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Por Luciano Eutimio Armas Morales.

Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver… porque no le interesa. Y es que la polémica sobre el turismo y la tasa turística, parece que, en Canarias, está subiendo en decibelios. Empecemos por el principio:

¿Qué es el turismo?

Algunos autores hablan de la industria turística, para darle más relevancia y equipararla a la industria de las chimeneas, es decir, a la que realmente transforma materiales para crear productos. Pero independientemente del apellido que le pongamos y se le clasifique como industria o como servicio, es una actividad económica que ofrece una amplia gama de servicios con objetivos económicos, y que, en el año 2.019, representó el 10,4 del PIB mundial dando empleo a 319 millones de personas.

Turismo en Canarias

El turismo en Canarias, como muchas otras actividades agrícolas e industriales, fue iniciado por los ingleses, aprovechando la coyuntura de que Canarias estaba en la mitad de la ruta de Gran Bretaña con las colonias de África, y era punto de escala casi obligada. Los ingleses construyeron los primeros hoteles en Canarias en el siglo XIX situados en el Puerto de la Cruz y en Santa Brígida, aunque el turismo como viaje organizado con vuelos chárter a Canarias, comenzó en diciembre de 1957 con un vuelo entre Estocolmo y Gran Canaria. Los suecos, huyendo del obscuro y frio invierno, encontraban en Canarias ese clima, ese sol, esas playas y esos paisajes que tanto admiraban y deseaban disfrutar.

Tras los suecos, llegaron los alemanes, los ingleses, y en general de todos los países nórdicos, a disfrutar de todo eso que no tenían, y la mejora del nivel de vida en esos países y la eficiencia y competitividad de los medios de transporte, hicieron que ese turismo un poco exótico en sus comienzos, se convirtiera en un fenómeno de masas con amplia repercusión en la economía y en el empleo.

En Gran Canaria, el turismo comenzó una expansión extraordinaria tras la aprobación de la urbanización Maspalomas, Costa Canaria en el sur de la isla, que preveía la construcción de hoteles, apartamentos, campos del golf y centros comerciales. Y justo en ese tiempo nació lo que algunos llaman capitalismo popular: Ante la gran demanda de alojamientos turísticos por parte de los tours operadores extranjeros, ofrecían el pago adelantado de rentas por años, para contratar complejos de apartamentos turísticos. 

Se constituyeron así comunidades de propietarios formadas por pequeños comerciantes, funcionarios, taxistas, empleados administrativos, etc. que, con una pequeña inversión y el adelanto de renta que hacían los touroperadores, se hacían con la propiedad de un bungalow o un apartamento. Esto fue así en los años setenta y ochenta, hasta que los grandes operadores turísticos comenzaron a controlar y en cierto modo monopolizar el rentable negocio.

El negocio y el Rey Midas

En cualquier negocio o empresa, se invierte en comprar algo, ya sean materias primas, mercancías elaboradas, construcciones, vehículos, etc, y luego vende esos productos y servicios a un precio que le permita pagar los costes y obtener unos beneficios. Eso es tan elemental, que hasta Juan Lauriano o entendía. 

En el negocio turístico, el inversor construye un hotel, por ejemplo, en el que presta unos servicios y vende las habitaciones a un cliente que paga por disfrutar de esa habitación y esos servicios durante unos días. 

¿Qué vende el empresario hotelero? El alojamiento en una confortable habitación con los servicios de limpieza y restauración correspondientes, así como un valor añadido, que hace incrementar el precio de ese servicio de alojamiento. No es lo mismo una habitación en primera línea de playa con vistas al mar, que una habitación coya única ventana da a un patio interior con poca luz, aunque las habitaciones sean idénticas. 

Ese valor añadido del producto industrial o agrícola que hace incrementar el precio, puede ser cámaras de visión 360 º o conexión a internet en un automóvil, elaboración artesanal por medios mecánicos del aceite de oliva, o velocidad de procesamiento y memoria de un ordenador portátil. Pero todos esos añadidos tienen un coste, que el empresario repercute obviamente en el precio de venta.

Pero en el caso del turismo ocurre hasta ahora en Canarias algo muy curioso: El coste de construir un hotel en Soria o en Badajoz, y los servicios a prestar en el mismo, tienen aproximadamente el mismo coste que en Canarias. Pero una habitación de hotel en Canaras tiene un valor añadido extraordinario, que obviamente, el empresario turístico repercute en el precio de venta.    

¿Y cuál es el valor añadido del producto turístico que vende el empresario?  Es el clima, el sol, las playas, el paisaje y la seguridad ciudadana, entre otros. Pero hay una gran diferencia entre el industrial o el agricultor, que incorpora valor añadido a sus productos, porque el industrial turístico en Canarias, ese valor añadido que vende a sus clientes a él le sale gratis, con lo cual su beneficio se multiplica.

¿Y que tiene que hacer el Rey Midas de turno, ya sea en un ayuntamiento, cabildo o gobierno autónomo para multiplicar ese valor? Tocar con su varita mágica una porción de suelo y convertirlo en urbanizable. Su valor se puede multiplicar por cien para el que lo compra, construye y vende con el valor añadido del clima, el sol, las playas y el paisaje de Canarias, algo que a él le sale gratis y aumenta su beneficio escandalosamente. 

¿Y quién paga la cuenta?

Cuando un turista viene a Canarias, puede disfrutar de sus playas, de sus espacios naturales, de su clima, de sus infraestructuras, puede ducharse y desalarse cuando va a la playa en las duchas de la misma, o caminar por senderos acondicionados en sus cumbres o sus espacios naturales. 

¿Y quién paga todo eso?

Nosotros con nuestros impuestos pagamos los socorristas de las playas, la limpieza de las mismas, el cuidado de los senderos, los vigilantes de los espacios naturales, o el agua de las duchas en las playas. Pero los turistas, a quien el empresario turístico se lo ha vendido incluido en el paquete como valor añadido a su alojamiento, no pagan nada por eso.

La tasa turistica

¿Es tan difícil entender, que el turista debe pagar una tasa para contribuir a mantener esas playas y esos espacios naturales que disfruta gratuitamente? Y no me digan que el turista ya paga IGIC cuando va a un restaurante o alquila una moto de gua, porque ese IGIC también lo pagamos los canarios.

La tasa turística está extendida prácticamente en todos los destinos turísticos. No solo para contribuir con esas tasas a mantener esos espacios que los turistas disfrutan, sino también en algún caso de forma disuasoria para tratar de evitar un colapso del destino por masificación del mismo. Venecia por ejemplo comenzó por prohibir la escala de cruceros, y ha seguido por establecer una tasa para todo turista que quiera entrar en la ciudad.

Esa tasa nos la cobran a nosotros si vamos a hospedarnos a algunas ciudades de Francia, de Alemania, de Holanda, a Nueva York, a Praga, a Cancún, e incluso hay países que cobran una tasa turística de hasta 220,$  por el solo hecho de entrar en ese país como turista. Pero a los alemanes, a los franceses o a los holandeses, no les cobramos nada cuando viene aquí como turistas. ¡Es que somos muy generosos!

En realidad, los que se oponen a la tasa turística, es que ni defienden a Canarias ni defienden a los canarios. Lo que defienden de verdad, son los intereses de los depredadores de suelo que hacen negocio vendiendo nuestras playas, nuestros espacios naturales y nuestro clima, sin que a ellos les cueste nada… o bueno, quizá alguna mordida para el Rey Midas de turno.

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Diversificación económica de Canarias

Eso de la diversificación de la economía, junto a lo de turismo sostenible, es una de las muletillas que más se utilizan, por eso de que “es necesario que algo cambie para que toda siga igual”, como decía el Conde de Lampeduza, y es que, aunque esas expresiones se manejan de boquilla, los tiros van en sentido contrario.

Decía el pasado mes de diciembre el presidente Fernando Clavijo que había que agilizar los procedimientos de autorizaciones en el territorio, porque nos estaban esperando inversiones del orden de cincuenta a sesenta mil millones de euros, que estaban frenadas porque los inversores no conseguían las autorizaciones pertinentes. Y ya había dicho anteriormente, que “nuestra prioridad es atraer inversiones que contribuyen a ofrecer nuevas oportunidades a los jóvenes canarios”. ¡Que bien suena la frasecita!

Pero esas inversiones no pretenden destinarse en Canarias a crear un HUB que sea plataforma para los países vecinos de África aprovechando nuestra posición geográfica estratégica, ni para la creación de un parque tecnológico, ni para el desarrollo de industrias punteras en desalación o energías alternativas, no, nada de eso. Esos cincuenta mil millones de euros que están en lista de espera, son para invertirlos en construir más hoteles, más campos de golf, más centros comerciales y más puertos deportivos.

En esa lista de espera están La Tejita, El Mojón, el puerto de Fonsalía, La Pavona, Ecoresort, Cuna del Alma, Tenerife Circuito del Motor, y otros muchos proyectos para construir miles y miles de camas más. 

Y claro está, crearán más puestos de trabajo. Pero como el crecimiento vegetativo de nuestra población no permite cubrir esos puestos de trabajo, vendrán de Sudamérica o de África a cubrirlos. Pero esos trabajadores demandarán entonces más servicios sanitarios; de educación para sus hijos; de agua, electricidad y comunicaciones; de instalaciones de depuración y saneamiento. Y muchos tendrán un vehículo para desplazarse, y las autopistas del sur y del norte de Tenerife tendrán que aumentar a cuatro carriles, a cinco, a seis, y así sucesivamente hasta el infinito, o hasta que el caballo reviente. 

Capacidad de carga

“El crecimiento del turismo en España no es sostenible”. Esto no lo dijo un ecologista, lo dijo Gabriel Escarrer, consejero delegado del grupo Meliá. Hay que intentar hacer algo para controlar un crecimiento que puede colapsar el negocio. 

Hace más de veinte años, un gobierno y un parlamento sensibles con algo tan elemental como la capacidad de carga de un territorio, promulgaron leyes que pretendían contener ese crecimiento descontrolado. Pero desde el año 2015, las leyes parece que van en sentido contrario, y fomentan instrumentos para liberación del suelo y abrir ventanillas para los especuladores, como los Proyectos de Interés Insular. ¡Barra libre a los depredadores del territorio!

Porque la Ley del Suelo 4/2017, que en su exposición de motivos decía que pretendía descongestionar la tramitación de expedientes relativos a ordenación del suelo desmantelando la COTMAC y delegando funciones a los cabildos y ayuntamientos, lo que ha conseguido es el efecto contrario: Es como si en sanidad, ante el colapso de los hospitales deciden derivar los enfermos a los ambulatorios, donde ante la carencia de medios y de especialistas, a los pacientes les esperaría un negro panorama. Pues ese negro panorama es el que ha provocado la Ley del Suelo en Canarias. El desarrollo del los planes generales e instrumentos de ordenación del territorio se atascan, y solo parece que se agilizan los proyectos de Interés Insular, a la medida de algunos especuladores, claro está. En realidad, esta ley no se hizo para tratar de ordenar el territorio, sino para permitir que algunos lo desordenaran a la carta.

Y en esto, llegó la vivienda vacacional

Esta figura, nació con vocación de generar una renta complementaria para determinado segmento de pequeños propietarios. La intención parecía buena, pero como sucedió con el desarrollo de los complejos de apartamentos en los años setenta y ochenta, los grandes han visto la tarta, y ya hay algún propietario que posee más de quinientas viviendas vacacionales acogiéndose a la opacidad fiscal que esta figura permite, y provocando un crecimiento espectacular de este tipo de alojamiento.  Si esto no se regula adecuadamente, crecerá como un monstruo que devorará parte del mercado turístico, y provocará inevitables tensiones por carencia de viviendas en alquiler y elevación de la renta de las mismas. 

Gran parte de estas viviendas vacacionales han sido compradas por extranjeros, y esto necesita ser regulado. Hay países que han prohibido a los extranjeros no residentes comprar una vivienda, como Canadá, Nueva Zelanda o Andorra, y otros como Portugal, han aumentado considerablemente el impuesto a la propiedad para los propietarios no residentes. Pero en este país, como somos tan generosos, si un extranjero invierte quinientos mil euros en la compra de una vivienda, lo que llaman la Golden Visa, le regalamos la condición de residente y el derecho a vivir y trabajar en España. ¡Increible!

La situación de Canarias y la dependencia de la Unión Europea, en la que entramos por la puerta de servicio, no permiten seguramente implantar unas restricciones que si pueden hacer algunos países para hacer frente a la codicia especulativa del suelo y de la vivienda, pero posiblemente si se puedan implementar medidas fiscales como ha hecho Portugal, que contribuyan a frenar o disuadir este fiebre, que podría tener efectos muy negativos en el mercado turístico en general y en el acceso a la vivienda en particular.

Y una forma de rebajar esa fiebre, podrían ser efectivamente instrumentos fiscales: Que las viviendas vacaciones, dada la dificultad de controlar su nivel de ocupación, paguen una cuota mensual de tasas turísticas por la capacidad alojativa de la misma, pues el no pagarla, sería una forma de competencia desleal para los hoteles. Además, como obtienen mucha más rentabilidad que con el alquiler convencional, sería justo que tributaran más en IBI o en otras figuras fiscales.

¿Es beneficioso el turismo para Canarias?

Si el turismo es una industria, es la industria de los pobres. De los que tienen poca o ninguna cualificación profesional. De los que ni fabrican ni producen, sino que venden lo que han heredado para sobrevivir. Y si bien es una actividad económica que genera beneficios económicos y que ha permitido ayudar a salir de un crónico subdesarrollo a algunos países o regiones, también es cierto que cuando el turismo se convierte casi en un monocultivo, como ocurre ahora en nuestras islas, los efectos pueden ser negativos.

Tenemos en Canarias los peores indicadores en educación, en sanidad, en paro, en precariedad laboral y casi ochocientas mil personas en riesgo de pobreza o exclusión social. ¡Y eso con cifras récord de turistas! 

!Y todavía algunos se afanan en calificar más suelo para construir más camas turísticas, que traerán mas precariedad laboral, mas demanda de servicios, mas saturación de infraestructuras, mas contaminación, más presión sobre el territorio y las costas… y más miseria!

Pero no se trata de demonizar el turismo, como algunos dicen para descalificar a los que se oponen a esta demencial espiral de crecimiento. El turismo es una actividad económica beneficiosa para las sociedades que la promueven, cuanto está regulada y orientada a mantener y revalorizar los valores patrimoniales de esa sociedad, como sus paisajes, sus costas, su cultura y su equilibrio medioambiental. Pero cuando esa actividad está orientada a un crecimiento desmesurado promovido por especuladores y depredadores del suelo, se produce una destrucción de esos valores y una consiguiente pérdida de valor como destino turístico.

Pero eso a los buitres financieros no les preocupa. Después de exprimir, saturar y quemar a Canarias como destino turístico, se llevarán los beneficios a República Dominicana, a Los Cabos, en la Baja California, a Cancún o a Panamá. Con la complicidad de los Reyes Midas, claro está.

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Por Alejandro Luaces*.

El valor de la música como herramienta de construcción de salud comunitaria con las personas mayores.

Desde el origen de nuestras sociedades, la música en vivo y el canto son una herramienta clave de consolidación de las relaciones humanas y de intensificación de las mismas, de construcción identitaria y emocional.

También fuente primordial de salud mental, teniendo especial valor las músicas tradicionales y populares propias y foráneas, por ser estas interpretadas o experimentadas en conjunto y en común, eje fundamental de celebraciones y ritos de paso, de expresión individual y colectiva.

En la reciente visita a Echedo, La Restinga y El Pinar, en colaboración con la Consejería de Derechos Sociales, Bienestar Social y Dignidad Personal del Cabildo Insular de El Hierro, se evidencia el valor patrimonial y el activo de salud en la isla.

Más allá del valor consolidado y reconocido de la música como herramienta de intervención clínica u hospitalaria, es radicalmente prioritaria la implementación y recomendación de proyectos de salud comunitaria donde estén presentes la música en vivo y el canto, vinculados a nuestra historia de vida, a la historia colectiva y la cultura popular, poniendo voz así también a un sector silenciado y con mucho que decir: el de los hombres y mujeres mayores. Clave sería recuperar y adaptar la función social de estas músicas y esos músicos, amparándonos en su propia transmisión y escapando de las intervenciones puntuales, anecdóticas y voluntaristas.

En la gira que estamos desarrollando por Europa -"La vida sigue igual"- compartiendo las canciones con personas de edad, hemos comprobado que esta capacidad de la música para crear espacios positivos de relación sigue intacta, pero necesitada de espacios dignos. La evolución de nuestras sociedades en los últimos años incapacita, desde el paternalismo, la participación del ocio y la cultura propia en esta franja de edad, desprestigiando también profesionalmente el oficio de músico popular, gremio fundamental en nuestras culturas a pesar de no ser valorados con condiciones de trabajo dignas y espacios de música cercanos, regulares y accesibles económicamente, aun siendo reconocido por nuestras sociedades como una figura inherente a la vida.

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Ahora qué artistas como Rodrigo Cuevas -Premio Nacional de Músicas Actuales- triunfan entre la modernidad como herederos directos y legítimos de un patrimonio de valor incalculable, devolverles a las personas mayores esos espacios musicales que nos reclaman a gritos sería importante, espacios que serán sin duda herramienta fundamental de diversión y mejora vital, de ahorro de presupuestos públicos cargados de gastos farmacológicos prescindibles, al servicio de planteamientos sanitarios de intereses opacos, con propuestas narcotizantes en lo político, en lo humano y en lo emocional.

Empujar para construir espacios de intervención social y promoción de salud más amables y humanos, en colaboración con los trabajadores y trabajadoras de los centros, asociaciones y organizaciones, debiera ser una prioridad para las administraciones y también para los músicos, sacando lo mejor de cada uno de nosotros y nosotras, poniéndolo al servicio de la sociedad como trabajadores de esta disciplina artística: la música como un actor más. Aunque sería importante medir el riesgo de crear únicamente espacios artísticos de intervención, valorando positivamente la prioridad de vincular el desarrollo al tejido asociativo y comunitario ya existente. De no hacerlo, una parte de los nuevos profesionales de la música o de la musicoterapia, pueden caer en planteamientos que nos trasladen a espacios de intervención similares a los que pretendemos eliminar, asistencialistas y con complicidades amplias entre las tendencias biologicistas o farmacológicas.

En este mismo sentido, intentar acotar la definición de lo que debe ser el trabajo comunitario, trabajando sobre el marco real -real- de aislamiento de las personas de edad, en colaboración con las estrategias comunitarias ya activas y desde una teoría que debata su red multicausal. Luchar a través de las canciones contra el envilecimiento de la vida en la vejez. Pondremos así, inevitablemente, en valor la importancia de los determinantes sociales en su salud, con un alto índice de pobreza estructural y marginalidad. También el impacto positivo que la música supondría para aquellos que no pueden tener acceso a un ocio de pago.

Podemos cantar únicamente porque tenemos las canciones, no las soluciones a los problemas estructurales de soledad ni a las patologías que de ahí derivan, tal y como informa recientemente en sus estudios la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es este un problema de salud pública que debemos abordar entre todos y todas, mucho más en contextos residenciales o domiciliarios en los que la vida fluye con emociones y ritmos complejos.

Apropiémonos una vez más de los itinerarios de salud, recetémonos canciones y música. Dignifiquemos nuestras vidas, porque vivir no es durar.

*Alejandro Luaces, Músico.

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Por Juan Jesús Ayala.

Da la impresión, si nos dejamos llevar por aquellos que tienen que tomar decisiones de alto calado político que  dicen está   todo controlado, que iremos  mejor, si no es mañana, será el día  siguiente; y si por alguna causa, bien sea  un fenómeno atmosférico imprevisto que lo dificulte u otra cuestión, no importa, seguirán esperando mejor oportunidad, y así al menos tendrán fabricado el pretexto de no poder llegar ni siquiera al lindero de lo que habían  prometido.

Si los linderos afectan a diferencias importantes sobre las competencias de  costas transferidas a Canarias, que se pondrán en evidencia en la próxima comisión bilateral prevista para el 22 de abril, no importa, llegará con  el debido énfasis establecido un día cualquiera con todo el arrebato de una ley que permitirá aprovechar las ideas para que esa transferencia  sea realidad, para, al menos, se pueda decidir  en toda su amplitud en lo concerniente a las costas de las islas 

Si decidimos empujar la costa más allá y llegar a las aguas de las islas para no considerar solamente como “aguas canarias” las que están dentro del perímetro del archipiélago delimitado de acuerdo con el polígono de líneas que unan los puntos extremos de las islas, sino que incorporarán las 12 millas del mar territorial que ahora es de competencia estatal, así como la Zona Económica Exclusiva  de 200 millas a partir de la línea de base  de la  costa, veremos que  las islas en esta cuestión están como anteayer, como ayer, como un día cualquiera.

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Para que esto suceda, no existe inconveniente alguno que estas líneas en parte se solapen por la nueva delimitación de las aguas territoriales de Marruecos, y ZEE, así como su plataforma continental de 350 millas, como aprobó el parlamento marroquí en enero de 2020. Aunque estas líneas se hayan trazado en parte desde un territorio que no le pertenece como es el Sahara Occidental, que el rey alauí considera como "nuestra querida provincia autónoma del sur" Lo cual, sin encomendarse a parlamento alguno ni acuerdo de gobierno español, el presidente Sánchez aceptó sin más, eludiendo la legalidad vigente  de considerar al Sahara  Occidental  como un territorio  al que hay que someter a un referéndum de autodeterminación, qué visto lo visto dormirá el sueño de los “injustos” en los almohadones  de los palacios de ambos mandatarios.

Y la reforma legislativa que dictamina la ley de extranjería y el reparto de menores inmigrantes aún está, nos dicen, en un texto pseudo definitivo donde el contar con la solidaridad de otros territorios españoles como europeos ha quedado bien patente que forma parte de las promesas que se hacen y que dicen, pero como un día cualquiera, Canarias seguirá esperando y más aún la isla más castigada por esta ley actual y la tardanza de su adecuación que es la de El  Hierro para que ese reparto se haga  por solidaridad y librarla en parte de ese compromiso humanitario que ejerce con plena dedicación cuyos recursos sociosanitarios no crecen a la vez que la llegada de aquellos que hay que socorrer y se hace sin ningún tipo de reparo, pero que hasta ahora se le ha dejado con una evidente sensación como lo de “séptima isla”, como decía nuestro recordado José Padrón Machín continúe funcionando muchas veces  en la conciencia colectiva de algunos que deben tomar decisiones y la ponen en lista de espera.

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Ratio: 5 / 5

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Por David Cabrera de León*.

En marzo de 2023, el Gobierno de Canarias anunció que estaba esperando gemelos. Dos edificaciones idénticas y muy sostenibles fueron concebidas con el propósito de albergar todos los servicios de emergencias, seguridad y de atención ciudadana del Archipiélago. Los gemelos tendrían su alumbramiento a finales de 2025, y la abuela Europa financiaría la gestación con una suma cercana a los 80 millones de euros. Así, los embriones fueron bautizados como Edificios de Servicios Esenciales (ESE).

Para analizar esta situación, es inevitable recurrir a una metáfora. La expectativa de desarrollo y vanguardia que propone el ejecutivo canario se ve empañada por una narrativa que favorece, como siempre, a las islas cabeceras de provincia. La construcción de estos edificios gemelos en Santa Cruz de Tenerife y Telde (Gran Canaria) parece ser otro capítulo en la historia del centralismo. Es sorprendente que, aun en 2024, persista la tendencia de querer concentrar las infraestructuras y servicios en las islas capitalinas.

¿No nos damos cuenta de que este enfoque condena a islas como El Hierro a la despoblación? La construcción de estos edificios gemelos agudiza las brechas entre las islas consideradas de "primera división" y las de "segunda división", obligando a quienes residen en las periferias del Archipiélago a desplazarse a otros núcleos en busca de oportunidades laborales y profesionales. Me pregunto qué pasará con los puestos de trabajo que ahora mismo generan estos servicios en las islas menores, como el cecopin o la vigilancia de túneles.

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¿Por qué no considerar soluciones más equitativas? Ubicar las sedes organizativas en islas que no fueran las capitales, o destinar los 80 millones de euros a la construcción de ocho edificaciones repartidas por la geografía canaria que se adapten a las necesidades de cada territorio. 

Estos últimos podríamos llamarlos Edificios de Servicios Esenciales Insulares (ESEI), una solución más inclusiva que atendería no solo a las necesidades en materia de seguridad y emergencias, sino también al desarrollo socioeconómico del Archipiélago en su conjunto. Estas estructuras generarían empleo y fijarían población en aquellas islas que lo necesitan y además garantizarían una atención más cercana y personalizada a los ciudadanos. Imagínense, ¡qué utopía!

Es hora de desafiar la narrativa convencional que nos han legado nuestras hermanas “mayores”. Las “menores” estamos exhaustas de ser subestimadas y de que se nos niegue la oportunidad de crecer. Creo que ya va siendo hora de repensar el modelo de desarrollo de gestión organizativo y económico de Canarias. Solo de esta manera podremos gestar un futuro donde todas las islas tengan la oportunidad de crecer y prosperar.

*Vicepresidente primero y consejero de Medio Rural y Marino; infraestructuras, Mantenimiento, Obras y Carreteras y Ordenación del Territorio, del Cabildo de El Hierro.

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Ratio: 5 / 5

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Por Juan Jesús Ayala.

Nos llena de satisfacción volver a recordar a Felipe Benítez cuando hemos leído en la Gaceta del Meridiano queel área de Patrimonio Cultural del Cabildo de El Hierro y por medio del consejero, Emilio Hernández, ha recuperado una colección de 16 diapositivasde Felipe con el que editó una serie de postales de paisajes herreños  parte del archivo que se encontraba descatalogado y a punto de desaparecer.

Aunque si se conoce qué gran parte de su trabajo está en álbumes familiares de la isla, donde hay imágenes que contienen instantes de la historia insular, que junto con otros materiales componen la base y el germen del Archivo Histórico Insular donde se unirá a otro pequeño fondo que ya  pose la Institución, como comenta el Consejero, Hernández.

Felipe Benítez es una de esas personas que de pronto te sorprenden por la cantidad de conocimientos y de valores culturales y políticos que desconocía;  peroque me llamaba la atención cuando durante el día pasaba delante de su tienda de Valverde en cuyo alrededor se montaban debates  entre los que no faltaba su acerada opinión junto a la de José Padrón Machín y la de mi tío Pedro, entre otros.

Tan es así que despertó en mí una curiosidad insospechada, sobre todo, cuando hablábamos de las fotografías que realizaba con gran empeño los domingos que se iba de excursión al monte, cuando el restobuscábamosel mar, ir a las playas; cuestión  que también abarcaba ocupándose de sus casas de La Caleta y el Pozo de la Salud, así como la de tener a punto el “Brillante”, su barco de remo.

Uno de mis primeros artículos publicado en el periódico “La Tarde” dirigido por don Víctor Zurita desde Santa Cruz de Tenerife, en 1963 desde laAcadémica Salamanca donde cursaba estudios de Medicina hacía referencia al “Tamaduste, mar y lava” a él se lo dedique porque en sus fotografías nunca dejó atrás  ese rincón tan significativo no solo  por su grandeza paisajística sino porque que Felipe,  era  verdaderamente un enamorado de su isla herreña.

La afabilidad de Felipe en el trato, era ilimitada a la vez que  la acompañaba alguna que otra vez con una fina ironía que le daba la experiencia de una  vida ciertamente curiosa y siempre, para mí, expectante.

Felipe Benitez, es una de esas personas para la memoria, para que se haga infinita, a la que deseas encontrar al lado, para dialogar, para que te muestre en su estudio los cuadros de los alcaldes de la isla, donde te contaba viejas historias de los mismos. Traerlo a la memoria, una vez más, es un buen ejercicio de reconocimiento y muy gratificante, el cual no debemos eludir. Y más  en momentos políticos de confusión, de incertidumbre, donde como dice Bertolt Brecht en  uno de su poema, al mencionar el precio del pan, del trigo, ¿y el hombre  qué precio tiene? Se tiene la sensación que el surrealismo no nos  deja ni a sol ni a sombra. De ahí que disfrutar de la gente, como Felipe Benítez, de sus distancias que abarcaba con amplitud y si ahora se logra revivirlas  mediante esos documentos que se intentan completar, no cabe duda, que se abriría una página desconocida para muchos de la historia de la isla, tanto la cultural, política como antropológica, por lo que la labor que se ha  empeñado el Cabildo herreño a través de la Unidad  Patrimonio Cultural no solo es encomiable sino acertada.

 

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