Jonay Quintero Hernández*.
El Mar de las Calmas es un ecosistema único con un valor natural descomunal, no solo por su extraordinaria biodiversidad, sino también por su conservación sostenible. A lo largo de los años, las prácticas tradicionales de pesca artesanal han sido parte fundamental de la preservación de la biodiversidad en estas aguas, generando un equilibrio entre conservación y desarrollo.
Gran parte de este logro se debe a la existencia de la Reserva Marina del Mar de las Calmas, creada en 1996 con un objetivo principal: preservar los ecosistemas marinos y promover un uso sostenible de los recursos. Esta superficie ha sido un elemento primordial para favorecer la conservación del Mar de las Calmas, por lo que no es de extrañar que este Mar sea una de las áreas marinas mejor conservadas de Canarias y uno de los ecosistemas marinos más excepcionales del Océano Atlántico.
En su momento, parte de la ciudadanía consideraba una gran amenaza la creación de dicha Reserva Marina, pero con el paso del tiempo se ha demostrado que fue una decisión clave e importantísima para generar diversidad y riqueza, tanto en el ámbito medioambiental como en el socioeconómico. Mientras algunas personas veían piedras en el camino, otras simplemente veían diamantes. A día de hoy, ha quedado bastante claro quiénes tenían una buena visión y quiénes tenían una venda en los ojos.
La propuesta del Parque Nacional Marino del Mar de las Calmas incluye varios objetivos concretos y realistas: conservar los valores naturales y culturales, desarrollo sostenible de la población local, investigación científica, sensibilización ambiental y uso y disfrute por la sociedad. En definitiva, esto es lo que se pretende alcanzar, bajo la normativa aprobada por el órgano gestor, que estará ubicado en la isla de El Hierro, y cuyas decisiones se basarán en las opiniones y valoraciones del patronato, que estará compuesto por diferentes agrupaciones del sector pesquero y del buceo, las administraciones locales e insulares, el Gobierno de Canarias y la Administración General del Estado, entre otros representantes del territorio. Por tanto, no nos “gobiernan desde Madrid sin conocer las particularidades de la isla”, ya que el órgano gestor tendrá en cuenta las costumbres herreñas y su idiosincrasia antes de aprobar cualquier normativa.
Lamentablemente, hoy en día no es de extrañar que se divulgue información y datos que carezcan de veracidad y autenticidad. En la isla de El Hierro se ha recalcado repetidamente que, tras la creación de este Parque Nacional, se prohibirá la pesca con caña en algunas zonas de la costa, el baño en Tacorón y en el Faro de Orchilla, así como la navegación libre. Todo esto es completamente falso, precisamente porque se han tenido en cuenta las singularidades de la isla y las tradiciones de los herreños y las herreñas, evitando que la línea delimitadora alcance las áreas costeras.
No cabe duda de que este Parque Nacional implicaría la generación de diversos beneficios, por un lado, medioambientales: conservación de la biodiversidad marina, protección frente a amenazas futuras, fomento de la investigación y seguimiento científico del medio marino, incremento de la vigilancia, representatividad de los sistemas naturales marinos e
integración en la Red de Parques Nacionales. Y, por otro, socioeconómicos: preservación de la pesca artesanal tradicional, contribución a un modelo socioeconómico basado en la sostenibilidad, generación de empleo, atractivo para un turismo de calidad, uso y disfrute de un medio marino bien conservado y escenario propicio para la educación y sensibilización ambiental.
El Parque Nacional del Mar de las Calmas sería el primer parque nacional marino de España. Esta declaración también implicaría que todas las islas de la provincia de Santa Cruz de Tenerife cuenten con un parque nacional en su territorio, ampliando así la lista de Parques Nacionales de Canarias: Garajonay en La Gomera, la Caldera de Taburiente en La Palma, las Cañadas del Teide en Tenerife, Timanfaya en Lanzarote y el Mar de las Calmas en El Hierro. Un gran privilegio y un regalo para Canarias y su gente.
Es fundamental reflexionar sobre si realmente valoramos el futuro de nuestros océanos. Debemos hacer todo lo posible para garantizar que el Mar de las Calmas continúe siendo un refugio de vida marina y un ejemplo de conservación sostenible a nivel mundial.
¿Cómo podemos hablar de un futuro sostenible sin respaldar la protección de joyas naturales como el Mar de las Calmas?
*Jonay Quintero Hernández, diputado del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso.