de opinión  que se han hecho por los medios  de comunicación, en general todo el mundo ha disfrutado plenamente de La Bajada, y la mayoría ya anuncian  que DM volverán en la próxima Bajada del año 2029.

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La naturaleza y el estilo de este acontecimiento cuatrienal para los herreños, es admirado por quienes nos visitan, y sobre todo valoran el esfuerzo de acompañantes de la Sagrada Imagen  durante todo el día, así como resistencia de los bailarines, que en un incesante ir y venir  le dan un colorido y un ambiente muy singular, y casi único a La Bajada de La Virgen. 

Se cumplieron los horarios,  salida de La Dehesa, de entrega entre los pueblos,  con tiempo para la comida en La Cruz de Los Reyes, y también la llegada a Valverde se realizómás o menos a la hora esperada.

Ahora toca el recorrido por los pueblos, y todos esperamos que tanto en el recorrido por la geografía insular, como en las fiestas de los pueblos, reine la tranquilidad y la armonía  para que al fin, cuando la Sagrada Imagen regrese a su Santuario de La Dehesa, todos los herreños podamos sentirnos orgullosos de nuestro comportamiento, y seamos dignos herederos de nuestros antepasados, y por sobre todo, tenemos la obligación  de que  en  nuestra isla nunca más vuelvan a aparecer  los fantasmas de desunión y egoísmos pueblerinos que tanto daño han causado  en  la sociedad herreña. 

Dios lo quiera.

En el camino de la historia: Sentimiento, donde la nostalgia y la pena mandan

Por Juan Jesús Ayala.

La isla ha recorrido el mejor camino posible para encontrarse con todo su esplendor de isla que espera, que sabe esperar. Transcurren ocho años y su  prolongación es tan audaz, tan consecuente que en sus mejores ropajes no olvida  ni el más mínimo; el amigo que inesperadamente te saluda, que ante la perplejidad de un insospechado encuentro le das un fuerte abrazo; el recuerdo que  mientras las chácaras, pitos y tambores y aquellas loas  recitadas con el más puro sentimiento  en el llano de la Cruz, te envuelven  toda una vida plena de vicisitudes, de alegrías y hasta de pena por los que no están, los que fueron amigos del alma, que acuden a la memoria no en tromba como si fuera una turbulencia de retazos imborrables sino con la pausa de un nuevo cuento, de una anécdota que conocías, pero que insistías que fuera él quien  la relatará porque su  risa seguía siendo contagiosa y estimulante, que aunque uno fuera traspasando distintas rayas seguíamos el mismo camino desde la Ermita de la Dehesa, y con noche en la Cueva del Caracol pasando por linderos y metiéndonos en el corazón de Tiñor, donde Ajare nos esperó para juntos y con el ligero viento de San Juan volver a encontrarnos y aun en el comienzo de la fiesta que nos conducía hasta el  nuevo retumbo dentro de la iglesia de la Concepción, donde la pena envuelta en un recuerdo que comenzaba a gestarse nos dejaba una alegría donde nos situábamos en un nuevo tramo de nuestro propio camino, ahí sí qué diferente, pero alentado, por el desenfado, por ser partícipes de un sentimiento como herreños y hasta como canarios universales, porque en esos tramos del camino, en las nuevas conversaciones que retrocedían en el tiempo fuimos capaces de abarcar el pasado y el presente para  impulsar un solo camino, el que nos espera en el julio de 2029 y si pudiera ser antes, en mayo de ese mismo año no estaría nada mal al  ganarle algo de tiempo a la vida.

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En el camino de la historia: Cuando fuimos a la playa de El Verodal

Por Juan Jesús Ayala.

Siempre lejos, la veíamos distante, como   un paisaje ausente, que  imaginábamos, y dentro de nuestra imaginación  era parte de aquellas leyendas que definen a la isla, donde nunca  faltó las ganas del encuentro.

Y al fin aconteció. Su arena rojiza nos impresionó porque no era de su posesión, era de la rodadura de la montaña que está a sus espaldas, que es lo que le da  característica  y la diferencia. Es una de las pocas playas que tiene la isla con cierta cantidad de arena. Sin embargo, el lugar  aunque escondido y más en la memoria, una vez que traspones las lavas de  Hiramas y pretendes subir por la pendiente que conduce al bosque de sabinas tiene un cierto matiz de intrepidez que hace que uno se sienta, una vez que la rebasas, sobrecogido y hasta preocupado por lo que pueda suceder.

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Más de una vez, en el afán de una nueva llegada al contemplarla, dimos la vuelta porque el paisaje nos desgarraba comprometiéndonos a una aventura, no se estaba preparado. La playa de El Verodal es un paraje fuerte  y estar allí a pesar de que el retumbo de las olas contra los cantiles no es impetuoso y si ondulante, se siente uno transportado a un lugar que tardas en asimilarlo y que no miras de frente a pesar de que te atrae profundamente. Pero ahí sus arenas, sus rompientes como un nuevo descubrimiento  en una isla que tiene ocultos un sinfín de recursos naturales y, que a pesar de vivirlos, los ignoras y contemplas más adelante cuando te adentras en ella.

Las distancias en la isla son cortas, pero al Verodal desde siempre lo veíamos como inexistente. Peroahí está con su belleza geológica, con su misterio de años y con sus arenas rojizas que le dan una tonalidad fulgurante de playa no dormida, sino alertante para el que la visita. Aunque, en realidad, sus aguas  están remansadas y sus olas quietas en un mar Atlántico de siempre. Donde han remado barcos de vela construyendo el mejor poema dedicado al mar.