Disculpen que les hable otras ves de Trump

Disculpen que les hable otras ves de Trump

Por Luciano Eutimio Armas Morales.

Ayer, un amigo me comentaba que habló por teléfono con su hijo, profesor en un centro de enseñanza de Chicago, y le contó como el día anterior se habían presentado en el colegio agente del ICE y del CBP, (Servicio de inmigración y control de aduanas), con la intención de llevarse algunos niños.

Los profesores, con el director al frente, se opusieron a que entrasen en el colegio sin orden judicial y los agentes optaron por retirarse. En los profesores y en los alumnos, se instaló el miedo y la angustia al pensar que, seguramente, volverán otro día con algún argumento más contundente.

Los agentes obedecían, por otra parte, la orden de Benjamine Huffman, secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, que permite a los agentes aplicar las leyes de migración en las llamadas zonas sensibles, como los colegios, aunque en ciudades como Chicago, las autoridades escolares se han mostrado en contra de la persecución a estudiantes indocumentados.

Imaginemos la situación de los estudiantes y sus padres, indocumentados, que estarán sumidos en el temor y la ansiedad.  Contaba la periodista E. Colomé, como Eva, una migrante mexicana indocumentada, le decía a su hijo de siete años antes de salir para el colegio:

-Bebé, nosotros no tenemos papeles, no nacimos aquí, y nos están agarrando.  Si un día nos llega a pasar eso y no me encuentras en la parada del bus cuando llegues del colegio, no llores papito, que tu tía te recoge y te lleva a México conmigo.

Se calcula que en Estados Unidos residen entre doce y catorce millones de indocumentados, de los cuales más de diez millones trabajan, normalmente en la agricultura, la hostelería y los servicios, y pagan impuestos por medio del ITIN, (Número de identificación individual de contribuyente). Habría que ver el impacto en la competitividad de la economía de Estados Unidos, si de pronto prescindieran de toda esa mano de obra con salarios bajos. Pero esa es otra. 

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El presidente Donald Trump, por otra parte, firmó el miércoles 27 la orden que daba cumplimiento a la ley Laken Riley, aprobada en la Cámara de Representantes por 263 votos a favor y 156 votos en contra, que permite detener y deportar a cualquier inmigrante indocumentado que haya cometido cualquier delito, aunque fuese por ejemplo conducir con exceso de velocidad, al tiempo que le negará el visado de entrada a ciudadanos de cualquier país que no acepte a los deportados.

Así mismo, el miércoles día 29, Trump también anunció, que va a firmar una Orden Ejecutiva para crear un centro de detención en Guantánamo para 30.000 plazas. Y en rueda de prensa posterior, el presidente Trump anunciaba: Tenemos 30.000 camas en Guantánamo para detener a los peores extranjeros ilegales, criminales que amenazan a los estadounidenses. Algunos de ellos son tan malos, que ni siquiera confiamos en que los países los retengan. No queremos que regresen, así que los vamos a enviar a Guantánamo".

Tom Homan, expolicía nombrado por Trump como responsable de seguridad fronteriza, lo ratificaba: “Guantánamo solo albergará lo peor de lo peor”.

También este mismo día 27 de enero, miércoles, se conmemoró el 80 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, al que los trenes del holocausto llevaron casi millón y medio de personas, de los que murieron más de un millón.

El periodista P.J. Ramírez lo comentaba en su columna en estos términos: “Pero sobre todo acojona, (Si perdónenme, pero es que acojona), la frialdad con la que muchos otros ciudadanos estadounidenses, los que se dicen los buenos, aceptan esto, (Las políticas de Trump), lo alientan e incluso banalizan y hacen chistes. Es como la indiferencia de quienes vivían al lado del campo de Auschwitz y sabían lo que pasaba, y comenzó el infierno.”

Y aquí resulta ineludible citar las palabras del pastor protestante Martin Niemöller en un sermón, que posteriormente utilizó Bertolt Brecht:

"Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, no dije nada, yo no era comunista.
Cuando vinieron a por los socialistas y los sindicalistas, no dije nada, pues no era ni lo uno ni lo otro.
Cuando vinieron a por los judíos, no dije nada, pues yo no era judío.
Cuando vinieron a por mí, para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí."

Disculpen que les hable otra vez de Trump, pero no puedo evitarlo.