Crónicas pretéritas de nuestra isla de El Hierro, empresarios herreños del siglo XX.
Por Donacio Cejas Padrón (2007).
La historia económica de cualquier sociedad se nutre a mi modesto juicio de lo que hagan sus hombres y mujeres, sus habitantes, que en aras del progreso propio y del progreso del lugar donde desarrollan su actividad, entran en la historia para quedarse como protagonistas importantes del quehacer de los pueblos. En esta modesta crónica me ocuparé de un herreño natural de Valverde, que en las pasadas décadas se distinguió en su actividad empresarial, por cierto muy diversa, y que de alguna manera puede considerarse como un símbolo de lo que puede hacer un empresario, aun viviendo en el limitado marco insular de nuestra pequeña isla de El Hierro. Me refiero a D. Nicolás Pérez Arteaga, gracias a Dios aún muy conservado y gozando de buena salud a pesar de su edad un tanto avanzada.
Seguramente que al hacer una semblanza de D. Nicolás Pérez Arteaga puedo incurrir en algún error tanto de fechas como de cualquier otra naturaleza, anticipadamente pido disculpas por si ello sucediera.
Según los datos que he ido recogiendo, desciende D. Nicolás Pérez de otro Nicolás Pérez, conocido como Nicolás Palmero, que procedente de La Palma llegó a nuestra isla en épocas ya bastante alejadas, y que se dedicó al comercio en Valverde, pero que también tuvo comercio en El Pinar, a donde se trasladaba varias veces al mes con su bestia cargada de mercancías para atender su clientela en aquel pueblo. También su padre, con el mismo nombre, tuvo comercio en Valverde en el lugar conocido como Punta de La Carretera, y fue allí donde nuestro personaje de hoy se inició en la actividad comercial junto a su padre, pero que muy jovencito aún buscó su propio camino iniciándose en el comercio por su cuenta desde muy tierna edad.
Siendo yo muy niño aún, ya oía su nombre como contratista de aprovechamientos forestales, carbón y leña, en los montes de El Golfo, eso sería a finales de la década de los cuarenta y principio de los cincuenta, después del pavoroso incendio para la exportación de carbón y leña a otras islas del archipiélago. Seguramente ese sería el debutar de D. Nicolás como empresario a gran escala, pues para llevar a cabo la subasta hubo de contar ya con algunos camiones propios y contratados, además del que sufrieron los montes de adentro, y que dio lugar a esos aprovechamientos numeroso personal que se ocupaba en las labores de producción y extracción del carbón y la leña, recuerdo que con los limitados medios con que contaba entonces logró construir una pista desde La Montaña Colorada hasta el Lomo Gordo en los altos de El Golfo para facilitar el transporte del material. Recuerdo también las montañas de sacos de carbón en La Plaza de Candelaria, bajado hasta allí a lomos de mulas para después ser exportado a otras Islas.
Por ese tiempo ya tenía tienda propia en Valverde, atendida por su amable esposa D Tilde, en la calle San Francisco de Valverde, e iniciando muy pronto la construcción del gran edificio en esa misma calle, allá por 1953, edificio este que aun en esta época sigue siendo uno de los más importantes en nuestra Villa Capital. En este edificio se instaló entonces El Banco Hispano Hispanoamericano, La Central de Teléfonos, y una parte del local comercial fue ocupado por un comercio ya mucho más ampliado del propio D. Nicolás Pérez, comercio este que siguió siendo atendido por su esposa que sabía ganarse con su dulce trato el cariño de los clientes tanto de
Valverde como de otros pueblos de la isla que acudían a Valverde los días de correo a efectuar sus compras.
A partir de entonces la actividad empresarial de D. Nicolás fue muy amplia y variada, creo que D. Nicolás casi puede decirse que hizo de todo, Importador y Distribuidor de Materiales de Construcción, Empresario del transporte de pasajeros, pues por algunos años fue propietario de las Guaguas que surcaban las carreteras herreñas. Tuvo fábrica de hielo y refrescos, hornos de cal, etc. Pero seguramente donde más se destacó D. Nicolás fue como contratista de obras importantes, posiblemente intervino en la construcción de casi todas las carreteras de nuestra isla, por lo menos de las más importantes, y siempre cumplió con Las Administraciones para la entrega de las obras en los plazos previstos, siendo también pionero en la adquisición de tractores y maquinarias para ejecutar con más confianza y rapidez esas obras.
Y en suma podemos decir que D. Nicolás Pérez ha sido un empresario ejemplar, y que todos debemos sentirnos orgullosos de que hombres como el citado se honren llamándose herreños, deseándole muchos años de salud y vida tanto para como para su esposa D Tilde, en quienes sus numerosos hijos, también destacados en la vida económica de nuestra isla, ven un ejemplo a seguir.