Por Donacio Cejas Padrón.
La Televisión Canaria recoge el día de ayer unas declaraciones del Sr. Alcalde de Valverde, dando cuenta de las grandes discordias que se están presentando para organización de La próxima Bajada de La Virgen, en lo que a los grupos de bailarines se refiere, y daba cuenta de una resolución de su Ayuntamiento, de imponer una restricción a los grupos de bailarines de los pueblos, para que en su Raya de Tejeguete hasta la llegada a Valverde limiten su participación a cinco parejas por cada grupo, tratando de evitar así la gran aglomeración de bailarines especialmente a la llegada al Templo de La Concepción.
Su decisión me parece acertada, prudente y generosa, y es lo que debió hacerse en el año 1993 en Malpaso, cuando el grupo de El Pinar se empeñó en que en su raya a la llegada a La Cruz de Los Reyes, no permitirían que bailarines de ningún otro grupo que no fuera el de ellos y el de Sabinosa, se aprecia en estas dos decisiones tomadas una gran diferencia de comportamiento.
La Iglesia, y las autoridades del momento, permitieron esa acción, y todos recordamos el gran problema que se formó, con la detención por varias horas de la procesión, y se abrió la puerta a un conflicto que sigue sin resolverse.
Visto desde la perspectiva del tiempo, pareciera poderse apreciar, que la llamada Comisión Mixta, la misma Iglesia y la Fundación Virgen de Los Reyes no supieron actuar con buen tino, tanto ese día del noventa y tres como después en los tristes sucesos de Las Puntas, que estuvieron a punto de convertirse en tragedia, y que dolorosamente terminaron en El Juzgado. No fue nada afortunada la decisión de traer a Las Puntas, innecesariamente, un contingente de Guardias Civiles, lo que siempre consideré un ultraje a los pueblos del Golfo, esta acción origino consecuencias de muy largo alcance en todos los órdenes de la vida. Fue considerada por las gentes de Frontera como brutal y desconsiderada, además de innecesaria.
Mi edad me aconseja mucha prudencia, y esperemos que en este año se actúe con sabiduría y no se repitan acontecimientos que a todos nos pueden sonrojar. Dios lo quiera.