Por Luciano Eutimio Armas Morales.
Los Estados Unidos de América es el país más rico del mundo. Si lo consideramos en términos de producto interior bruto, PIB, es decir, la producción económica de un país, según datos del FMI del año 2024 Estados Unidos figura en cabeza con un PIB de 28.949 billones de dólares; seguido de China con 17.701 b./$, toda la Unión Europea, 16.641 b./$; Japón, 4.230 b./$; y España figura con 1.582 b./$ por poner algún ejemplo.
Si lo consideramos en términos de riqueza, es decir, el valor de sus bienes y sus activos, Estados Unidos figura así mismo en primer lugar con 30.507 billones de dólares; seguido por China con 19.923 b./$; Japón con 4.186 b./$, y España con 1.799 b./$.
Y si lo consideramos en Renta per Capita, es decir, cuanto de la renta correspondería a cada habitante, aunque Estados Unidos no es el primero al estar superado por casos atípicos como Brunei, Luxemburgo o Qatar, su renta per capita es de 81.695 $, muy por encima de países como Alemania, (69.338,$, Francia, 61.165 $, España, 52.779 $ o Japón, 50.206 $.
Estados Unidos además es un país puntero en nuevas tecnologías de comunicaciones, en computación, en industria militar, en Inteligencia Artificial y en medicina, y su moneda, el dólar, es la moneda de reserva internacional más importante del mudo, lo que nos podría llevar a la conclusión, de que Estados Unidos tiene todos los ingredientes para ser el país más prospero y feliz del mundo.
Pero veamos un dato: Lo que se denomina “esperanza de vida”, es decir, cuantos años de media, viven sus habitantes. Resulta que en los primeros puestos de este ranking están España, Noruega, Australia, Islandia, Italia, Francia, Suiza o Japón, todos con una esperanza de vida superior a 82 años. Y en los puestos de la cola, países como Haiti, 64,2; Nigeria, 62,1; El Congo, 58,4; o Mozambique, 56,7 años.
La esperanza de vida va asociada obviamente al funcionamiento del sistema sanitario en cuanto a prevención y curación de enfermedades, y los países ricos normalmente tienen una sanidad más potente, y los países pobres carecen de ese sistema sanitario que demandan las necesidades de sus ciudadanos.
¿Qué países tienen mejor sanidad? España desde luego, es de los primeros, y si consideramos por ejemplo el número de médicos por 100.000 habitantes como un factor decisivo, los países pobres figuran con 8 médicos en Mozambique, 20 en Haití o 40 en Nigeria. Y en el lado opuesto, la población de los países que tienen rentas más altas, están mejor atendidos. Por ejemplo, Alemania, 460 médicos por 100.000 habitantes, España, 450; Estados Unidos, 360; Bélgica, 320 y Japón, 260.
Ahora bien, la paradoja es que Estados Unidos figura con una “esperanza de vida” de 76,4 años, muy por debajo de países como Chile, (79,1); Costa Rica, (78,6); Panamá, (77,2); o Albania, (76,5), que son países más pobres.
Y aquí surge inevitablemente una pregunta: Si Estados Unidos es el país más rico; el que tiene la mayor renta per capita; el que tiene la mejor tecnología y los mejores hospitales, equipos médicos y laboratorios farmacéuticos; el que tiene una cifra razonablemente elevada de médicos por 100.000 habitantes… ¿Por qué la esperanza de vida de los americanos es tan baja y están en el puesto 49 de los países del mundo?
El índice de mortalidad está asociado a factores como el estilo de vida, la alimentación, la conducta de salud, o los hábitos como el tabaco o el alcohol, que contribuyen a enfermedades como los accidentes vasculares o cardíacos, el EPOC, las infecciones o el cáncer. Pero todos estos factores de riesgo, se incrementan exponencialmente con la edad.
Ahora bien, cuando un país tiene un sistema sanitario potente que no solo hace diagnósticos tempranos para tratar con más eficacia las enfermedades, sino que tiene además programas de prevención y de cuidados cuando las circunstancias lo exigen, la “esperanza de vida” aumenta. Pero cuando la población no tiene acceso generalizado a un sistema sanitario eficiente, la gente se muere hasta de una gripe mal curada o de una infección que podría ser combativa con un antibiótico.
¿Por qué en Estados Unidos, siendo un país tan rico y con una medicina tan avanzada y de las mejores del mundo, muere la gente tan prematuramente?
Porque no hay una sanidad pública universal, como en los países de Europa y en Japón, sino una sanidad privada, que atiende también en algunos casos a través de seguros como el Medicare, para mayores de 65 años, el Medicaid, para ayuda a personas sin recursos, y el Obamacare, para ayudas en cuidados dentales o de visión. Pero siendo de los mejores sistemas sanitarios del mundo, también es quizá el más caro: Una consulta a un especialista cuesta de 2.500 a 4.000,$, una simple ambulancia medicalizada puede costar 10.000 $, y una estancia hospitalaria de 7.000, a 10.000,$ por día.
¿Consecuencia? La mortalidad infantil y la esperanza de vida en Estados Unidos, está a nivel de países tercermundistas. El americano, que no tiene mucho dinero o un seguro privado muy caro, no puede ser atendido razonablemente bien en su sistema sanitario. Un alto porcentaje de la ruina financiera de familias en Estados Unidos, es debida a gastos médicos derivados de enfermedades graves o accidentes. Como no pueden afrontar esos gastos, se endeudan e hipotecan hasta límites que no pueden asumir.
Esto ha sido así desde hace muchísimos años, pero algo ha cambiado con las nuevas políticas implementadas por Donald Trump: El pasado 4 de julio, coincidiendo con el aniversario de la independencia de Estados Unidos, logró que se aprobase un masivo proyecto de ley presupuestaria, al que llamó “gran y hermosos proyecto de ley”, que forma parte de su programa MAGA (Make America Great Again).
¿Qué comprende ese programa presupuestario? Reducir impuestos a los más ricos, aumentar el gasto en defensa y en fronteras, y recortes en programas de ayuda alimentaria y sobre todo, en Medicaid, con lo cual priva a millones de americanos de ese seguro de atención médica, que aunque un poco precario, les suponía una ayuda inestimable.
Con lo cual, millones de americanos que no tendrán seguro ni dinero para pagarse su factura sanitaria, morirán por falta de asistencia ante una enfermedad grave o un accidente, sobre todo, los mayores. Es lo que podríamos llamar un gerontocidio: ¡Que se mueran los viejos!
Si lo analizamos desde la perspectiva financiera que lo hace Trump, no cabe duda de que tiene su sentido: los mayores son improductivos, y además, demandan más gastos sanitarios, asistencia social y cuidados. Si los eliminamos, si los débiles, los enfermos y los viejos, dejamos que se mueran por falta de atención, evitamos todo ese gasto superfluo, los muy ricos podrán pagar menos impuestos y tendremos más dinero para armamento. Lógica aplastante.
PS. Donald Trump es un americano que va a cumplir 80 años. Pero es muy rico.