Opinión

Crónicas pretéritas: Inauguración del Auditorio de La Peña, conmemoración del centenario de la creación del Cabildo de El Hierro

Por Donacio Cejas Padrón.

El pasado día veintinueve de abril nuestra isla vivió un acontecimiento cultural de gran importancia para su historia, en un mismo acto, se inauguró El Auditorio de La Peña, situado en el acantilado de Tibataje, junto al Mirador de La Peña, y al mismo tiempo se conmemoró el primer centenario de El Cabildo de El Hierro.

El solemne acto, sabiamente programado y desarrollado por sus organizadores, y con presencia de autoridades regionales,nacionales, insulares y locales, marca una fecha en la historia de nuestra isla, elSr. Presidente de El Cabildo, y la Consejera de Turismo del Gobierno de Canarias fueron los encargados de  resaltar en sus intervenciones, la historia del proyecto del Auditorio de La Peña, que dijo D. Elpidio Armas  comenzó a gestarse la idea hace veinticinco años, y que el mismo no entiende como es posible que una obra tan emblemática y aceptada por todos los grupos políticos haya tarde un cuarto de siglo  en hacerse realidad, cosas de la vida que no se entienden y que no debieran repetirse. También la Sra. Consejera de Turismo de El Gobierno de Canarias, en su intervención manifestó la satisfacción que sentíaal haberle el destino deparado la oportunidad de asistir a la inauguración de tan singular obra.

Siempre yo había pensado, que la autora del proyecto, la arquitecta herreña Reyes Febles, natural de San Andrés, y por lo tanto herreña, tendría que demostrar sus grandes dotes profesionales, para diseñar una obra junto al Mirador de La Peña  y que se situara a su misma altura arquitectónica  formando un conjunto cultural con el mismo, afortunadamente la autora ha logrado darle a su proyecto esa dimensión tan necesaria y esperada, por lo que los herreños todos le estamos muy agradecidos, y la historia se lo tendrá en cuenta por todos los tiempos, para honra suya y de  los suyos.

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No seré yo quien vaya a calificar técnicamente las instalaciones del nuevo Auditorio de La Peña, no me siento formado para ello,  me limitaré como tantos y tantos asistentes al acto, de expresar nuestra satisfacciónmás sincerapor haber tenido la oportunidad de asistir al acto de la inauguración, y desde luego insistir que la inauguración de esta estancia cultural marcará un antes y un después en la historia de nuestra isla.

No ha corrido la misma suerte  el bello paraje de Jinama, donde además de hacer desaparecer un sencillo, pero bonito y armonioso Mirador, algo que yo considero un atentado contra la historia y una falta de respeto a quienes lo habían construido en 1,965  de acuerdo a los recursos de aquella época, y en su lugar se ha construido algo que ya de por sí, nada más que con su estilo y materiales usados, esungraveeimpropio elemento situado en aquel lugar, sin ninguna sintonía con el paisaje que requería otro estilo de obra, así son las cosas de la vida.

El mismo acto de inauguracióndel Auditorio de la Peña,sirvió para celebrarel aniversario número 100 de la creación del Cabildo Insular, en abril de 1925, tanto el Sr. Presidente de El Cabildo, como las demás autoridades expresaron su  satisfacción por esta efemérides, que contó con la presencia de varios expresidentes de la institución, y de muchos de sus exconsejeros, todos ellos contentos y honrados con haber aportado alguna parte de sus vidas al servicio de su isla y de la institución, que sigue siendo el motor económico y social de esta nuestra isla.

Apuntes para la historia.

En el camino de la historia: Hacia “El Bailadero de las Brujas”

Por Juan Jesús Ayala.

El “Bailadero” está en la memoria colectiva de la isla de El Hierro como uno de los panoramas mitológicos y enigmáticos sobre el que se contaban cuentos de brujas que cuando te acercabas al lugar se hacía con algún temor; y algunos  que llegaban a la isla con el afán de conocerla en su extensión querían con cierta ironía llegar a sus linderos por simple curiosidad para presenciar con un poco de suerte si el aquelarre estaba en pleno festín.

Siempre era un lugar que se pretendía desentrañar y el porqué de su nombre. Las Brujas se consideraban como  seres que han hecho un pacto con el diablo o con fuerzas oscuras para obtener poderes sobrenaturales. Pudiera ser y dentro de la fantasía mitológica que por allí andaban o volaban, no se sabe, las tres de la mitología griega  que se les representaba como hieráticas de aspecto severo y vestidas con túnicas, y colas: Cloto portando una rueca; Láquesis con un globo del mundo y Átropos con unas tijeras.

Hasta que un día con más tranquilidad y sabiendo que no íbamos a encontrarnos con esos seres evadidos del mito, uno de los dos que estaban deportados en El Hierro, por el contubernio de Munich en el verano de 1962,  Iñigo Cavero, al que nos unió una cordial amistad, y que en democracia con Adolfo Suárez ocupó las carteras de Hacienda, Educación y Cultura, nos dijo que quería conocer al menos un lugar que le faltaba por reseñar en su diario de enemigo del régimen franquista y querría tener una noticia más cercana sobre el particular y por lo que programamos un día de calor intenso desde Valverde poner rumbo hacia el “Bailadero de las brujas” en el coche de nuestro amigo y pariente  Pedro Ávila, siempre recordado.

Mientras íbamos por el trayecto, le manifestaba que el lugar hacia el que nos dirigíamos  su nombre se debía, según relatos de personas de tiempos lejanos que le habían suministrado a José P. Machín,  que las Brujas  salían, sobre todo, por las noches entre festines ciertamente macabros y por el día espantaban al ganado.

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Pero cerca de la Cruz de los Reyes, la bruma, que en la isla, corre de manera vertiginosa,  hizo de telón que nos impidió ver el sitio con el esplendor deseado.

Tan es así que al sentirse  nuestro compañero ciertamente frustrado y siempre en clave de humor convenimos, y  por mi parte con más énfasis, que ese telón de espesa bruma quizás fuera motivado por las fuerzas de ciertas brujas que no querían fuesen vistas en su faena; y como muchas veces acontecía, sobre todo, en fechas de verano, se fue tan tranquilo como si efectivamente, desde la gratitud del paisaje hasta la llegada de la bruma fuera suficiente para abarcar y contemplar un espacio geográfico pleno de esplendor y de una belleza insospechada para un vasco que pasó por Castilla en cuyas estepas  los árboles se esconden en una ausencia permanente

El Bailadero al borde de la carretera entre  la raya de la Mareta  y la del  Cepón,  hace que la isla se agrande sobre todo, en julio cuando la explanada  de la Cruz de los Reyes se llene de pitos tambores, chácaras y “loas” donde el sentimiento  se registra en las voces desde lo ancestral y mágico hasta una realidad palpitante como una de las ilusiones más esperadas.

Seguramente en ese día, Mal Paso y el Bailadero estarán descubiertos, sin bruma, donde los recuerdos se entrelazan entre amigos y familias, y la leyenda dé paso a un escenario pleno de retumbos, de risas, de lágrimas, porque la vivencia de  la isla se estremece de manera imprevista y solidaria.

Es la magia de una isla que a nuestro amigo Iñigo Cavero, no dejó nunca de sorprenderle.

Crónicas pretéritas: Restaurada la ermita de Los Llanillos

Por Donacio Cejas Padrón.

Con la celebración de La Santa Misa en la ermita de Los Llanillos, se dio por concluida la restauración del pequeño templo, iniciada hace unos meses, y felizmente concluida en estas semanas pasadas.  Según los entendidos, las obras allí realizadas, y que ya se hacían muy  necesarias, le dan al bonito edificio religioso  un aire de  acierto y calidad, y durarán algunos años, pues se ha trabajado con esmero y muy buen gusto. El pueblo de Los Llanillos, que cuida y mantiene con decoro su ermita, se siente complacido por las obras realizadas.

No tengo datos precisos  de la fecha en que se inauguró esta ermita,  pienso que algunas decenas de años, pero si es bueno reconocer, que Los Llanillos necesitaba un lugar sagrado donde celebrar los actos litúrgicos y religiosos, y por eso acogió con tanto cariño la construcción de esta ermita, donde se venera La Virgen Milagrosa,  a la que cada año al final de las fiestas del verano se le celebra su fiesta, con procesión hasta El Chijo, y donde los lunes de cada semana se celebra Santa Misa.

Por tradición, las gentes de Los Llanillos siempre han tenido buenos hábitos religiosos, y cada año acogen también La Fiesta de Los Llanillos,  que se viene celebrando el domingo siguiente a La Fiesta de Candelaria del dos de febrero, fecha en que se traslada desde Frontera hasta Los Llanillos a La Virgen de Candelaria. El origen de esta fiesta  tuvo sus comienzos allá por los años cuarenta del pasado siglo, a mí, los datos más fiables que he conseguido, la sitúan en 1.940, si bien no hay unanimidad sobre la fecha  precisa, de todas maneras la diferencia es de apenas un par de años, ya no quedan personas que  estuvieron presentes en las primeras ediciones de esa Fiesta, y por lo tanto no es muy fácil situarla en su momento.

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Yo recuerdo haber asistido por primera vez a la Fiesta del año 1,952, comimos en casa de tía Teresa una hermana de mi abuelo Franciso, unos años después ya cuando llegaron los primeros vehículos poco a poco fueron desapareciendo las bestias, y algunas familias ya hacían el trayecto en ellos, y se fue implantando la costumbre de ir a comer a La Montaña Tamasina,  yo creo que fue ese año cuando por primera vez llegué hasta el entonces lejano Pueblo de Los Llanillos.

Siempre he lamentado en mis modestas crónicas, el deplorable estado de saqueo y abandono en que se encuentra la emblemática Montaña de Tamasina, que siempre fue un hermoso símbolo, una referencia del final de Frontera y Los Llanillos respecto de Sabinosa, lamentablemente nadie me ha hecho caso, esperemos que algún día alguien tome la iniciativa de restaurarla y volverle  a dar el valor paisajístico  que siempre tuvo.

Los Llanillos, al igual que todos los pueblos de nuestra isla, se preparan para recibir a La Virgen de Los Reyes, que en su peregrinar de cada cuatro años nos visitará en un par de meses. Ya se están anunciando los actos religiosos y festivos, y esperemos que con la necesaria salud podamos disfrutar de fechas tan entrañables.

El mes de abril, y también el de marzo, nos han brindado  abundantes lluvias, lo que nos hace esperar buenas cosechas de frutas,  que ya se están empezando a acondicionar en los árboles.

Ojalá este año sea pródigo en alegrías familiares, y que La Bajada transcurra con normalidad y sana convivencia.

Noches de Pardelas

Por Juan Manuel Martínez Carmona.

Estos días de abril y mayo asistimos en El Hierro a uno de los espectáculos más impresionantes de nuestra naturaleza: la llegada de las pardelas cenicientas después de pasar el invierno en aguas de Sudáfrica y Namibia, completando un viaje de casi 12.000 kilómetros sobre el Atlántico. Miles de pardelas sobrevuelan cerca de la costa en Charco Manso, Tamaduste, La Caleta, Pozo de Las Calcosas, La Restinga, etc., esperando el crespúsculo para acceder a sus huras en tierra. Entonces, con la primera penumbra, voces lastimeras, que recuerdan el llanto entrecortado de un niño, quiebran el apacible sosiego de la noche. Es el tiempo del reencuentro de las parejas y la pasión amorosa, acogidas al mismo nido defendido cada año. A finales de mayo, sorprendentemente sincronizadas, acontece la puesta del voluminoso huevo. A partir de entonces los tiempos se ralentizan: dos meses de incubación, compartida por la pareja, y luego los casi tres meses que requiere el pollo para completar su desarrollo. Nacida la cría, los adultos dedican todo su tiempo a buscarle comida, si es preciso en aguas africanas durante periplos de varios días cubriendo cientos de kilómetros. Peces y cefalópodos serán metabolizados en papilla aceitosa. Cebados con este “súper alimento”, los jóvenes se convierten en bolas de grasa, superando el peso del adulto. Confortablemente instalados, apenas tienen alicientes para abandonar su refugio. Pero los padres encontraron la solución. Tras espaciar las visitas, desertan. Hambrientos, y después de ejercitar las alas por las noches, los inmaduros abandonan las huras, pasando varios años en el océano antes de regresar a las colonias aspirando a formar una pareja.

Adaptadas de manera fabulosa a la vida oceánica, las pardelas comen, beben y duermen en el mar, dependiendo solo de tierra firme para nidificar. Su diseño aerodinámico resulta perfecto, desplegando alas largas y estrechas que aprovechan las más leves brisas, deslizándose sin esfuerzo. Otra peculiaridad estriba en la estructura del pico: rematado en gancho y con túbulos adosados donde abren los orificios nasales. Porque, y este es un detalle inusual entre las aves, gozan de olfato muy sensible que les permite detectar comida, reconocer congéneres y orientarse para localizar sus colonias de cría. Por estos conductos expulsan también el exceso de sal en la sangre, metabolizada por glándulas situadas sobre los ojos que funcionan como riñones. Robusta y tolerante, la pardela puede vivir cerca de las personas siempre y cuando no sean molestadas. De hecho, su presencia es apreciada por los pescadores que, antes de la implantación de la moderna tecnología náutica, buscaban las “cachuchas” (bandos) de pardelas asociadas a los bancos de pelágicos (sardinas, caballas, etc.). Con el mar efervescente de vida, las pardelas realizan audaces inmersiones, buceando hasta veinte metros de profundidad para quitarle el pescado, literalmente de los dientes, a delfines y tiburones.

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Durante mucho tiempo, las pardelas disfrutaron de unas islas sin depredadores. Pero con la llegada del ser humano todo cambió. Para los primeros pobladores de Canarias, las pardelas representaron una fuente de proteínas fácil de capturar. Luego, su caza estuvo generalizada hasta finales del siglo XX.  Además de la carne, consumida tanto fresca como jareada, otro objetivo de la recolección era el aceite extraído de los pollos, reputado bálsamo medicinal. Con los humanos llegaron ratas y gatos, los principales enemigos de las pardelas en la actualidad. Desgraciadamente, resulta habitual encontrarnos en El Hierro con cadáveres de pardelas atacadas y devoradas por gatos. Por otro lado, en Canarias cada año miles de aves marinas acaban en el suelo desorientadas por la iluminación artificial, muriendo por las heridas producidas, de inanición o depredadas. La mayoría son juveniles atraídos por destellos brillantes que asociarían, confundidos, con plancton. Este problema de conservación tiene fácil solución: utilizando tonos verdosos y amarillentos en las luminarias y minimizando la intensidad de la luz. Además, otra amenaza grave y emergente está relacionada con la acumulación de microplásticos en el océano. Un reciente estudio realizado en Tenerife constató que un 80% de las pardelas analizadas, inmaduros muertos durante su emancipación, contenían desechos plásticos en sus cuerpos. En El Hierro tenemos la fortuna, otra más, de convivir con notables colonias de pardelas cerca de nuestras poblaciones costeras. Seamos conscientes del privilegio brindado por la naturaleza y contribuyamos a no complicarles la vida.       

Juan Manuel Martínez Carmona (biólogo).

En el camino de la historia: El Tejal

Por Juan Jesús Ayala.

El Tejal siempre ha sido un referente geográfico y un enigma que persistió durante las bajadas por el Jable, camino del Tamaduste y que se consolidó como parte de una historia compartida de familias, y que hoy  no ha dejado de ser una página importante que continúa en los recintos de los  recuerdos gratificantes.

Geográficamente, es una amplia franja comprendida desde el inicio de la Asomada Alta que ensancha su horizonte por encima del Cangrejo tras pasar por los Letreros de la Candia hasta llegar al lindero de la Capellanía.

Y en El Tejal una finca y una casa.La que antes de asomarnos al Tamaduste  junto con otra paralela al camino, una finca perdida entre viñedos e higuerasde un vecino de Valverde siempre  sorpresivo, don Pepe Piz.

Llegó un momento que tuve conocimiento que gran parte de El Tejal y la casa edificada en  1850 pertenecía por herencia a las hijas de tía Amelia, Dolores y Amelia, que los veranos desde Tenerife se acercaban a ella para disfrutar sus vacaciones.

Estando en el Tamaduste subía por el camino que bordea El Roque de las Campanas y atravesando un sendero lleno de viñas llegaba a ElTejal para conversar con mis parientes en aquel banco de madera  donde se contempla un espacio que abarca desde el mar hasta la montaña de Los Picos que hacía que la isla nos  cautivara  por su esplendor y color.

Con el paso del tiempo, El Tejal ha estado en la memoria como recuerdo de momentos entrañables y con el deseo inconsciente de volver a recordar e iniciar de nuevo su camino.

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En su momento contacté con mi primo Ramiro,que administraba la finca de El Tejal y comprobé como   seguía  conservando sus historias y majestuosidad en un marco  geográfico de singular belleza.

Pero  como la isla guarda sorpresa tras sorpresa y no habiendo tenido claro si fue construida por un catalán, Jose  Blanich Cumellas, natural de Vic que fue confinado en la isla por represalias durante la primera Guerra Carlista, que, además, según referencias  de don Dacio Darias Padrón, ocupó el cargo de primer teniente de alcalde en la corporación que presidía Domingo Espinosa de Armas durante el periodo comprendido entre 1863 y 1864. Y al año siguiente y en el tiempo que trascurre entre 1865 y 1866, ocupó la Alcaldía hasta terminar el año que fue nombrado nuevo alcalde su hijo político Pedro Miguel Ayala Pérez- Guadarrama (mi bisabuelo). La última reseña que se tiene de él es que, además, fue el primer juez municipal del  juzgado municipal que se fundó en El Hierro en 1872, puesto que hasta ese momento la justicia la impartían los alcaldes.

Y, efectivamente,  contrasté  que fue construida por este catalán  en el año 1850, que dio esplendor y riqueza a una finca que desde en aquel tiempo conservaba aún su lagar.   (Si decir, que este catalán fue  tatarabuelo nuestro, puesto que su hija, María Dolores Blanich casó con Pedro Miguel Ayala Pérez- Guadarrama, que entre susnueve hijos se encontraban nuestros abuelos Sebastian Ayala Blanich y Amelia Ayala Blanich).

Ramiro me guardaba una grata sorpresa al mostrarnos el retrato perfectamente dibujado de  José BlanichCumellas en 1840 lo que me llevó a su conocimiento más cercano, pleno de emotividad al rememorar y comentar como muchos de los que a la isla llegaron, sobre  todo, confinados por motivaciones políticas  contribuyeron en gran manera al progreso de El Hierro.

El Tejal  en aquel verano de 2017 nos condujo a la quietud que la naturaleza de la isla guarda como otros muchos rincones que cuando conectamos y nos recreamos en su realidad, además, acompañados por personas queridas que guardas en la memoria, como Ramiro, podemos decir que  aquellos  encuentros bien merecieron la pena.