Opinión

Las discordias entre los grupos de bailarines de cara a La Bajada

Por Donacio Cejas Padrón.

Los medios de comunicación nos dan cuenta diariamente de las divergencias y distintas posturas de los grupos de bailarines para la próxima Bajada de La Virgen. 

Sigo con prudente observación los manifiestos e informaciones de algunos grupos, y siempre con el debido respeto me permito dar mi opinión sobre el particular, sin ánimo de ofender a nadie, que no es mi estilo. 

Por mi avanzada edad, ya he vivido bastantes Bajadas, la primera de la cual tengo conciencia fue la del añó 1953, y así hasta ahora, y puedo decir que hasta 1,993 todas las celebradas, lo fueron con normalidad, salgo algunos desencuentros puntuales y locales en La Raya de La Mareta, pero sin grandes consecuencias. Y fue ese año 1,993, cuando de forma inesperada en Mal Paso, el grupo de bailarines de El Pinar, invocando un sentido de propiedad de su raya, prohibió que ningún otro grupo de bailarines, sino el propio, y el de Sabinosa acompañaran a La Sagrada Imagen en su llegada  a La Cruz de Los Reyes, pretensión esta que causó una parada de la procesión de varias horas, y que finalmente  continuó, pero habiendo aceptado las autoridades y La Iglesia misma la insólita pretensión, del grupo de El Pinar, rompiéndose así una tradición bien documentada por lo menos desde 1,945 de que los grupos de  los pueblos que lo desearan subieran a Malpaso  hasta encontrarse con la comitiva y después sumándose a ella. 

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Esa norma impuesta e indebidamente a mi juicio tolerado por las autoridades y por La Iglesia misma, ha prevalecido hasta ahora, es decir solamente El Pinar y Sabinosa entran con La Imagen a La Cruz de Los Reyes, ello ha significado que Sabinosa  ha dado por  valedero el derecho de propiedad de su raya,  invocado por El Pinar,  y que ello le permite disponer  a su antojo de quien puede  o no bailar en su raya.  Siempre se ha considerado que aquella decisión de Sabinosa de  unirse a El Pinar, sin ser solidario con los otros grupos,fue un error de comportamiento, y que seguramente algún día sufriría las consecuencias de su  proceder.

Mi particular concepto de la vida me ha dictado siempre, que los seres humanos, o los colectivos sociales, somos rehenes de nuestro pasado, y que lo que no hicimos bien, algún día alguien nos lo cobrará. 

Viene esto a cuento, porque ahora con las nuevas divergencias entre los grupos de bailarines de la isla, parece que el grupo de Sabinosa se siente perjudicado, según hemos oído a sus portavoces, y que han dirigido una carta a La Comisión  Organizadora de La Bajada, para que intervenga  en su favor, manifestando en tal correspondencia, que las rayas no son propiedad de ningún grupo, y que por lo taanto no tienen el derecho de disponer de como han de programarse el baile de los distintos grupos.

Curiosos destinos de la vida, como cambian los tiempos, que tarde se ha dado cuenta Sabinosa del error cometido en 1993, y como le duele ahora el trato recibido, que fue el mismo que recibieron los demás grupos en ese año.

Caminos de La Caleta

Por Juan Jesús Ayala.

La Caleta, no solo en los veranos, sino en otros momentos de nuestra cotidianidad estaba en la ruta del encuentro, de llegar a mecernos braceando en su mar, antes bravo ahora atenuado por la templanza de sus piscinas; y siendo una prioridad en determinadas ocasiones también era una aventura difícil de iniciar y si lo intentábamos era porque el grupo era conocedor de ese mar y sabían de él, además por ser pescadores de alta categoría.

La víspera del Carmen era una ruta que había que hacer por tradición, y a la caída de la noche cuando apenas se veían los tabaibales y oíamos el eco de los rompientes del mar, desde el Tamaduste acompañados por la luz de una sola linterna, a veces la de Fernando Ribera, otras por las de Pepe Reboso siempre dispuestas a guiar a los que nos dirigíamos hacia La Caleta con ganas de fiesta.

Lo cierto es que llegábamos saltando portillo tras portillo y con tiempo suficiente para la verbena en la plaza; saludar a los amigos tan cerca y tan lejanos en un espacio de apenas unos kilómetros llegando a aquel ventorrillo no tan improvisado, pero si perfectamente diseñado con palos de pitera y techo de orchilla cuyo “frigorífico” era un bidónrecortado lleno de agua con hielo donde nadaban las cervezas que ya nos introducía, al poco tiempo, en el ambiente de la fiesta, del tocadiscos, y de los cuentos de personaje inigualables, como don Isidro Álamo con sus ocurrencias muy bien llevadas y por un humor socarrón que siempre le acompañó.

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Y otras veces desde la Villa porque había cuestiones donde teníamos que estar, o bien por la inauguración de la escalera para la plancha-trampolín de tío Amadeo, porque la fiesta tenía el esplendor de los domingos, o simplemente porque teníamos unos amigos que jugábamos en el equipo de futbol, el Armiche y había que ir a "concentrarnos" donde mis primos Amadeo y Ramón eran los que nos indicaban que hacer para coger pescado, como así fue una sola vez, pero el pescador que era Amadeo, nos dijo que si queríamos comer más pescado tendríamos que madrugar, aun con la noche, para poder coger, si acaso, algún alfonsiño sufriendo, los acompañantes un frío difícil de soportar por la brisa marina del amanecer; y de pesca nada de nada. Desde Valverde a La Caleta por Guardavacas y el Cerrillar donde llegábamos con el entusiasmo fabricado en la tarde de tertulia, en casa de nuestro recordado Felipe Benítez, Mateo García o en el bar de Pancho Navarro que iniciaron caminos siempre de retorno donde las pardelas reían las noches alegres, cantando las músicas del tiempo y volaban entre las estrellas hacia el país de los ensueños engrandeciendo el espacio esperanzador de la juventud.

La Caleta en la isla y en los viejos días fue rescoldo de saludos y bajos los toldos de algún ventorrillo festero y en las rocas de su litoral se trenzaron conversaciones, y se sumaron musicalidades de tardías esperanzas, fue un punto de referencia que envalentonaba a cualquiera y que ensoñada a la mayoría.

La Caleta nos acogía, estaba a nuestra disposición hasta en los inviernos de Valverde, cuando la bruma ensombrecía de silencio las calles de la Villa. Y fue, un rompiente de la soledad del hombre de la isla que acudía a ella para colaborar con su canto en el engrandecimiento de un trozo de su geografía que fue creciendo, y que tal vez comenzó con todos nosotros.

“Sí queremos, se puede”

Por Eulalio Elviro Reboso Gutiérrez. 

A pocos días de celebrar una nueva Bajada de la Virgen, revisé los horarios de las rayas y quedé sorprendido: ¿cómo es posible que se planifique la llegada de la imagen al cementerio a las 21:40, en plena noche? Esta tradición, tan arraigada en nuestra identidad, merece una reflexión colectiva para garantizar que su esencia se mantenga sin caer en retrasos evitables. Con voluntad, organización y respeto, podemos lograr que el traslado sea más fluido.

He tenido la suerte de vivir varias Bajadas y recuerdo llegar a Valverde alrededor de las 20:00. Hoy, la masiva participación y otros factores complican ese horario, pero no es imposible recuperarlo. Los bailarines y tocadores, con su compromiso, pueden marcar la diferencia. El problema no radica en las entregas en las rayas, una tradición hermosa que debe preservarse, sino en los trayectos y descansos prolongados que rompen el ritmo.

Propongo ajustes sencillos: 

Adelantar la salida desde la Cruz de los Reyes en 10 minutos y reducir 5 minutos en cada raya. Esto nos daría unos 50 minutos de margen, suficientes para que la imagen llegue al cementerio antes de las 21:00.  

La clave está en la colaboración entre pueblos, evitando rencillas y priorizando el bien común.

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Por ejemplo, en el descanso de las Cuatro Esquinas, las paradas eran breves en los años 50, 60 y 70. Los mayores esperaban a la Virgen, el mayordomo abría su corzo, y tras un momento de rezo o emoción y sobre la marcha seguía el camino. Recuerdo a mayordomos de aquella época como Don Eleuterio Barbuzano o Santiago Gutiérrez gestionaban estos momentos con rigor y eficacia. Hoy, este descanso se alarga innecesariamente, cuando los bailarines de San Andrés recogen la imagen una hora antes y, a pocos metros, la entregan al Norte. 

Otro punto crítico es la raya de Valverde, el camino presenta desafíos especialmente en Tiñor. Desde la Plaza de la Ermita de la Sagrada Familia hasta la Plaza de las Crucitas, ese trayecto debe estar completamente despejado, ya que es un cuello de botella que puede generar retrasos considerables.

Sin embargo, desde el cementerio hasta la iglesia de Valverde, el recorrido es perfecto para el baile lo que nos da una oportunidad para compensar cualquier demora. Con una buena coordinación estos obstáculos son superables. 

La Bajada de la Virgen no es solo una romería, es un símbolo de nuestra historia de devoción.

Si todos organizadores, bailarines, tocadores nos comprometemos podemos hacer que esta celebración sé aún más especial. 

Ajustar los horarios no significa renunciar a la tradición, sino honrarla con responsabilidad.

Hagamos que la virgen llegue a tiempo, iluminada por la luz del atardecer y el fervor de nuestro pueblo. 

Sí queremos, se puede.

Las discordias de la Bajada

Por Donacio Cejas Padrón. 

En mi Crónica Pretérita de ayer, me hacía yo eco de unas declaraciones del Sr. Alcalde de Valverde, en las cuales informaba de grandes discordias  para la organización de La Bajada, especialmente por  las discrepancias con y entre los grupos de bailarines de nuestra isla, y me ha venido a la memoria mis opiniones escritas en  las Bajadas precedentes, en las cuales manifestaba mi parecer de que los bailarines se estaban tomando unas atribuciones que no les correspondían, pretendiendo alzarse con el protagonismo del acontecimiento cuatrienal,  incluso por sobre las  autoridades, e incluso por sobre La Iglesia. Pareciera que La Bajada se convertiría en Bajada de Los Bailarines. 

Mi avanzada y mi forma de ser, me recomiendan prudencia y mesura al emitir opiniones sobre temas tan delicados y sensibles, pero al mismo tiempo me hacen recordar los acontecimientos de 1993 en Malpaso, en los cuales las autoridades  y la misma Iglesia se plegaron a las pretensiones de los bailarines de un pueblo, haciendo dejación de su autoridad, que no debieron dejar de ejecutar, y les permitieron salirse con la suya y lograr sus insolidarias pretensiones. En ese mismo día yo consideré que se estaba abriendo la puerta a un conflicto que tendría largo alcance, como así ha sucedido. Ahora resulta que van a ser los bailarines los protagonistas principales de La Bajada, por encima incluso del sentido religioso del acontecimiento. 

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Sucedió algo parecido, cuando en La Cruz de Los Reyes, en la última Bajada, volvieron los bailarines a convertirse en árbitros del acontecimiento, interrumpiendo por su capricho el tiempo de baile en aquel lugar. Las autoridades no tuvieron la fuerza necesaria para corregir lo que estaba sucediendo, y de nuevo volvieron a incurrir en la misma dejación de su autoridad, y después tampoco hubo sanción alguna para los que participaron en aquella interrupción. Ahora, a mi juicio tardíamente, se está volviendo a la misma situación, y  el desarrollo de los actos y procesiones de La Bajada pareciera  estar a merced de lo que los grupos de bailarines dispongan.

La autoridad es una función que hay que ejercerla por quienes la detentan, cuando sea necesario, ese es un principio universal del funcionamiento de las sociedades, y si  no se ejerce, se caerá en la debilidad y en el deterioro de las  mismas.

Quiera Dios que  lo que yo temo, y de lo que vengo advirtiendo hace tiempo no suceda, para bien de La Bajada y el prestigio de nuestra isla.

Crónicas pretéritas Donacio Cejas Padrón

Por Donacio Cejas Padrón.  

La Televisión Canaria recoge el día de ayer unas declaraciones del Sr. Alcalde de Valverde, dando cuenta de las grandes discordias que se están presentando para organización de La próxima Bajada de La Virgen, en lo que a los grupos de bailarines se refiere, y daba cuenta de una resolución de su Ayuntamiento, de imponer una restricción a los grupos de bailarines de los pueblos, para que en su Raya de Tejeguete hasta la llegada a Valverde limiten su participación a cinco parejas por cada grupo, tratando de evitar así la gran aglomeración de bailarines especialmente a la llegada al Templo  de La Concepción. 

Su decisión me parece acertada, prudente y generosa, y es lo que debió hacerse en el año 1993 en Malpaso, cuando el grupo de El Pinar se empeñó en que en su raya a la llegada a La Cruz de Los Reyes, no permitirían que bailarines de ningún otro grupo que no fuera el de ellos y el de Sabinosa, se aprecia en estas dos decisiones tomadas una gran diferencia de comportamiento. 

La Iglesia, y las autoridades del momento, permitieron esa acción, y todos recordamos el gran problema que se formó, con la detención por varias horas de la procesión, y se abrió la puerta a un conflicto que  sigue sin resolverse. 

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Visto desde la perspectiva del tiempo, pareciera poderse apreciar, que la llamada Comisión Mixta, la misma Iglesia y la Fundación Virgen de Los Reyes no supieron  actuar con buen tino, tanto ese día del noventa y tres como después en los tristes sucesos de Las Puntas, que estuvieron a punto de convertirse en tragedia, y que dolorosamente terminaron en El Juzgado. No fue nada afortunada la decisión de traer a Las Puntas, innecesariamente, un contingente de Guardias Civiles, lo que siempre consideré un ultraje a los pueblos del Golfo, esta acción origino  consecuencias de muy largo alcance en todos los órdenes de la vida. Fue considerada por las gentes de Frontera como brutal y desconsiderada, además de innecesaria. 

Mi edad me aconseja mucha prudencia, y esperemos que en este año se actúe con sabiduría y no se repitan acontecimientos que a todos nos pueden sonrojar. Dios lo quiera.