Narvay Quintero Castañeda (*)

Naciones Unidas subraya en el calendario que el 22 de marzo es el Día Mundial del Agua, un elemento central en la historia de la humanidad y de suma importancia para Canarias. En este sentido, nuestro Archipiélago, conocido en el mundo entero por sus muchos atractivos y peculiaridades como su paisaje, gastronomía, productos, gentes, cultura, conocimiento, botánica, cultivos, patrimonio, etcétera, hace de la administración una herramienta central que dirige sus recursos y esfuerzos al mantenimiento y fortalecimiento de todos esos múltiples atractivos. Pues bien, el agua incide transversalmente en todos ellos, de ahí que, con esa sensibilidad y conocimiento, desde la Consejería, a través de la Dirección General de Aguas, ejercemos esa actividad relevante, siempre ojo avizor: el agua es entonces un asunto capital como recurso y para que sea un recurso renovable trabajamos muy especialmente en la protección de la calidad de las masas de agua.

La depuración de aguas residuales, objeto específico y lema de este Día Mundial, es una etapa muy importante para el cumplimiento de aquellos objetivos. La información, el diagnóstico, la planificación, las múltiples infraestructuras, la explotación eficiente de los sistemas, la educación, y, en definitiva, la gestión coherente y adecuada de lo que se pretende defender es tarea específica de todas las administraciones, particularmente en Canarias, no solo a través de la Dirección General de Aguas sino a través de la importante labor de los consejos insulares de Aguas de cada isla. Sin embargo, en la gestión del agua me gustaría recordar especialmente la importancia de la educación, pues es fundamental hacer entender a nuestros hijos que forma parte de nuestras vidas la responsabilidad de no malgastar este recurso.

Permítanme, sin embargo, dado que soy herreño, contarles aunque sea de modo muy somero cómo la historia del agua en mi isla, casi sin saberlo, sin yo mismo percatarme, determinó también mi propia formación.

Entre los varios mitos que conforman la identidad herreña destaca el Garoé, el Árbol Santo, célebre, como es sabido, porque los bimbaches, primeros habitantes de la isla, sortearon las habituales sequías gracias al agua que el propio árbol, ese tilo salvador, destilaba a través de sus ramajes una vez que la bruma lo atrapaba. La importancia del agua, desde entonces, propició que toda la vida girara en torno al líquido elemento, de ahí que, ya en la historia más contemporánea de El Hierro, los años se cuenten por años de lluvia o por años de sequía. Es el caso del año 1948, conocido como el año de la seca porque la extrema sequía de ese año, unida a la hambruna y a los inconvenientes de la posguerra, provocaron una emigración masiva que diezmó la población de la isla, reduciéndola casi a la mitad. Los herreños y herreñas que sobrevivieron en la isla lo hicieron gracias a los barcos que trasladaban cisternas de agua a la isla desde Tenerife. Todas esas penurias no deben caer en el olvido, aunque hoy en día abramos el grifo y salga agua, tengamos redes de regadío, balsas, depuradoras y desalinizadoras, porque todos estos progresos no deben hacernos olvidar que el agua, por muy común y cotidiana que nos parezca, es algo precioso, esencial. Estas historias me las recuerdan mis padres y abuelos desde chico, y yo trato de inculcarlas en mis hijos, pues tengo muy claro que en este tema del agua la educación y la concienciación serán determinantes para el futuro de este recurso.

Desde el Gobierno de Canarias, conscientes de esta historia y de la importancia del agua para nuestro Archipiélago, trabajamos muy duramente, en colaboración con todas las administraciones implicadas, como cabildos y ayuntamientos, en los planes hidrológicos insulares. De hecho, ahora mismo hay tres consejerías del Gobierno implicadas (Política Territorial, Hacienda y Agricultura) coordinando los trabajos de los siete planes hidrológicos para poder cumplir con el mandato europeo en la fecha estipulada, es decir, septiembre de 2018. En este sentido, espero, confío y deseo que este Día Mundial del Agua sirva también para ampliar un poco más el espíritu de cooperación y la conciencia de la necesidad de que el agua sea siempre un asunto prioritario. Debemos trabajar con todos los sentidos abiertos a las nuevas ideas y la innovación, y siempre dispuestos a compartir las soluciones que todos necesitamos para un futuro sostenible. Como dijo Ban Ki-moon en su discurso con ocasión del pasado Día Mundial del Agua: “Una gota de agua es flexible. Una gota de agua es poderosa. Una gota de agua es más necesaria que nunca”.

(*) Consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias