Por Donacio Cejas Padrón.
La época que estamos viviendo en nuestra patria, rodeados de comodidades, y de bienes de servicios, contrasta con aquellos tiempos pasados en que las deficiencias y necesidades eran lo habitual, lo cotidiano, nuestra isla carecía de los mínimos elementos que hacen la vida placentera y agradable, recuerdo que por los años cincuenta del pasado siglo, no había muelle aún, ni por supuesto aeropuerto, ni luz, ni agua, ni colegios dignos, las pocas carreteras estrechas y de tierra, no había aún servicio de pasajeros a Valverde, y fue precisamente por esos años, 1954 -55 cuando se organizó este servicio de pasajeros, atendido por el camión deAguanueva, un precioso Austin matrícula TF 7112, que después fue continuado por otro camión de la misma marca propiedad de D. Luis Barrera TF 9370, camión este que llegó a nuestro pueblo el día 9 de agosto de 1955 día de un pavoroso incendio en la isla,y al ser descargado el camión desde el barco, no pudo venir para Frontera, pues antes hubo de recorrer la isla recogiendo gente que viniera a colaborar en las tareas de combatir el fuego. El serviciode pasajeros ocurría los lunes, días en que venían los barcos.
Tampoco había personal sanitario alguno en El Golfo, si lo había en Valverde el recordado médico D. Pancho, y otro en El Pinar,cuyo nombre no recuerdo, y si me consta que por gestiones directas del Párroco Jose Segura ante El Delegado de El Gobierno entonces D. Juan Sánchezde La Barreda, se logró que se creara la plaza de Practicante (ATS ahora) la cual vino a ser ocupada por un joven natural de Bañaderos,Gran Canaria, amigo personal del citado párroco, y supongo que recomendado por él, Ricardo Puyol Ariza, que llenó un enorme vacío, atendiendo a todos los vecinos de Frontera, casa por casa, caminando en los primeros tiempos aunque después logró comprar una moto con la cual podía desplazarse aSabinosa y El Pinar, se puede decir que Ricardo salvó muchas vidas por su labor sanitaria, al poco tiempo se casó aquí con nuestra querida Peya, y pasó unos largos años entre nosotros, era gran jugador de futbol, formaba parte del ESTRELLA, uno de los tres equipos que para entonces se habían formado en Valverde.
Mi prematura emigración en 1960 a Las Palmas, y después a Venezuela, necesariamente me alejaron por largo tiempo de mi querido pueblo, y al regresar años después, ya me encontré con unas monjitas que cumplían además funciones sanitarias, y el recordado médico D. Julio, de tan dulce recuerdo, y el cual ya es vecino ocasional de nuestro pueblo, pues tiene su casa en Merese donde acude cuando sus ocupaciones se lo permiten.
Pero hoy, quiero referirme, y lo hago con la mayor humildad y sentido de la gratitud al personal que labora en el hermoso y bastante bien dotado Centro de Salud Valle de El Golfo, los vecinos de Frontera tenemoselregalo de contar con ese bonito edificio, pero a su vez contamos con la esmerada atención profesional de un personal selecto, competente, atento,de dulce trato, desde el personal administrativo y laboral, como los enfermeros y médicos que se desviven por sus vecinos y pacientes, dando lo mejor de sí en el aspecto sanitario, pero con una dulzura y un cariño que merecen nuestra constante gratitud.
Desde que uno llega a la ventanilla a realizar gestiones, se encuentra con un personal amable y competentes que orientan con toda eficacia de los pasos a seguir, la verdad es que me admira su profesionalidad y también su exquisito trato, así sucede con los enfermeros, y médicos, no quiero nombrar a ninguno en particular, quiero eso sí, con esta humilde crónica, hacerme gustosamente vocero de todos los vecinos y pacientes que a diario acudimos a nuestro centro de salud, y que se sepan queridos y respetados.
Ese centro de salud, es la puerta de entrada al entramado administrativo para realizar las gestiones que nos llevaran a atención especializada y quirófano, y el personal de Frontera se desvive porque nuestro recorrido burocrático sea lo más rápido posible, por eso una vez más le doy las gracias en nombre de mi persona, de mi familia, y de todos los vecinos de este hermoso y querido pueblo de Frontera, donde le pido al Sr. que me permita vivir los postreros años de mi ciclo vital. Dios les proteja, El Sr. les cuide.