Queremos turismo, turismo … ¡Y más turismo!

Queremos turismo, turismo … ¡Y más turismo!

Luciano Eutimio Armas Morales.

El pasado año se batió el récord absoluto de turistas en Canarias, con 17,72 millones. En lo que va de año, se contabiliza un incremento del 2.8 %, por lo que seguramente, se superará este récord. Para la economía de Canarias, el turismo representa el 35,2% del PIB, y más del 40, % del empleo, si sumamos los empleos indirectos. A Canarias llegan casi los mismos turistas que a Canadá, y más que a países como Vietnam, Marruecos o Egipto. 

PONGAMOS QUE HABLAMOS DE LANZAROTE.

Mientras tanto, a Lanzarote llegaron 3,08 millones de turistas en 2.024. Y si hacemos una comparación, la isla de Lanzarote recibe más turistas en un año, que países como Uruguay, Perú, Jamaica, Israel, Finlandia o Chile.  Curiosamente, la población de la isla de Lanzarote, que en 2001 era de 96.781 habitantes, en 2.024 llegó a 163.457 habitantes. Un incremento del 68, % en poco más de veinte años. Obviamente, no ha sido un crecimiento vegetativo, porque con datos a 2024, según el ICE, solo el 44, % de los habitantes de la isla de Lanzarote han nacido en la isla.

Y en este mismo periodo de tiempo, Lanzarote ha pasado de tener 59.735 plazas alojativas turísticas, a tener 90.472. El incremento de puestos de trabajo generados en estos años, ha sido cubierto en gran medida con trabajadores llegados desde fuera de la isla, ya sea en barco, en avión o en patera, y por eso, el porcentaje de nativos en la población se ha reducido tanto. Hay municipios como Tías o Yaiza, que tienen casi el doble de plazas turísticas que de habitantes.

¿Es esto sostenible?

Desde el año 2000, diversos informes de expertos e iniciativas legislativas, exponían que el crecimiento tiene un límite, como todo en la vida, y se hablaba de la “capacidad de carga de un territorio”, es decir, cuantos residentes y turistas puede soportar un territorio, sin que se deterioren gravemente las condiciones de vida de sus habitantes, los servicios y el medio ambiente. Pero esas iniciativas fueron primero diluidas y luego neutralizadas, con dos leyes infames hechas a la medida de los depredadores del territorio: La Ley del Suelo, 4/2017, y la Ley de Las Islas Verdes, 14/2019.

En el año 2023, la presidenta del Cabildo de Lanzarote, Dolores Corujo, decía que Lanzarote estaba “saturada turísticamente”, y que no se podría construir ni una cama más. Después hubo elecciones, y el nuevo presidente del Cabildo, Oswaldo Betancort, promueve la autorización para construir ocho nuevos hoteles en Lanzarote con unas 3.200 camas. Y eso, después de que en Lanzarote se hayan construido catorce hoteles ilegales, que siguen abiertos, y aquí no pasa nada. 

Como parece que los nuevos hoteles son de cinco estrellas casi todos, eso supone una demanda de empleo directo aproximada de 1.250 trabajadores además de los empleos indirectos generados, que en su mayoría que llegarán desde fuera de la isla, y demandarán al llegar una vivienda, asistencia sanitaria, colegio para sus hijos o uso de servicios e infraestructuras públicas. Y eso supondrá, más demanda de transportes, más consumo de energía y agua, más presión sobre la gestión de residuos y depuración de aguas residuales, etc.

¿Y qué ganarán los actuales habitantes de Lanzarote, como un administrativo, un empleado de una gasolinera, o de banca, o de una farmacia, o un camarero, o un fontanero, o un taxista, con esos nuevos hoteles?

Absolutamente nada. 

¿Y que perderán?

Perderán calidad de vida: saturación de servicios públicos como ambulatorios, hospitales o colegios. Más atascos de tráfico. Más ruido y contaminación. Más deterioro del territorio y de las costas…

¿Y quienes ganan? Muy sencillo, ganarán los que construyen los hoteles y los que le dan la licencia: A estos les importa una higa que en Canarias haya cada día más pobreza, más marginación social, más destrucción de nuestro patrimonio, más masificación, mayores desigualdades sociales, peor sanidad y peor educación, más degradación de nuestro territorio y nuestras costas, porque como dicen los americanos, “business are business”.

PONGAMOS QUE HABLAMOS DE EL CONGO

Pero imagínense Vds. por un momento, la situación de El Congo en la primera mitad del Siglo XX: Unas tribus primitivas y medio salvajes, sobrevivían en la selva ajenas a las ventajas del progreso y la civilización. De pronto llegan unos colonos, y descubren que en aquellas tierras hay oro y diamantes. Les regalan algunas baratijas a los jefes de tribu y reyezuelo de turno, y consiguen que les den licencia para explotar esa riqueza.

De pronto, la civilización comienza a entrar en la selva: llega maquinaria que hace carreteras por donde antes era una selva intransitable; instalan grupos electrógenos para producir electricidad; construyen almacenes, oficinas y viviendas para los colonos; colocan unos palos por los que pasa unos cables, para poder hablar a distancia con unos aparatos; hacen depósitos de agua potable para poder tratarla y evitar enfermedades… en resumen, la “civilización ha llegado a la selva”.

Pero es que además, los pobres congoleños que antes iban descalzos por la selva y medio desnudos tratando de cazar algún animalito o coger algunas frutas para poder comer algo ese día, ahora trabajan para los colonos, van vestidos y con unas botas para evitar cortes y picaduras en los pies, y además, les dan unas monedas todos los meses, con las que pueden comprar comida, ropa y baratijas en las tiendas que han abierto los colonos, y para colmo, hasta disponen de un botiquín con un enfermero, en el que les atienden cuando tienen algún pequeño accidente o una enfermedad sobrevenida, con medios y medicinas que no estaban al alcance de sus hechiceros. ¡Ha llegado el progreso para nuestras gentes! Decía el pregonero de turno del reyezuelo.

Pero algún congoleño más avispado, que además ha viajado, se da cuenta de que los colonos se llevan el oro y los diamantes para Bélgica, donde han amasado increíbles fortunas, y a los congoleños solo les quedan pagas miserables y progreso aparente, salvo el reyezuelo, al que le han regalado un palacete en París y le pagan sus caprichos. 

Ese congoleño avispado, le dice a sus paisanos que están siendo explotados, que las riquezas de su tierra se las llevan los colonos casi gratis, y a ellos solo les quedan pagas de miseria, y destrucción y contaminación de su selva. Pero los cantamañanas del reyezuelo le contestan que está muy equivocado, porque los colonos han traído la civilización y el progreso, y sin ellos estarían en taparrabos apartando lianas para poder avanzar por la selva.  Y después, matan al congoleño avispado.

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PONGAMOS QUE HABLAMOS DE CANARIAS

Pues este ejemplo puede darnos una idea de lo que está ocurriendo en Canarias: Nuestro oro y nuestros diamantes, son nuestro clima, nuestras playas, nuestro sol y muestra naturaleza. Los lobbies turísticos venden en Londres, Frankfurt o Estocolmo nuestro sol, nuestro clima, nuestras playas y nuestra naturaleza, con la sola condición de que se hospeden en su hotel…  y a ellos les sale gratis. ¿Se dan cuenta donde está el negocio?

Pero es que, además, el mantenimiento y limpieza de nuestras playas, la vigilancia y cuidado de nuestros espacios naturales, la construcción y conservación de senderos y de vías de comunicación, lo pagamos nosotros con nuestros impuestos. Pero los turistas vienen y lo disfrutan gratis. ¿Habrá disparate mayor? ¿No se preguntan ustedes, por qué los políticos gobernantes se oponen a crear una tasa turística?

Bután es un país del Himalaya, muy atractivo para los turistas por los paisajes, cultura ancestral, bellezas naturales, reservas de vida silvestre, palacios y monasterios budistas cargados de historia… Pues bien, si usted quiere hacer un viaje turístico a Bután además de pagar billetes aéreos, estancia en hoteles, comidas y demás, deberá pagar una tasa turística de cien dólares por persona y noche. Si, han entendido bien, cien dólares por persona y noche.

Sin llegar a las cifras de Bután, en Honolulu los turistas pagan una tasa de 48 dólares diarios por persona; en Venecia, 5 euros por entrar en la ciudad y otros 5 euros por día al pernoctar en un hotel; en Roma, 10 euros por persona y día; en Barcelona, 7,50 euros por persona y día; en Mallorca, 5 euros por persona y día, y en Ámsterdam, por ejemplo, 11 euros diarios a los turistas que van en un crucero y hacen escala en su puerto. ¿Y en Canarias? Gratis total.

Imagínense que en Canarias, como en Bután, se estableciera una tasa turística de cien euros por persona y día. Sabemos que con la legislación vigente sería inviable, pero puestos a imaginar, ¿Qué ocurriría? Tendría un efecto disuasorio sobre los turistas “de alpargata”, como le llamamos a los turistas pobres que vienen con todo pago, a tomar sol, comer hamburguesas y beber cerveza, y entonces, en lugar de recibir 17 millones de turistas, recibiríamos solo 10 millones.  ¿Cuáles serían las consecuencias?

Que en Canarias se recaudarían … ¡Mil millones de euros en tasas turísticas! Con lo cual se podrían mantener como un palmito, todos nuestros espacios naturales, nuestras playas, nuestras carreteras…

Pero es que además como vendrían menos turistas, habría menos presión sobre el territorio y sobre nuestras costas, menos generación de residuos, menos contaminación, menos atascos… en resumen, mejoraría las condiciones de vida de los residentes en estas islas. Pero sucede que estas políticas que estamos sufriendo no están al servicio de los canarios, sino al servicio de los lobbies turísticos y de los depredadores del territorio, y lo que les interesa es que vengan cada vez más turistas, y construir cada vez más hoteles.

Les pongo un ejemplo: En Fuerteventura se han construido dos hoteles en el espacio natural de las Dunas de Corralejo, que además han ampliado ilegalmente, por lo que está en marcha un procedimiento de caducidad de la concesión y demolición de los mismos. Y también se ha construido un hotel en Playa Blanca, Lanzarote, el Sandos Papagayo, en parte sobre dominio público y marítimo terrestre. Y en Arguineguín, Gran Canaria, hay un pequeño puerto del que se sirve una fábrica de cemento, a la que le vence la concesión. 

¿Y saben ustedes, porque los que se autodenominan nacionalistas, tienen tanto afán en recuperar totalmente las competencias en costas? ¿Para defender a todos los canarios y a nuestro patrimonio marítimo y terrestre? Pues no, para defender a Iberostar, y legalizar los hoteles de las Dunas de Corralejo; para defender a Juan Vicente Ferri Guardiola y legalizar el Papagayo Sandos; o para echar a la fábrica de cementos del puerto de Arguineguín, una industria que es la única fábrica de cemento de Canarias, y construir en su lugar un puerto deportivo y un resort turístico de lujo. Para eso quieren los seudonacionalistas las competencias en costas.

PONGAMOS QUE HABLAMOS DE EL HIERRO.

Parafraseando a Larra, hoy, hablar de El Hierro, es llorar. 

Ya que estamos hablando de turismo, en el vigente PIO de nuestra Isla, se preveía el desarrollo de polos turísticos con un crecimiento moderado y acompasado a la capacidad de carga del territorio. Pero la miopía e ineptitud de algunos políticos, que decían que en su municipio, en lugar de un hotel agrupando varias parcelas, había que permitir que los propietarios de una parcelita pudieran construir una casa de dos plantas, para tener el garaje en la primera planta, la vivienda en la segunda, y el palomar en la azotea, unido a la falta de desarrollo y actualización de los planes generales de ordenación del suelo, y a algunos bloqueos de iniciativas privadas de hoteles o resorts turísticos, bloqueos promovidos por determinados intereses, pues hemos llegado a donde estamos: convirtiendo cuartos de aperos o cuadras de ganado, en viviendas de alquiler vacacional. ¡Viva la Pepa! Decían los gaditanos, hasta que Fernando VII los mandó a callar o a matar.

La Ley del Suelo y la Ley de Las Islas Verdes, en su exposición de motivos, decían que trataban de permitir el desarrollo económico y social del suelo, así como agilizar la tramitación de licencias o procedimientos de autorización relacionados con el territorio. ¡Que bonito si fuese cierto! 

La verdad es que lo que han provocado es más inseguridad jurídica, atascos monumentales en procedimientos administrativos… y favorecer a los de siempre: El interés de unos pocos por encima del interés general, que es un pobre huérfano.

Veamos el caso de nuestra isla: El Cabildo Insular de El Hierro, acogiéndose a la Ley de las Islas Verdes, ha aprobado y declarado de Interés Insular recientemente, la construcción de treinta villas de lujo en suelo rústico de protección agraria en Frontera, que ha estado destinado a cultivo intensivo de plataneras.

Curiosamente, unos cincuenta herreños, según algunas informaciones, han solicitado, acogiéndose a la citada ley, licencia para construir una vivienda vacacional en terreno de su propiedad. Ni una sola autorización ha sido concedida.

Sin embargo, si se concede una, para que un particular, que tiene una finca rústica que podría tener un valor de mercado de 300.000 euros, pueda venderla, gracias a su recalificación, en dos millones de euros. ¡Un pelotazo de libro! Que diría la fiscal María Farnés. 

Realmente, esta operación no es de “interés insular” para los herreños, es de interés para los que dan el pelotazo. Por cierto, esta propuesta fue aprobada en El Cabildo Insular con los votos en contra de Asamblea Herreña y de IUC.Reunir Canarias, y los votos a favor del PSOE y de AHÍ, que, por cierto, está en la oposición. Bueno, aquí también, como dicen los americanos, “business are business”. Ustedes me entienden, ¿No?