Opinión

En el camino de la historia: Andando por los majanos

Por Juan Jesús Ayala.

Viejos e inesperados caminos de la isla, donde no llega carretera alguna, ni senderos donde  transitar por ellos se hace difícil por la irregularidad de sus piedras ajenas a cantos rodados y la dificultad para saltar portillos que se encuentran  al paso.

No se buscan, pero se sabe quién  por ellos ha caminado.

Y cuando  se tiene el pálpito  que alguien determinado transitó por su suelo arenoso o polvoriento entonces se va al encuentro de la noticia, del recado, de un par de versos que hablan de amor, o de celos escondidos y que no hay que buscarlos en algún agujero de las paredes, o bajo una piedra concreta que pudiera destacar porque sobre ella se ha  colocado una  marca, que ya  se había visto antes. Y que al levantarla y darle la vuelta no  se aprecia nada significativo, como no sea algún vestigio de un posible gusano de seda o una flor empapada de humedad que el viento hacia allí trasportó, pero que no trasmite, que se deja en el suelo o en la pared desportillada para completar  la costura gigante de la isla.

Pero inesperadamente o caminado hacia su búsqueda  por aquel otro camino sí que se encuentra una torre de piedras, ya no aisladas, desperdigadas, sino “entongadas” unas sobre otras de una altura no más allá de un metro que guarda en sus huecos o en la cúspide prensada con otra piedra más pesada, un papel,  una señal, un mensaje para alguien  que descifra el misterio de su lenguaje a pesar de saber de donde venia y quien es el mensajero.

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Generalmente, es un mensaje de amores ocultos, de escapadas, reflejos de suspiros que pretenden arrullarse en las emociones del otro, también traducciones de imposibles y cuando no, de tretas de amigos y hasta de enemigos, como desafíos de peleas que están pendientes entre las torretas que definen los májanos de la isla.

En ellos el tiempo se cristaliza, se hace sonido como si fuera un diapasón que anunciara lo que iba a suceder por la tarde o al día siguiente.

El secreto de los májanos  solo dos saben de su existencia, porque entre ellos lo han fabricado y conocen  en que encrucijada del camino se encuentra.

Lo májanos son una de las claves que la isla utilizó para revivir leyendas, para emitir llantos o esperanzas encerrados en una marca, en una piedra puesta en esta o aquella dirección. Y sobre todo, es uno de los monumentos sentimentales y emotivos que debe conservarse, al menos en la memoria colectiva  de  esos viejos caminos, hoy ya sin májanos y sin intrigas.

El espacio digital  no tiene nada que ver con el majano que va a su aire. y no  borra su mensaje, puede que el viento si sopla fuerte haya derruido esta torreta, pero, sabiéndolo los que están pendientes, se repite cuando el tiempo sea favorable,  porque la  idea continua desesperada por encontrar el  camino  donde el majano traduce la vigencia de un sentimiento,  de un temor o de una posible frustración. 

Setas y Helechos del desierto herreño

Por Juan Manuel Martínez Carmona.*

Hay rincones de El Hierro con lluvias tan someras y ocasionales como las del desierto del Sahara (promedios anuales en torno a cien litros por metro cuadrado). Escasez de precipitaciones acentuada en los últimos años a consecuencia del Cambio Climático. Se trata de entornos costeros en el sur y oeste de la isla (El Miradero, cerca de La Restinga, Verodal, Puerto Naos, Orchilla, etc.), donde verodes, iramas y tabaibas amargas, especies adaptadas al rigor de la aridez, sucumben ante la feroz sequía. En estos ambientes extremos, casi estériles, entre las plantas secas apenas pululan lagartos o insectos, faltos de comida. Sin embargo, en ocasiones acontece el milagro, coincidiendo con el paso de borrascas generosas en precipitaciones, como ocurre estos días. Estas lluvias fomentan la presencia de organismos que pueden permanecer años de vida latente, aguardando la humedad que precisan para reproducirse de manera vertiginosa. 

Cuando las lluvias invernales han empapado bien el terreno, brotan decididos del jable los helechos lengua de serpiente (Ophioglossum polyphylum) en algunos de los lugares más áridos de El Hierro: Orchilla, Verodal, Arenas Blancas, Tecorón, montaña de Los Charcos, etc. Diminuto, la hoja que envuelve al órgano productor de esporas (esporangio) apenas despunta cinco centímetros. Presencia efímera, puesto que en apenas un par de semanas culmina la fase reproductora para volver a ser un corto y grueso tallo subterráneo (rizoma) que esperará paciente el regreso de las precipitaciones. Su género engloba un pequeño grupo de helechos de distribución tropical y subtropical, que en el caso de la especie canaria también vive en  Cabo Verde y Marruecos. Estirpe primitiva, estamos ante uno de los seres vivos con mayor número de cromosomas, hasta 1400, con un promedio de 1260. En Canarias sus poblaciones aparecen muy localizadas, encontrándose protegidas con la categoría de Interés para los Ecosistemas Canarios. 

 

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En la Hoya de Tecoron, un champiñón (Agaricus aridicola) de ambientes áridos comparte hábitat con el helecho lengua de serpiente. Descubierto en el año 2022, se trata de la única localidad herreña de un hongo tremendamente localizado, con apenas registros en el resto del archipiélago (está ausente en La Gomera y La Palma). Sostenido en un pie largo, el sombrero apenas se expande, conservando la humedad. A pesar de su carne compacta, no suscita interés gastronómico, alimentándose bajo tierra de materia orgánica muerta o en descomposición. 

Pero El Hierro sigue deparando descubrimientos fascinantes y durante los pocos meses que llevamos de 2025 han sido citadas dos especies nuevas, una de ellas, el pisolito (Pisolithus calongei), observada por primera vez en Canarias. Se trata de una seta extraña que asoma del suelo como una excrecencia globosa. Con el tiempo se degradará en polvillo amarillento repleto de esporas. En las zonas donde ha sido detectada (Sabinar de La Dehesa y en torno de la ermita de La Peña) aflora al pie de las jaras (Cistus monspeliensis). Si la presencia del pisolito resulta sorprendente, ¿cómo catalogaríamos el hallazgo de una seta con apenas una veintena de registros en todo el planeta, incluidas citas en Gran Canaria y Lanzarote?  Hablamos del Dictyocephalus attenuatus, especie rarísima apenas mencionada en la bibliografía, típica de ambientes áridos. Su aspecto es singular, compacta, parece un trozo de leña. Descubierta en varios enclaves (Verodal, Restinga y Orchilla), siempre asociada a iramas (Schizogyne sericea) secas, El Hierro podría ser uno de los principales santuarios mundiales de la especie. En fin, ¡cuántas historias grandiosas regala nuestro modesto territorio!   

*Juan Manuel Martínez Carmona, Biólogo.

El Hierro y los herreños, con la Cultura

Por José Vicente González Bethencourt*.

El sentimiento positivo que me despierta la isla de El Hierro, la Séptima del recordado José Padrón Machín,  me viene dado desde que, con 14 años, camino de La Palma  (isla de mis antepasados) a un campamento de verano en el monte Garajonay, en La Gomera, el negro correíllo Viera y Clavijo hizo escala de unas horas en el Puerto de la Estaca, que, tan solitario y mágico me resultó, que mientras se separaba el barco del muelle para continuar la travesía, contemplando la isla, prometí volver. 

 Y lo hice en la Navidad de 1973. La primera noche que dormí en Valverde me envolvió una fría neblina londinense después de conocer en un destartalado bar a Leoncio Morales, quien, entre otras curiosidades, me contó que en la isla dos grupos sociales llevaban nombre de rabo, blanco y negro, cosa que, de entrada, no creí, porque pensé que bromeaba. Pero no, luego supe que iba en serio, aunque advierto que nada tiene que ver con partirle el rabo a la hembra del cordero en el monte de El Derrabado en La Frontera, para facilitar al macho su fecundación. 

Con el tiempo me enteré que por sus ideas liberales Fernando VII mandó matar al primero y único médico, Leandro Pérez, que salvó la vida gracias a que unos herreños lo embarcaron hacia América;  que un médico ruso se vio forzado a marcharse por celos políticos; que más de un esposo se hacía el zorrocloco para recibir los mismos cariños que su mujer dando a luz; que el margareo se hacía para repudiar a una persona, por lo general mujer joven; o que algunos republicanos permanecieron ocultos hasta ocho años en zulos y cuevas huyendo de la Guerra Civil. 

Fue en las Bajadas de La Dehesa a Valverde cuando vislumbré la emoción de los herreños acompañando la Virgen de los Reyes y el porqué de las disputas a empujones, defendiendo sus rayas y territorios, los siete pueblos de la isla. Entendí entonces por qué un día José Padrón Machín sentenció <<pueblo chico, infierno grande>>. Cuando descubrí Sabinosa y disfruté de su folclore y de la Parranda de San Simón, comprendí por qué Valentina insistía que <<las costumbres de los viejos no deben de abandonarse>>. También presentí que para los bimbaches el baño en el mar debió resultar un placer de dioses. 

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Después de unos cuantos años visitando la isla y conociendo sus costumbres, escuchando las vivencias de los mayores, ejerciendo en ocasiones la Cirugía en sus dos últimos hospitales, cada vez me sorprendía más el amor y la pasión de los herreños por cuidar sus costumbres y tradiciones. Así que, con toda la información que había ido acumulando durante años, me aventuré a escribir un libro en 2024, HISTORIAS DE EL HIERRO, VALVERDE, LA FRONTERA, EL PINAR Y SAN SIMÓN, y fue entonces cuando, una vez más, vivo la difícil experiencia que para un escritor supone financiarlo, y más cuando aspiraba a una excelente calidad del papel en  250 páginas para visibilizar con nitidez unas 30 fotos en blanco y negro y 116 a color. 

Escribir un libro puede suponer un trabajo de muchos años, donde participan diseñadores, maquetistas, fotógrafos, escritores, periodistas, bibliotecarios, archiveros, funcionarios, además de editoriales, imprentas, distribuidores, transportistas, librerías, lectores, etc., o sea, exige un esfuerzo de coordinación, perseverancia y paciencia.

Y claro, un libro cuesta dinero. Y si cumple una función de divulgación e interés público, el autor suele recurrir a las administraciones políticas y al mecenazgo de empresas privadas. Cuando, para comunicar el proyecto, visité al presidente del Cabildo, Alpidio Armas;  a los alcaldes de Valverde, Carlos Brito;  La Frontera, Pablo Rodríguez; y El Pinar, Juan Miguel Padrón; al consejero de Cultura del Cabildo, Emilio Hernández Montero, y a los concejales Yaiza Castañeda, Norberto Betancor y Magaly González, y, por la estrecha relación de la isla con el sector primario, también solicité la colaboración del consejero de Agricultura del Gobierno de Canarias, Narvay Quintero, y del director general de Agricultura, Javier Gutiérrez Taño. La acogida no pudo ser más favorable.

También recurrí a empresas, que, modestamente, participaron en la medida de sus posibilidades, y, como ya se sabe, grano no hace granero, pero ayuda al compañero, así que  muestro mi agradecimiento a Henry y Terencio Armas (Supermercados Terencio), Amós Lutzardo (Hotel Ida Inés), Davide Nahmias (Hotel Puntagrande), Manuel Luis Cáceres (Merca Frontera), Pedro Miguel Acosta Padrón (Cooperativa del Campo de La Frontera) y Pablo y Pedro Carmona (Frutas del Hierro). 

Todo un ejemplo de compromiso de El Hierro y los herreños, que, a pesar de su escasa disponibilidad presupuestaria, apuestan por la Cultura y sus Tradiciones. Muchas gracias, y, como estamos en año de Bajada, ¡VIVA LA VIRGEN VIVA!

*Médico cirujano y escritor.

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Crónicas pretéritas: Los juegos infantiles de nuestra época en Frontera

Por Donacio Cejas Padrón.

En días pasados en una tarde de descanso, se me vino a la mente la estampa de los numerosos juegos infantiles que los niños de mi época compartíamos, tanto en La Plaza de Candelaria, como en La Cruz de Las Lapas y sus alrededores mientras esperábamos que se abriera la escuela, y me propuse escribir una pequeña  crónica sobre el particular.

Hasta mediados de la década de los cincuenta, el futbol no se conocía en Frontera, el deporte  que se practicaba era la lucha canaria tanto en mayores como los niños, se estilaba luchar unos pueblos contra otros, pero sin la constitución de equipos eso vino unos años más tarde de la mano de D. Francisco Acosta Quintero aquel ilustre isorano que tantas enseñanzas impartió por muchos años de centenares de jóvenes. Creo recordar que fue D. Francisco el primer Delegado  Insular de La Federación Tinerfeña de Lucha.

Los juegos que losniños practicábamos era,El Calimbre, La Viga, La Piola, El Juego del Trompo, El Juego de El Boliche, y como aficiones más frecuentes la caza de lagartijos con balangos o espintaderas, La Búsqueda de Nidos de Pájaros o Cernícalos, La Rueda, y el juego con carritos muchas veces construidos por nosotros mismos, nos gustaba también por estas fechas ir a buscar Mocanes al Monte, esos diversos entretenimientos ocuparon los primeros años de nuestra niñez. 

Al venir el cura D. Jose Segura, en 1954,natural de Bañaderos, y gran aficionado al futbol y fanático de La Unión Deportiva, ya por aquellos tiempos, en Primera División, nos compró un balón de reglamento y empezó a enseñarnos a practicar el futbol, formó tres equipos, El San Lorenzo, El Candelaria, y El San Fernando, nos regaló el equipamiento de los tres equipos, a mí me tocó en el San Lorenzo, con camisa amarilla y pantalón azul, y los domingos por la tarde organizaba un partido entre dos de los tres equipos. 

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Por esos tiempos en Valverde hubo un movimiento similar, entre los militares del Acuartelamiento, varios empleados de la empresa Entrecanales que estaba  construyendo el muelle, y jóvenes de Valverde se formaron tres equipos de futbol de adultos, El Estrella, El Valverde y el Armiche, y los domingos había partido de futbol en El Campo de San Juan, recuerdo que en El Estrela jugaban Ricardo Puyol El Practicante, y Antonio Pérez Cabrera de Tigaday, conocido cariñosamente como Perejil, tanto Ricardo como Antonio teníansu motocicleta, y ello les permitía desplazarse los domingos por la tarde a Valverde.

También allí en Valverde se formaron tres equipos de infantiles,  con el mismo nombre, y algunas veces en el camión de tío Mauro, que nos trasladaba hasta Valverde,  D. Jose el Cura concertaba algún encuentro entre nosotros, los de El Golfo, y algunos de los equipos de La Villa.

Creo recordar que también por esos tiempos se formó un equipo en El Mocanal, y otros en San Andrés y en El Pinar. Ya había algún aparato de radio en El Golfo, y en otros pueblos, y ello permitía seguir los domingos por las tardes los partidos que se radiaban, y que poco a poco fueron  introduciéndose en la vida de nuestro pueblo.

Le costará bastante a las generaciones del presente, tan dados al disfrute de tantos adelantos y comodidades, entender como era posible vivir, en un pueblecito prácticamente aislado, sin luz ni agua, ni periódicos,ni cines, ni médico, casi sin carreteras, y con apenas caminos peatonales de difícil tránsito para las bestias de carga, y los ganados, casi sin tener noticias de lo que sucedía en otras islas o en España y El Mundo, …… Pues se vivía con naturalidad con las carencias que la situación imponía, pero se disfrutaba de los recordados bailes en los casinos, pendientes también de las noticias  que traían de Cuba y Venezuela los emigrantes retornados que nos contaban maravillas de la vida por allá, y ya desde niños alimentaba en los adolescentes  el deseo de emigrar a aquellos países que tantos y tantos canarios acogieron con generosidad.

Hoy el camino es a la inversa, y son los  naturales de aquellas tierras los que están poblando nuestros pueblos y ciudades, produciendo un mestizaje  que ya se va notando en el conglomerado social y humano de las sociedades, y son ellos los que dan crecimiento vegetativo a estos pueblos. 

Así se escribe la historia.

En el camino de la historia: A vueltas con los medicamentos basura

Por Juan Jesús Ayala. 

Mucho se ha comentado sobre el desaforado e incontrolado uso de medicamentos que prácticamente son basura, que enganchan, que mortifican y que muchos de ellos se han elaborado en la clandestinidad ajena a la FDA, que durante 2023 aprobó 55 nuevos medicamentos. Lo que ha motivado que las sociedades científicas que tienen que ver con la evolución de los nuevos medicamentos  hayan llegado a la conclusión que de los medicamentos que se venden y consumen en el mundo hay un ocho por ciento que no  contribuyen a mejorar la salud. 

Estos medicamentos basura son un gran negocio que según investigaciones recientes mueven anualmente millones de euros. Hay ejemplos sangrantes de la devastación orgánica que producen, siendo los más significativos las 600.000 muertes al año a causa del paludismo que se  pudieron evitar si se hubiese tratado con la medicación original  y no  caído en las manos de la pobreza o del remedio  del sabio del  lugar. 

Medicamentos basura o falsos son aquellos que se fabrican en instalaciones desconocidas y que no llevan el principio activo o que se declara menos cantidad  del mismo. Los más cuestionados  son aquellos que se utilizan para la disfunción eréctil masculina, así como los anabolizantes que se expenden en gimnasios para aumentar  la fuerza y el desarrollo muscular.

Pero, además, y como complemento de esta cuestión insana no olvidemos los potingues por los contra-vacunas en la pandemia del Covid-19 que a favor de afrontar la enfermedad desarrollaban sin ninguna evidencia científica el uso de productos clorados,  cómo se preparaban,  que bien utilizados  eran eficaces contra el coronavirus, sin olvidar  aquellos productos  milagros que no pasan los cánones de la ciencia y la farmacología a los que se titula como curadores del cáncer, de la diabetes hipertensión u obesidad.

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Y todo esto se  vuelve a reconsiderar y darle  una vuelta más porque muchas veces se le da más credibilidad al “chamán de la tribu” que al científico instalado en su torreta de mando. 

Con las redes sociales por medio de los “gurús” de turno que son milagreros de todo lo que se le ponga por delante, no dejamos de recibir mensajes de  disparates tras disparates donde la evidencia  científica es la gran ausente. Pero lo extraño de este negocio es que sigue propagándose como una pandemia de mal gusto y aceptado por miles y miles de personajes que no quieren saber nada de la ciencia y si mucho de los aprendices de brujo.

Y cuando estos nos visitan (los aprendices de brujo) y salimos a recibirlos pensando que nos van a traer alguna buena nueva, lo primero que vemos es un ser sin rostro, marcado por las arrugas del tiempo y de la tragedia que no dice, que gime y gesticula en el vacío, pero que a pesar de todo queremos hablar con él sin lograrlo, dado que el lenguaje que es lo que nos define como humanos se ausenta y toma presencia la autodestrucción y la insignificancia de unos que se creen poderosos y otros que pretendiendo ser los amos del mundo se han quedado sin palabras, solo con rituales inconexos.

Ante esta situación sí que podemos tocar a retirada, ya que si somos incapaces de quitarlos de encima y seguimos considerándolos nuestro mejor amigo, estaremos entrando en el reino de la despersonalización y la estulticia.