Opinión

Sueños de un Caminante: Propuesta para la Bajada de 2029 en mayo

Por Eulalio Elviro Reboso Gutiérrez.

Con la Bajada de 2025 tan próxima, mi sueño me lleva a reflexionar sobre la posibilidad de retornar al pasado y celebrar la Bajada de 2029 en mayo.

Existen motivos suficientes para considerar el regreso de la Bajada al mes de mayo:

En la bajada de 1965 se cambió al mes de junio, porque se argumentaba que los estudiantes de otras islas enfrentaban dificultades para trasladarse. Hoy, los avances en los medios de transporte y comunicación permiten que los desplazamientos se realicen en minutos, en lugar de días, como ocurría hace décadas.

En esos años, la isla contaba con apenas 6,000 habitantes y solo dos barcos semanales, los lunes y viernes, lo que limitaba la participación. Ahora, con una población de 12,000 habitantes, la situación es muy diferente, y la comunidad está mejor preparada para sostener la Bajada.

En décadas pasadas, era necesario invitar al ejército (soldados) para suplir la falta de cargadores para la imagen de la Virgen. Actualmente, la isla cuenta con suficientes voluntarios locales, haciendo innecesaria esta medida.

Mayo es el mes de las flores, cuando el camino se llena de color y vida. Además, es el mes de María, nuestra patrona, lo que refuerza el carácter espiritual de la Bajada. La climatología benigna de mayo también reduce riesgos como incendios forestales u olas de calor, como la que obligó a posponer la Subida de 2017 al fin de semana siguiente.

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Es fundamental que la Virgen mantenga su sendero histórico, acompañada por sus tocadores, bailarines y cargadores. Si por razones de seguridad los peregrinos deben desviarse por la carretera, la imagen debe seguir su ruta tradicional para preservar la esencia de la Bajada. No permitamos que el lema “UN CAMINO DE EMOCIONES” se transforme en “UNA CARRETERA SIN EMOCIONES”.

Propongo regular el uso de mochilas voluminosas entre los caminantes que acompañan a la Virgen, ya que dificultan el paso. Una talega tradicional, más acorde con la tradición, debería ser la norma para facilitar el recorrido.

Después de salir de la Cruz de los Reyes no existía ninguna parada, solamente el tema de las Rayas en las 4 esquinas, los mayores del lugar la esperaban, El Mayordomo abría la puerta de su Corso para que la vieran y sobre la marcha continuaban el camino.

Estas reflexiones nacen de mi vivencia como caminante en 16 Bajadas, siempre cerca de la imagen de la Virgen. Desde 1957, he sentido la emoción de este camino y deseo que las futuras generaciones puedan vivirlo con la misma intensidad.

Invito al Patronato, la Fundación, la Comisión Mixta o cualquier entidad responsable a considerar esta propuesta y tomar una decisión. Que la Bajada de 2029 en mayo sea una realidad, recuperando la tradición en un mes que honra a María y garantiza una experiencia más segura y vibrante.

Carta de la Asociación de Vecinos de La Restinga, al Presidente del Gobierno de Canarias

Asunto: Solicitud de cumplimiento de compromisos adquiridos en reunión del 2 de abril en Las Palmas.

Nos dirijimos a usteded con el fin de solicitar formalmente el cumplimiento de los compromisosadquiridos en la reunión celebrada el pasado 2 de abril en Las Palmas de Gran Canaria, en la que representantes del Gobierno de Canarias, otras administraciones y otros colectivos, se comprometieron a llevar a cabo una serie de actuaciones urgentes en el entorno del muelle de La Restinga

En concreto, algunos de los compromisos asumidos incluyeron:

1. La limpieza y reacondicionamiento del denominado punto de rotura de paterasactualmente en estado de deterioro y con riesgos para la salud pública.

2. La eliminación de los módulos instalados por Cruz Roja, que se consideran que 41 modulos no son necesarios para el atendiemiento en la primera llegada.

3. La eliminación del contenedor previsto para autopsias.

4. Limpieza y acondicionamiento del muelle.

5. Reunión de la Cruz Roja con el pueblo.

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Estas acciones fueron acordadas como parte de una estrategia de reorganización del espacio portuario y recuperación del entorno del puerto, como del bienestar de los ciudadanos y visitantes. La permanencia de dichos elementos afectan de forma significativa la imagen del puerto y su funcionalidad. Dado el tiempo transcurrido desde el acuerdo y la falta de avances visibles, solicitamos que se inicie, con carácter urgente, la ejecución de estas actuaciones, en beneficio de la seguridad, salubridad y adecuación del entorno portuario a sus usos previstos.

Agradeciendo el cumplimiento de algunos de los acuerdos adoptados, quedamos a la espera de una pronta respuesta que informe sobre el estado de las actuaciones y el calendario previsto para su desarrollo.

Sin otro particular, les saluda atentamente.

Carta de la Asociación de Vecinos de La Restinga, al Presidente del Cabildo de El Hierro

Carta de la Asociación de Vecinos de La Restinga, al Presidente del Cabildo de El Hierro.

Asunto: Solicitud de actuación ante la Unión Europea en relación con la crisis migratoria que afecta a Canarias, con especial incidencia en El Hierro Nos dirijomos a usted como Asociación de Vecinos de La Restinga por la creciente presión migratoria que, desde hace tiempo, afecta gravemente al Archipiélago Canario, y que se ha intensificado de manera alarmante en la isla de El Hierro. Como es de conocimiento público, la ruta atlántica se ha consolidado como una de las más peligrosas del mundo, y, sin embargo, sigue siendo utilizada por miles de personas que arriesgan sus vidas buscando una oportunidad en Europa. Esta situación ha generado en El Hierro una emergencia humanitaria, logística y social sin precedentes. Las infraestructuras insulares, limitadas por su propia realidad geográfica y demográfica, se ven desbordadas ante la continua llegada de embarcaciones, comprometiendo los servicios esenciales, la atención humanitaria y la seguridad de la población.

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En este sentido, y entendiendo que se trata de un fenómeno de dimensión internacional que excede las capacidades de gestión locales y autonómicas, le insto respetuosamente a que, en nombre del Cabildo de El Hierro:

1. Solicite formalmente a la Unión Europea una implicación más decidida y solidaria en la gestión de los flujos migratorios hacia el Archipiélago, y especialmente hacia la isla de El Hierro, a través de mecanismos de cooperación, financiación y distribución equitativa de responsabilidades entre los Estados miembros.

2. Impulse la creación de un plan europeo específico para las regiones ultraperiféricasreconociendo su situación geoestratégica singular y su exposición directa a las consecuencias de las crisis migratorias.

3. Promueva acciones diplomáticas y humanitarias conjuntas con los países de origen y tránsitoencaminadas a prevenir salidas inseguras y a garantizar el respeto a los derechos humanos en todo el proceso migratorio.

Confiando en su compromiso con los derechos humanos, la justicia social y el bienestar del pueblo canario, le agradezco de antemano su atención a esta petición, que recoge el sentir de muchas personas que, desde la solidaridad y la responsabilidad, no podemos permanecer impasibles ante esta realidad.

Sin otro particular, y quedando a su disposición, le saluda atentamente.

Juan Jesús Ayala

Por Juan Jesús Ayala.

Echedo dispuesto a ir más allá de los linderos que contemplamos una vez rebasamos la Cruz del Calvario, dejando atrás la recta que da cobijo a la fuente de San Lázaro donde aparecían en el horizonte de los veranos totalmente despejados, sus casitas salpicadas entre viñedos e higueras; y en los inviernos donde la bruma de los días fríos lo ocultaban, pero sin dejar de vislumbrar entre  sus cúmulos que continuaba pleno de vigor dispuesto a que su identidad fuera  como una de las más singulares simbiosis entre el mar y el campo.

Más de una vez no podíamos distinguir si predominada sus olas lejanas en playas distantes o sus huertas llenas de verdor que pugnaban por acercar al mar, lo mismo que las olas en su empeño de abrazarlo como si pretendiera  construirse como pueblo totalmente marino.

Su plaza sigue igual, recordándonos conversaciones con amigos del lugar que tenían sus casas de veraneo, donde sonaban los tocadiscos de antaño, o las guitarras de los hermanos Abreu y el clarinete de Guzmán por las fiestas de San Lorenzo y de La Candelaria.

Plaza donde era reconfortante llegar a ella, y aun ahora bajo la sombra de aquella higuera gigantesca donde las conversaciones se fundían en un entusiasmo común, donde conocimos personas entrañables que están en el recuerdo de la grata memoria y que rompiendo el telón del tiempo acercaron familias y nos enseñaron, de nuevo, que Echedo, su campo y su mar lejanos, su olor a salitre y a higueras de higos cotios y viñas contribuirían  a su  esencia como pueblo. Con una identidad que agrandaba el deseo que mantuvimos cuando tras ir por los caminos que nos conducían rebasando El Calvario donde los coches  ni se soñaba podían transitarlos, pero que en noches de faroles y de linternas fuimos capaces de recorrerlos, entrelazar amistades y sentir que todo aquello era su arranque más significativo. 

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La Hoya del Juez lo inició y el viejo lagar lo contempló, pero hoy es más patente   aunque solo le queda el recuerdo de la lagareta, del estanque donde se pisaban las uvas por aquellos especialistas que del mosto sacaban un vino exquisito; por la comida tras la vendimia y siempre lindando con la esperanza de un  pueblo costero pleno de verdor.

Echedo en el ánimo de nuestro sentimiento se consideró un atisbo de progreso, sobre todo, en aquellos momentos que creímos que  seguiría  guardando en sus recintos algo de misterio, y aunque siempre deseábamos encontrarlo como los viejos tiempos, lo ampliábamos por el candor y por el afán de sentirnos acogidos por su templanza y originalidad.

La tranquilidad del “charco manso” y el paisaje que le rodea impuso siempre desde aquel horizonte que El Hierro bien valía la pena y que Echedo contribuiría a engrandecerlo desde sus características como pueblo original, diferente, donde el mar y el campo se habían encontrado en un espacio donde la calma pastoril, bucólica tranquilidad eran una puesta a punto, un estallido de esperanzas traducido en desarrollar sus anhelos de seguir creciendo y de tirar “Pa´lante”.

Donacio Cejas

Por Donacio Cejas Padrón. 

Crónicas pretéritas de mi pueblo de Frontera. 

Dedicaré gustosamente mi modesta crónica del mes de agosto a rememorar la evolución de las distintas "máquinas" para moler los cereales y producir el gofio en nuestro hermoso Valle de El Golfo, reiterando siempre los posibles errores en que involuntariamente pudiera incurrir al tratarse de hechos y circunstancias sucedidas hace ya algunas decenas de años.

Para los canarios, y para los herreños en particular, el gofio fue un elemento fundamental en su dieta diaria, se consideraba que en la casa que hubiera cereales - trigo, cebada, habas, - además de higos pasados y papas, era una casa de las llamadas "fuertes" pues tenían asegurado el sustento a lo largo del año, y los pueblos que más cereales producían eran los de la zona Norte de La Isla y La Meseta de Nisdafe, que sin lugar a dudas eran el granero de la isla.

Para moler los cereales y producir el gofio, hasta la segunda década del pasado siglo no había en El Golfo otro procedimiento que no fuera el molino de mano, y era costumbre realizar "la molienda" en varias casas del Valle donde hubiera molino, para ello se avisaban los vecinos y programaban las distintas moliendas, que a su vez servían de tertulia entre los mayores y de oportunidad para el romance entre los jóvenes, se decía entonces que de las moliendas surgían los amores entre la juventud, pues el palo del molino lo movían dos personas, y los jóvenes buscaban la oportunidad de coincidir en tal menester a la vez que se dedicaban canciones de la época.

Según las noticias que tengo, la primera "máquina" de gofio que se instaló en El Golfo estuvo instalada en Bergara en casa de tío Dimas González, propulsada por un motor a gasolina, eso sucedió a mediados de la década de los años veinte del pasado siglo y funcionó algunos años hasta que tío Dimas se la vendió a D. Juan Febles para instalarla en otra casa de El Hoyo, pero allí tuvo muy poca actividad.

A principio de los años treinta ya se instalan dos máquinas para moler el gofio en Tigaday, frente a La Plaza, sus dueños eran D. Juan Miguel Armas y D. Juan Gutiérrez, y ya desde esa fecha las llamadas "moliendas" en casas particulares fueron cayendo en desuso, y los molinos artesanales quedaron como algo testimonial y que casi solamente se usaban para producir “Fragollo".

En estas dos máquinas se procesaba todo el gofio que se consumía en El Golfo, molían casi continuamente tanto cebada como trigo, millo y habas o garbanzos, y en ciertas épocas muy críticas por la sequía también molían raíces de helechos que desgraciadamente algunas familias tuvieron que usarlo como sustento.

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Llegada la época de la Guerra Civil Española y los años siguientes, en la cual el combustible no se conseguía, en un gesto que le honra noblemente, y que a veces no se ha difundido suficientemente, D. Silvestre Padrón Villarreal, propietario junto a sus hermanos de La Finca y Pozo de Aguanueva, donde funcionaba un motor que usaba como combustible el carbón, permitió que las dos máquinas de gofio de Tigaday fueran trasladadas a Aguanueva, y allí se instalaron alimentadas por el motor de D. Silvestre con lo cual se evitó una crisis de graves consecuencias en El Golfo, pues los vecinos pudieron seguir moliendo sus cereales en las citadas máquinas. 

Para esa fecha también los habitantes de Sabinosa venían a moler a Frontera hasta que D. Vicente Hernández y su hermano Juan instalaron una máquina en Sabinosa, evitándole a sus vecinos tener que trasladarse a Frontera para obtener el preciado alimento.

También en Agua Nueva D. Silvestre instaló una máquina para moler gofio, la cual estuvo en actividad algunos años.

La máquina de D. Juan Gutiérrez la vendió para ser instalada fuera de El Golfo, y la de D. Juan Miguel Armas pasó a su hijo D. Leonardo que años después la trasladó a su casa de Bergara, una casita muy pequeña situada en el camino que atravesaba el pueblo en dirección a La Montaña, y fue allí donde mi memoria alcanza a recordar el ruido del motor y un tanque de agua que a los niños nos parecía enorme, esto sucedía ya en los primeros años de la década de los cincuenta. D. Leonardo vivía frente a la máquina en otra pequeña casita donde además funcionaba su tienda de ultramarinos, como se le llamaba entonces y que era atendida por su esposa Doña Inota. Este matrimonio, esforzados, trabajadores - incansables, diría yo - gozan de buena salud en la actualidad, Dios les ha premiado con una larga vida que esperamos siga siendo muy larga para satisfacción de sus hijos, nietos y de nosotros sus amigos.

A mediados de los años cincuenta D. Leonardo construye en la carretera un hermoso edificio a donde trasladó su máquina de gofio, pero también instaló allí su tienda, carpintería, y en lo alto el Casino de Frontera con su cantina, además del salón donde se empaquetaban los duraznos para la exportación y el queso; realmente siempre he admirado a este matrimonio que trabajó incansablemente tanto de día como de noche para sacar adelante a su familia y crear su buen patrimonio. D. Leonardo, siguiendo la costumbre de la época, también emigró a Venezuela unos años dedicándose allí al comercio del tomate, durante su estancia en América la máquina fue atendida por algunos vecinos con lo cual no se interrumpió su actividad.

Al regreso de D. Leonardo retomó su actividad a la vez que adquirió buenas fincas en Tarros y La Frontera y llegó ser un gran cosechero de vino y exportador de duraznos, incluso tuvo la ingeniosa idea de traer desde Tincos por tubería el agua sobrante de la fuente que usaba para regar sus durazneros en Tarros.

D. Leonardo fue nombrado Juez de Paz de Frontera y también unos años más tarde ejerció como Alcalde, siendo en su periodo como tal cuando se adquirieron los terrenos donde hoy está ubicado el Ayuntamiento y los Colegios de Frontera. 

Todavía en su casa de Bergara está instalada la máquina del gofio, negándose a desaparecer, queriendo con su presencia recordarle a las generaciones del presente, tan cómodas y dadas a la inconformidad, que el gofio fue un elemento imprescindible en la dieta de los herreños, y que posiblemente esta máquina debiera formar parte del patrimonio cultural de nuestro pueblo, instalándose, por ejemplo, en la casa del vino de El Hoyo, pero eso corresponde a otras personas e instituciones decidirlo.