Crónicas pretéritas de mi isla de El Hierro.
Por Donacio Cejas Padrón (2005).
Hasta fechas bastante recientes la lucha canaria ha sido el deporte por excelencia en nuestra isla, el acontecimiento que congregaba a jóvenes, niños y mayores en todos los pueblos, las plazas se llenaban invariablemente tanto en El Mocanal como en Valverde, Isora, San Andrés, El Pinar, Sabinosa y Frontera, en las fiestas de todos estos pueblos desde primeras horas de la tarde se notaba el fluir de todos los herreños a su espectáculo favorito, y tanto mujeres como hombres acudían entusiasmados a disfrutar de una tarde de lucha; la temporada de luchas comenzaba habitualmente el 29 de junio en El Mocanal en su fiesta de San Pedro, era la primera lucha del año, continuaba con San Lorenzo y Candelaria en Frontera, Los Remedios en San Andrés, La Paz en El Pinar, y también se luchaba en La Dehesa el día 24 de septiembre, esta lucha se cambió posteriormente a Sabinosa, y el día 25 se luchaba en Tigaday, finalizando así la temporada luchistica; pero cierto es que también a lo largo de los tiempos ha habido épocas de apogeo, de gloria, de tardes inolvidables, y etapas de crisis, de ausencias, de desinterés por nuestro deporte, y ahora en nuestra isla lamentablemente estamos atravesando una mala época para la lucha canaria, ya no se llenan nuestros terreros, ya no se aprecia la ilusión de otros tiempos, ya no concurren equipos potentes de otras islas a medirse con los luchadores herreños, y muchos de nuestros jóvenes se inician en otras disciplinas deportivas, es natural que así suceda, los jóvenes de todos los tiempos ven en el deporte una actividad edificante para su personalidad, para su desarrollo físico, para su formación como persona, para su equilibrio psíquico y mental, todo ello es bueno y debemos valorarlo razonablemente aunque no sin dejar de lamentar el que la lucha canaria haya perdido importancia entre los jóvenes y mayores de nuestra isla. Pero no es la primera vez que este fenómeno aparece en la sociedad herreña, ya hubo también en pasadas épocas, periodos de los cuales recuerdo alguno en que la lucha canaria atravesó momentos como el actual y gracias a la acción de algunas personas, el brotar de jóvenes destacados en la disciplina, como Barbuzano en los años 60 y El Pollito en la actualidad, y a la conjunción de varios factores favorecedores, se logró el renacer de la lucha canaria en nuestra isla, quiera Dios que por alguna circunstancia positiva se vuelva a repetir la historia y que nuestras plazas se vuelvan a llenar de gente ilusionada con la lucha.
Me permitiré en esta modesta crónica traer a la memoria de los mayores estampas de viejos tiempos y mostrarles a los jóvenes algunas escenas relacionadas con la lucha canaria en nuestra isla que marcaron su historia, y se hicieron inolvidables para nosotros, sabiendo naturalmente que en una breve crónica es muy poco lo que puede anotarse de un tema tan extenso y tan lleno de anécdotas y hechos sucedidos, pero aun así, y corriendo el riesgo de algunos olvidos indeseados, me propongo escribir unas líneas sobre la lucha canaria en nuestra isla de El Hierro, especialmente durante los años de las décadas de los cincuenta y sesenta del pasado siglo.
Empezaré haciendo un recuerdo de D. Ramón Méndez, figura legendaria de la lucha canaria en El Hierro, y al que conocí en niñez, pues vivía junto a la escuelita de Las Lapas, y al que los niños nos agradaba oírle contar algunas de sus hazañas de los años mozos respecto de la lucha canaria, y de sus amoríos juveniles, le gustaba al anciano D. Ramon rodearse de niños en los Muros de La Cruz de Las Lapas y dar rienda suelta a sus recuerdos, a sus nostalgias, a sus sueños lejanos. Una mañana del mes de mayo, el mes de las flores del año 1954, a la sombra de un duraznero negro en su casa de Las Lapas falleció D. Ramón, y a los niños de la escuela nos faltó repentinamente y para siempre la tierna sonrisa y los cálidos cuentos de un anciano manso y soñador como todos los ancianos. Por aquella época eran luchadores de actualidad Valentín Hernández, José Armas, Mauro León, Leonardo, Manuel Jorgina, Cenobio, Ciro Castañeda, Dacio Cejas, Yiyo, Manolo Simancas, el Pollo de La Agachadilla, Juan González, Bartolo Fernández, y otros que naturalmente escapan a mi memoria, en ese entonces vino a nuestra isla una selección de Tenerife en la que formaban entre otros el Pollo del Estadio, El Mudo, Vidal Martín, etc., dándose la anecdótica noticia que lucharon en varios pueblos de la isla y que de uno a otro pueblo se trasladaban caminando. Pero en esa época la lucha no estaba muy organizada, eran encuentros casi espontáneos en coincidencia con las fiestas pueblerinas, ya estaba dejando de practicarse la lucha corrida, pero sí despertaban verdaderas pasiones entre los espectadores, eran los primeros años de la década de los cincuenta y en ese tiempo los pueblos de Sabinosa y El Pinar, que entonces contaban con muy buenos luchadores, se enfrentaban habitualmente juntos contra todos los pueblos de la isla, destacaban entre sus filas Yiyo y Manolo Simancas entre otros.
Unos años más y de la mano del inolvidable D. Francisco Acosta Quintero como Delegado Insular de La Federación de Lucha Provincial, se inicia a mi juicio la verdadera organización de la lucha canaria en El Hierro, formándose varios equipos, creo que casi en todos los pueblos que fueron nutriéndose ya de jóvenes valores luchísticos, algunos de ellos años más tarde fueron figuras tan nombradas como Eugenio, Jesús, y naturalmente el mítico Juan Barbuzano, me permitiré nombrar a algunos de aquellos jóvenes luchadores de entonces: Daniel González, Marcucho, Andrés Armas, Eugenio, Toribio, Quico, Rosendo, Sicto, Juan Padrón, Goyin, Ángel Benítez, todos ellos por Isora y San Andrés, y liderados Marcelino Padrón hermano Cándido, entre otros, que aún luchaban, de Venezuela regresó el gran luchador Mauro Machín que también dio gran prestancia a la lucha canaria en El Hierro y posteriormente en Tenerife. Por El norte, Óscar Febles, Erse, D. Valentín Hernández, que aún luchaba, Domingo Brito, Pancho El Negro, y muchos otros. Por Frontera Cayo y Rafael Armas, Mauro, Agustín y José Miguel León, Fisco, Luis Barrera, Miguel Armas, Ignacio Armas, Juan el de Engracia, Mario, Marcos Barrera y otros. Por El Pinar, Paco Piñero, Juan el de Nina, Sergio, Juan Camila, Manuel Fernández, llamado Guerrita, el Campiro, y otros buenos luchadores, Por Sabinosa, Sotero y Domingo, Vicente y Antonio, Tino y varios más. Por Valverde también había buenos luchadores, cuyos nombres no recuerdo sino de muy pocos, pero destacaba notablemente Micto Padrón. Fue aquella una época memorable de la lucha en nuestra isla, que pronto se vino muy a menos con la emigración masiva de nuestros jóvenes a Venezuela, y también en la tierra de Bolívar, en la Caracas de ensueño los luchadores herreños formaron sus equipos y selecciones, una de cuyas fotos acompaña a esta crónica tomada en una tarde de lucha en Venezuela seguramente en algún centro social canario.
Alejado D. Francisco Acosta de la lucha por motivos luctuosos en su familia, y por varios factores concurrentes la lucha canaria en El Hierro se vino a menos, pero resurgió en pocos años merced a las acciones irrepetibles de nuestro Juan Barbuzano, y de Eugenio entre otros que elevaron el nombre de El Hierro en todas las islas, en España, En Europa y en otros países lejanos a cotas inolvidables.
Y unos años más tarde surgió la figura de nuestro Pollito de La Frontera, que llenó y llena aún las plazas de lucha de todas nuestras islas, y que le dio a El Hierro un prestigio luchístico y unos triunfos tan repetidos por muchos años, que seguramente nunca podrán repetirse. Razones comprensibles le hicieron aceptar a formar parte en equipos de otras islas donde hoy milita, dando triunfos a sus equipos, pero naturalmente en nuestra tierra se ha echado en falta su presencia y la de su hermano Perico que también por muchos años ha sido un luchador determinante en los resultados, en los triunfos de su hermano. Indudablemente que Juan Perico es uno de los luchadores del Golfo de más dilatada trayectoria, algo que no deberíamos olvidar en nuestro pueblo.
Ahora se ha empezado de nuevo, formando equipos más modestos, pero interesantes, esperemos que dentro de unos años volvamos a ver las plazas de lucha de nuestra isla, rebosantes de pasiones y ocupados todos sus asientos, que así sea, es mi deseo y el de todos los herreños.