Por Donacio Cejas Padrón.
Bien es verdad que el apellido Padrón es muy común en todos los pueblos de la isla de El Hierro, y así se evidencia por la simple observación de tantas y tantas personas naturales de allí que llevamos ese apellido, no osaré yo en mi modesta crónica hacer un estudio sobre el referido apellido, personas con más formación en la materia ya se han ocupado de ello, y hace algún tiempo en Los Llanillos hubo un acto cultural muy bien documentado, presentado y coordinado por unos jóvenes universitarios que han concluido estudios muy interesantes sobre el apellido Padrón, sus orígenes y procedencia y sus ramificaciones en nuestra isla estamos a la espera de una publicación que se nos ha anunciado por estos jóvenes estudiosos donde podremos recrearnos sobre la evolución de este apellido en El Hierro.
Pero el tema a que pretendo referirme en esta crónica tiene que ver casi exclusivamente con una rama de Los Padrones de la cual desciendo, en su relación con los que emigraron a Venezuela entre los años cincuenta del siglo pasado hasta la finalización del mismo, pues vistas las evidencias, y después de muchas consultas he llegado a la conclusión, siempre pidiendo disculpas por algún error u omisión involuntario de que seguramente esta rama de Los Padrones, mayoritariamente de Isora, San Andrés y El Golfo, fueron la familia más numerosa de jóvenes y mayores que emigró a Venezuela por aquellos tiempos, y se integraron en la vida venezolana dedicados a las más variadas profesiones, hijos a su vez de una familia de hermanos muy numerosa - Hilaria, Santiaga, Luis, Bonifacio, Maria, Sinforiano, Clotilde, Angelita, Juan y Cándido, todos ellos primos hermanos de mi queridísimo abuelo D. Francisco Padrón Reboso, al que siempre mi hermano Francisco y yo llamamos Papa crecimos y vivimos nuestra infancia a su cuidado y cariñosa protección cuenta Rosa Elvira Zamora Padrón, hija de Angelita que llegaron a sumar más de sesenta primos hermanos, y que casi todos emigraron a Venezuela en aquellas décadas, y que su presencia en Los Centros Canarios de Caracas los días de fiesta era muy notable, y que casi con ellos era suficiente para amenizar los bailes, que entonces se celebraban después de las luchadas o en días de fiesta señalados en los citados Centros, y que servían para reunirse la juventud emigrante, recordar a las queridas islas, y mitigar las nostalgias que siempre acompañan al desplazado.
No hemos podido completar la información de la descendencia de Cándido, pero sí la de todos los demás, que detallo así:
-Hijos de Sinforiano: 7, Jacobina, María, Lola, Marcelino (falleció en Venezuela), Jovita, Cira y Goya.
-Hijos de Juan. 1 María.
-Hijos de Clotilde. 2 Pedro y María.
-Hijos de María. 7 Clarita, Onelia, Obdulia, Clotilde, Florencio, Severiano y Pedro.
-Hijos de Hilaria. 9 Guillermo, Elia, Arminda, Dencio, Cándido, Agilio, Juan, Nela, y Ubaldo.
-Hijos de Santiaga. 7 Benefido (falleció em Venezuela siendo joven aún), Dámaso, Pedro, Amos, María, Angélica, Carmela y Domingo.
-Hijos de Bonifacio. 9. Rosario, Herminio, Lola, Elvira, Olga, Nieves, Maria Consuelo, Carmen Rosa y Juan.
-Hijos de Angelita. 9. Polita, Maruca, Angélica, Delia, Rosa, Elvira, Lila, Dacio, María Remedios y Paulino.
-Hijos de Luis. 3. Juan Luis, Delia, y Lito.
He sido informado que todos estos primos hermanos tuvieron a bien sufragara sus expensas el costo de la construcción de los bancos de La Iglesia de Isora, en un gesto que les honra y dignifica.
En su mayoría estos primos hermanos emigraron a Venezuela, y al igual que tantos y tantos canarios llegaron a pensar en adoptar aquella tierra para siempre, pero casi todos por una u otra razón han regresado a nuestra tierra lo mismo que han hecho tantos y tantos miles de emigrantes de otros países, especialmente de Italia y Portugal además de los españoles de La Península, y de Canarias naturalmente. Quienes tuvimos la oportunidad de vivir en Venezuela por largos años sabemos que este país acogió a más de un millón de emigrantes europeos, jóvenes, saludables, con buenos hábitos de familia, muchos de ellos formados técnica e intelectualmente para el trabajo, y otros con la sola ilusión de trabajar en cualquier cosa, y que esta emigración si bien mucha de ella progresó económica y socialmente, también es justo reconocer que aportó cultura y métodos de trabajos, y contribuyó de forma determinante a progreso de aquel inmenso país, yo me atrevo a pensar que Venezuela ha perdido un caudal humano que le hubiese sido muy provechoso para su futuro: los canarios emigrantes, y los herreños en particular se dedicaron mayormente a la producción, transporte y venta de productos del campo, y por algunos años fueron determinantes en el abastecimiento de estos productos, especialmente en la querida ciudad de Caracas. Además, muchos de nuestros paisanos se dedicaron a diversas actividades comerciales, casi siempre con éxito.
Hoy Venezuela se debate en una incógnita llena de interrogantes, no pretende yo dar lecciones de ninguna filosofía para lo cual no me siento formado, lo único que realmente si es evidente es que Venezuela perdió y sigue perdiendo continuamente a una parte de su población muy importante, no solamente a los emigrantes que retornan a sus patrias, sino también a jóvenes venezolanos a los cuales nos encontramos por todas las ciudades de España, Italia, Portugal, U.S.A., etc. Y sin entrar en otros debates, si se puede pensar que cuando un país pierde a una buena parte de su juventud, camina irremediablemente a situaciones comprometidas y posiblemente de atraso, dejando para los analistas de alta escuela el estudio sociológico correspondiente.
Venezuela, antaño un país receptor de emigrantes, donde había oportunidad para todos, ha pasado a ser exportador de sus naturales y de los mismos emigrantes que habían pretendido quedarse allí para siempre, eso es evidente y sin duda alguna tendrá sus consecuencias en todos los órdenes de la vida, yo, modestamente, siempre he pensado que cuando un sector de la sociedad se radicaliza, se cree dueña de la verdad, pretendiendo imponer sus ideas por sobre todos los demás, y considerándose, por razones políticas o étnicas merecedoras de una calificación superior, termina siendo aislada y condenada a caminar en soledad, así posiblemente le pueda suceder a Venezuela si persiste en diferenciarse de los países con los cuales ha formado comunidad cultural y social durante siglos, y se le aplicará aquel dicho tan conocido...."El que aislarse quiere, aislado queda" y ese juicio tan simple, tiene vigencia allá, aquí en nuestra tierra, y en cualquier escenario de cualquier sociedad. Yo entiendo que los pueblos, las culturas, que se han hecho grandes a lo largo de la historia son los que han permanecido unidos e integrados en una lucha común por su bienestar sin ningún menosprecio entre ellos, sino buscando metas de bienestar y concordia, que produzcan la mayor suma de felicidad posible a sus ciudadanos, y parece que Venezuela ahora no transita por esa senda, veremos el resultado, ojalá sea bueno, pero las lecciones de la historia son muy evidentes y debieran haber sido aprendidas.