Por Juan Jesús Ayala.
Según la ultima encuesta del CIS los políticos que nos quieren gobernar encontrándose entre ellos, Yolanda Díaz, Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo, Santiago Abascal, Irene Montero, Inés Arrimadas, Pablo Iglesias y Ángel Víctor Torres no llegan ni al aprobado social estando mas pendientes de sus intereses partidistas y de mantenerse a toda costa en el poder aunque tengan que hacer los pactos mas descarados y estrambóticos sin ningún tipo de rubor.
Los que detentan poder en la actualidad destacando al presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y al autonómico, Ángel Víctor Torres, carecen del liderazgo necesario echando mano de falsas promesas cargadas de demagogia ante la ausencia de resolución de problemas como, por ejemplo es la pobreza severa en Canarias que afecta a 380.000 personas que viven en hogares con ingresos inferiores a 454 euros mensuales por unidad de consumo situándose como la autonomía con mayor pobreza del país. Gente que no puede vivir, comer y nutrirse adecuadamente mientras ven como las actitudes que se desarrollan van en contra de la situación que existe de la cual son los protagonistas causantes, por mucho que enarbolen el estandarte de la izquierda.
Y no es la guerra de Ucrania, no es el coste de los carburantes, ni la falsa inflación que dicen tener controlada, ni la garantía de la supervivencia del sistema de pensiones que lo apuntarán en el futuro los robots, de lo que no se habla por vergüenza ajena.
No es lo que se ha dicho de la isla de La Palma donde han situado como viviendas metiendo a la gente en una especie de contenedores adaptados, ni de los que están pendientes de regresar a sus casas aun cercadas o totalmente destruidas por la lava del volcán, junto a sus fincas, cuestión que no se abordó con la premura debida que continúan a la espera no de palabras huecas sino que estén llenas de contenido para que den satisfacción a los que padecen situaciones verdaderamente calamitosas.
No es lo que se ha dicho sobre leyes que han determinado la protección de seres débiles que se les ha vuelto en contra cuando desde la desfachatez se ignora la falta de conocimiento sociológico para haber abordado con consecuencia, legitimándolas técnicamente dejándolas en el aire y pensado que la suerte no haga que los vientos soplen con tanta fuerza que la norma que afecta a los malhechores vaya a mas y pongan la cara colorada a la ministra de Igualdad, Irene Montero; que confunde su soberbia con la adecuada reflexión para corregir lo que se deba corregir.
No es que los tribunales de justicia estén perplejos por leyes que han emanado deprisa y corriendo desde un parlamento secuestrado por intereses partidistas y se den la mano la malversación y la insumisión con tal que el poder se continúe manteniendo por el gobierno de turno sin tener ningún tipo de preocupación que esto pueda desencadenar violencias soterradas y no solo dialécticas sino de otro cariz que a lo largo de la historia por la torpeza de gobiernos han originado graves desajustes sociales que no se solucionan con las leyes porque el descontrol puede ser imprevisible y desafortunado.
No es que se afanen en requerir a la población que colaboren desde las aceras de la calle con las altas instancias del poder, porque muchos ya lo hacen y si otros se han cansado es porque los han usado como pretexto obteniendo a cambio más incertidumbre que la que sufrían.
Por lo que si quieren avanzar hacia al aprobado deben abandonar la mentira para que no asalte a la palabra como forma de propaganda y se afanen en hablar claro, sin ambages y que la seriedad acompañe a la acción política para que se hagan comprender por todo el mundo, dejando de lado su electoralismo ramplón para que no determinen sus frustraciones y los suspensos que la sociedad les concede..
