Por Donacio Cejas Padrón.
El sábado 5 de julio, se celebró en nuestra isla la ansiada y esperada Bajada de La Virgen de Los Reyes desde su Santuario en La Dehesa, hasta La Villa de Valverde, después de recorrer a hombros de sus hijos, todos los herreños, casi treinta kilómetros, traslado este que se realizó con gran alegría, confraternidad y regocijo cristiano, si tratara yo de resumir las condiciones del mismo, lo resaltaría así: SE HA RECUPERADO LA NORMALIDAD, QUE SE HABÍA PERDIDO DESDE 1993.
Felicito de todo corazón a las autoridades herreñas del momento, los Sres. Párrocos, Las Fuerzas de Seguridad, y naturalmente a todo el pueblo herreño que vivió con gran sentido cristiano todo lo relacionado con el acontecimiento.
Desde días atrás, tanto por mar como por aire, miles de personas se han trasladado a nuestra isla con el deseo de participar de La Bajada, y según las tomas de opinión que se han hecho por los medios de comunicación, en general todo el mundo ha disfrutado plenamente de La Bajada, y la mayoría ya anuncian que DM volverán en la próxima Bajada del año 2029.
La naturaleza y el estilo de este acontecimiento cuatrienal para los herreños, es admirado por quienes nos visitan, y sobre todo valoran el esfuerzo de acompañantes de la Sagrada Imagen durante todo el día, así como resistencia de los bailarines, que en un incesante ir y venir le dan un colorido y un ambiente muy singular, y casi único a La Bajada de La Virgen.
Se cumplieron los horarios, salida de La Dehesa, de entrega entre los pueblos, con tiempo para la comida en La Cruz de Los Reyes, y también la llegada a Valverde se realizómás o menos a la hora esperada.
Ahora toca el recorrido por los pueblos, y todos esperamos que tanto en el recorrido por la geografía insular, como en las fiestas de los pueblos, reine la tranquilidad y la armonía para que al fin, cuando la Sagrada Imagen regrese a su Santuario de La Dehesa, todos los herreños podamos sentirnos orgullosos de nuestro comportamiento, y seamos dignos herederos de nuestros antepasados, y por sobre todo, tenemos la obligación de que en nuestra isla nunca más vuelvan a aparecer los fantasmas de desunión y egoísmos pueblerinos que tanto daño han causado en la sociedad herreña.
Dios lo quiera.