En el camino de la historia: Vámonos de Jira

En el camino de la historia: Vámonos de Jira

Por Juan Jesús Ayala.

No eran muchas, generalmente dos al año. Una en primavera y otra en el verano. Se corría la voz que el próximo domingo, con motivo de la fiesta de la Caleta, la de Echedo o la de Candelaria en El Valle del Golfo, íbamos a ir de jira. Cada uno llevaba algo para de esa forma dar confección a la comida, donde la tortilla con berberechos y los flanes de tamatina nunca faltaban, así como un buen vino o una exquisita mistela. Se afinaban las guitarras y se sacaban, para orearlas, las alforjas. Y una vez que nos citábamos a las  ocho de la mañana en el Puente o en la Punta de  la Carretera, partíamos, al principio caminando y después ya en guaguas hacia el punto de destino. Lo hacíamos con la alegría propia de aquellos años de juventud, sabíamos que no podíamos demorarnos, ya que a la vuelta había que estar antes de que oscureciera cada uno en su casa.

Casi siempre, una vez que habíamos saboreado las delicias y entusiasmos de la jira, caminando por atajos y veredas para llegar a la playa de callaos o a la plaza de los pueblos y que la modorra nos hacía tumbarnos una siesta  espabilada por las canciones de entonces, lo que deseábamos era llegar pronto a la villa dado que muchas veces nos abrían las puertas del casino y así rematábamos con alguna pieza de baile aquel día de jira.

Joyeria Bazar Elvira pie

Las jiras en la isla fueron una vía de enlace entre los de Valverde y la juventud de los otros pueblos, porque a pesar de tener la isla pocos habitantes, no se había desarrollado una relación convivencial adecuada. Pero las jiras engrandecieron y ensancharon el mutuo conocimiento. Y no solo eso, sino que aparecieron los noviazgos y las ilusiones de una juventud que veíamos  en la jira un fenómeno de reconocimiento social y que deseábamos que cuando se acababa el verano y habíamos ido a Temijiraque apareciera mayo con todo su esplendor para caminar todos juntos por  el Hoyo del Barrio camino del  Árbol Santo y entre la vieja leyenda y el futuro esperanzador tejer ensueños de isla y de vitalidad personal