Opinión

Crónicas pretéritas: Recuerdos de El Casino de Belgara, o El Casino de Dimas

Por Donacio Cejas Padrón.

En Belgara Alta, sobrevive al paso del tiempo y del abandono, un inmueble emblemático, que forma parte de la historia de nuestro Valle de El Golfo, que fue testigo de los aconteceres sucedidos durante varias decenas de años, me refiero al Casino de D. Dimas, según noticias que me llegan, primera casa, fuera de Valverde, dedicada exclusivamente a Casino, se celebró el primer baile el día diecisiete de julio de 1,917,y terminó en esta función cercano al año 1,960.

Este bonito edificio fue construido por el vecino y comerciante D. Julio Ayala, y al poco tiempo se lo vendió a mi recordado tío Dimas González Gutiérrez, emigrante por algunos años en Cuba, donde parece que hizo un modesto capital. Creo recordar que el precio de venta fue de cinco mil pesetas, cantidad esta que entonces era muy importante.

Guardo de mi tío Dimas el mejor de los recuerdos, circunstancias de mi infortunada niñez  me llevaron a residir en su casa por algún tiempo, y siempre he recordado  los  sabios consejos que siempre me daba, su paciencia, su trato considerado y seguramente compasivo me hacen recordarlo como un  ser de gran calidad humana, amante de los durazneros, parece que me impregnó a mí también el amor a estos frutales tan exquisitos, me enseño a injertar, a podar la viña, de cuyo cultivo también era un gran apasionado  etc.

Al adquirir la casa para dedicarla a casino, parece que al poco tiempo resultaba algo pequeña, y procedió a agrandarla por el extremo Oeste y me parece también que  se elevó el techo, ampliaciones estas que resultaron muy  convenientes.

El casino de Belgara forma parte de la historia viva de nuestro pueblo, en épocas de verano y de invierno como consecuencias de las mudadas de los vecinos de los pueblos altos de la isla,  se celebraban grandes y muy concurridos bailes, muy especialmente durante El mes de agosto, y en Nochebuena y Carnavales, recuerdo también a la gente de Los Mocanes, Las Lapas y Las Puntas, casi todos ellos parranderos  y buenos cantadores y tocadores de instrumentos musicales. La Cantina que era atendida por tía Angela y algún colaborador, se hacía pequeña para atender a  tanta gente, los productos para la venta era basicamente el vino y carne frita, y algo de  anis  y coñac, ya años más tarde llegó La Cocacola, El Ronmiel, El licor 43, la cerveza,  y algún que otro nuevo licor, creo recordar que para esos años  aún no se conocía el wiski.

Muchas generaciones de jóvenes recuerdan con gran cariño El Casino de D. Dimas, los bailes de carnaval y de Pascua, de piñata, de compadres etc. A partir de los primeros años de la década de los cincuenta, la mayoría de los jóvenes emigraron, primero a La Argentina y después a Venezuela,  y hubo que esperar a 1,957, Año de Bajada, cuando empezaron a retornar de vacaciones aquellos emigrantes de los años precedentes, ya venían con cierta holgura económica y con nuevos acentos  en el hablar, y algunos de ellos ya mostraban un nuevo estilo en el vestir y en sus costumbres. La llegada de estos jóvenes retornados temporalmente significó también un cierto apoyo económico a sus familiares, pues nuestra tierra continuaba con grandes deficiencias en todos los ordenes, recuerdo que El Banco Hispano Americano abrió sus puertas en Valverde el día 2 de enero de 1,958, y según me ha contado su primer director, D Cecilio la mayoría de sus operaciones bancarias eran relacionadas con Venezuela, a tal extremo que El Banco  se trasladaba en un coche de D. Pedo Ávila por los pueblos de la isla, llevando unas maletas de dinero en efectivo para cambiar a los vecinos los cheques  en dólares que recibían de sus familiares de Venezuela.

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No me puedo olvidar del hermoso mural que adornaba el extremo Oeste del Casino, ocupando toda la pared y que fue pintado por el joven herreño Matías Díaz Padrón, que años después fue gran conservador del Museo del Prado en Madrid, y primera autoridad mundial en el conocimiento del Arte Flamenco.  Ya muy mayor nos visitó en Frontera y lo llevamos al Casino y pudo contemplar el buen estado de conservación del referido mural, y nos explicó con detenimiento el motivo que se quería expresar en el mismo. Años después fue cubierto  por una capa de pintura blanca, y la verdad es que he hecho algunas consultas con profesionales de la materia y me han dicho que si hubiese algún interés es posible que se pudiera rescatar tan interesante  obra de arte.

Al llegarle a mis recordados tíos Dimas y Ángela, y después de una larga vida de intenso trabajo la edad de la jubilación,  consideraron llegado el momento del merecido descanso, y El Casino fue trasladado a Belgara Baja en casa de D. Leonardo Armas,  y años después también este cerró sus puertas, y ambos edificios permanecen hoy con sus puertas cerradas y sin actividad.

Seguramente por razones de sentimentalismo, contemplo el sueño de que algún día el Casino de D- Dimas sea restaurado y puesto a disposición de los vecinos cumpliendo funciones culturales, se me ocurre pensar que pudiera ser adquirido por algún organismo público, pero eso será como tantas veces ocurre en la vida de los humanos, un sueño que no se realizará.

El hijo mayor de tío Dimas, con su mismo nombre emigró a Cuba en 1,950, llamado por sus familiares descendientes ellos del acaudalado  D. Ignacio Padrón, me refiero a los hermanos Andrés y Matías Castañeda Padrón, y se incorporó a la empresa Cia. Agrícola Ignacio Padrón Hernández en tareas de mantenimiento, pero los acontecimientos que estaban por llegar a Cuba cambiaron el panorama político y social de la isla, todo el imperio fue intervenido por El Estado, y sus propietarios emigraron a España y Estados Unidos, Dimas se quedó y se dedicó a la enseñanza, y tuvo tiempo de comprobar el fracaso del nuevo sistema, en sus delirios de recuerdo de su tierra y de sus familiares, le dedicó a ellos unos versos muy sentidos ….

¡Como me hubiese gustado si algún día regresara encontrar a mi Belgara lo mismo que la he dejado!

Sus caminos empedrados y sus calzadas pendientes beber vino y aguardiente en mi modesta cantina con Ángela y con Dimas haciendo de dependientes...

Dimas regresó tardíamente a nuestra isla, aquí vivió sus últimos años junto a su esposa Cuchita, y llegó a  habitar  en su casa natal, hasta que una cruel enfermedad  terminó con su vida, y la de su esposa.

Cosas de la vida.

En el camino de la historia: Cabildos Insulares, algunas dificultades en su Constitución

Por Juan Jesús Ayala.

Los Cabildos Insulares tuvieron que esperar para constituirse que estuvieran  nombrados los Delegados del Gobierno en cada una de las islas lo que determinó que fuesen creados por la Ley de 11 de julio de 1912 debiendo tener comienzo para su funcionamiento el 16 de marzo de 1913, fecha en que las distintas  Corporaciones se constituyeran a excepción del Cabildo herreño que por determinadas circunstancias  prorroga su funcionamiento en 1925.

La constitución de los Cabildos tuvo sus precedentes históricos con ciertas dificultades dignas de reseñar, desde que en mayo de 1808 se constituye en La Laguna la Junta Suprema Gubernativa la que no es aceptada por Gran Canaria, que con el Cabildo General Permanente disputa a la Suprema lagunera la supremacía regional; no así Lanzarote que reconoce a la Junta Suprema de La Laguna, lo mismo que aceptaron la Gomera, La Palma, Fuerteventura y El Hierro que se obligó a pagar de sus frutos el medio diezmo que se pedía y autorizó para que la representara y formaran parte de aquella Junta al Venerable beneficiado D. Francisco de Ayala Barreda. 

Sin embargo, superando los problemas precedentes de las Juntas Gubernativas anteriores, en 1868 se formó en Santa Cruz la Junta Superior de Gobierno de Canarias y a la vez otra en Las Palmas, pero aparece de nuevo “el juntismo  federalista”, que inmediatamente decreta la división de la provincia, con más disidencias, si cabe, lo que encona aún más la situación,  tan es así  que en Santa Cruz de La Palma se constituyó casi de inmediato  una “Junta Soberana” a  la vez que  Puerto de Cabras forma también la suya. 

Ante este desaguisado de poder  en la Asamblea tinerfeña de 1908 arranca la idea  a la  creación de los Cabildos Insulares siendo asociada a la figura de Benito Pérez Armas que acude como representante del Ayuntamiento de Adeje y del Ateneo de  La laguna que presidía desde 1906 donde defiende desde una posición ya plenamente cabildista la ponencia firmada no solo por él, además, por Rafael Calzadilla, José Rodríguez Moure, Manuel de Ossuna  y  Ramón Gil Roldán  donde en su parte positiva se lee, entre otras cosas:  “convendría para cortar de raíz toda lucha y toda suspicacia, estudiar una organización especial autonómica o regional, para el régimen y gobierno del archipiélago canario”. 

“Además, la especial configuración de nuestro territorio, aislado del continente, dividido en islas, parece que reclama una organización política o por lo menos administrativa distinta a la arbitraria que tienen las provincias españolas” Por lo que se propone una nueva organización insular. Así en cada isla un Cabildo compuesto de representantes elegidos por sufragio dentro de  las mismas, con las atribuciones que confiere la ley a las Diputaciones Provinciales respecto a beneficencia, instrucción publica y caminos vecinales y aquellas otras que se juzgue convenientes para el fomento y prosperidad del territorio de la isla, Y así se acordó; aunque aun el propio Pérez Armas en otra Asamblea Regional celebrada en la plaza de toros de Santa Cruz pedía una propia representación parlamentaria para las cuatro islas llamadas menores.

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Pero la figura de Canalejas fue definitiva cuando entra a formar gobierno en 1910  y su Ministro de Gobernación dicta una  real orden por la que se abre información   sobre lo acordado en 1908 por los distintos ayuntamientos y acudieron para informar, Benito Pérez Armas y Manuel Velásquez Cabrera que aportaría el importante plebiscito de Lanzarote, Fuerteventura, Gomera y Hierro que el mismo llevó a Madrid quien lo entregó a al hijo de Pi y Margal, diputado federal, quien  lo presentó en el Congreso optando Canalejas después de tantas discusiones y previas asambleas en Tenerife y las Palmas  decidir acabar con este asunto y  el 11 de julio de 1912  es la primera norma de la legislación estatal que recoge unas atribuciones específicas de los cabildos insulares y que durante 1913 ya deberían estar constituidos y dispuestos a funcionar  las distintas corporaciones, a excepción de la isla de El Hierro. 

¿Qué dificultades contribuyeron para que durante años no se constituyera la formación del Cabildo de El Hierro, sino que hubo que esperar que llegara el año 1925 en plena Dictadura de Primo de Rivera?. En realidad, elecciones que se verificaron fueron impugnadas más de una, y cuando se tenía que proclamar candidatos se anulaban tanto la proclamación de candidatos como las elecciones celebradas para la elección de consejeros, que fueron echadas abajo con sendas impugnaciones por la Junta Provincial del Censo Electoral Provincial y la Junta Electoral Provincial y posteriormente por el Ministerio de la Gobernación. Intentándolo de nuevo en los años 1915 y 1917 con el mismo resultado fallido.

Hasta  que ¡por fin! El 29 de abril de 1925 en la Sala de Plenos del Ayuntamiento de Valverde durante un acto presidido por el delegado del gobierno, Cristóbal González Ramos, el Cabildo Insular de El Hierro queda constituido  siendo su primer presidente Félix Fuentes Padrón y vicepresidente  Aureliano Díaz Espinosa. 

El primer secretario de la corporación insular mi tío Aquilino Padrón Reboso y el primer interventor mi tío y padrino Benigno Fonte Ayala.

En el camino de la historia: Noches de faroles

Por Juan Jesús Ayala.

Rompían la oscuridad de la noche con cierta timidez, porque en realidad dominaba lo que hacía difícil precisar, ya que el empeño de aquellos faroles les bastaba  sentirse protagonistas entre las sombras que se acentuaban en los caminos, no muy alejados unos de otros y que conducían a los lugares de siempre.

Faroles, con tubo de cristal abombado protegido por un entrelazado metálico, así como el asa para su traslado que cubría una mecha encendida empapada de petróleo que lucia en los veranos como la premonición o el avance de los encuentros registrados en la memoria del tiempo al que quería dársele nuevas circunstancias.

No estaban organizados para alumbrar las noches de fiesta, solo les llevaba en su trayecto encontrar “el patio”, para charlar a la luz de sus mechas gastadas por el uso de los años anteriores y recordar las cuestiones de la semana, de las cartas recibidas, de los imprevistos encuentros que en la distancia el retumbo del mar en los cantiles podía más que la penumbra alumbrada por la tenue luz del viejo farol.

Otras veces se quedaban a medio camino, pero sin dejar de llevar su bamboleo hasta llegar al lugar apetecido durante la noche, puesto que se interponía  el llanto de un niño que tenía una perreta de sueño, o un dolor de barriga que había que aliviar, tal vez, con unas gotas de Anís estrellado para que sus retortijones con un eructo aliviador se fueran lejos de su tripita  y llegara coger el sueño con la placidez que da el farol sobre la mesa, en una silla o en un banco escondido tras la cortina que separaba los dormitorios para que la luz no encandilara y se pudiera dormir.

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Faroles  que más que ver el mar se percibía que estaba como un demonio porque el romper de las olas  era lo dominante a través del  salitre que salpicaba porque  la curiosidad nos llevaba cerca del  veril,  donde la tenue luz del farol rebotaba en el lomo de las olas que en la distancia imaginábamos como un enorme cetáceo inquieto o  varado.

El farol y sus noches se impusieron a aquellos mechones de tea que ahumaba el techo de las cocinas de piedra sarmiento y secos palos de pitera que aledañas estaban del pajero donde se guardaban las camas y el gran baúl con el gofio, el queso duro para rallar y los higos pasados para que el verano fuera satisfactorio y no tener que soportar la ampolla bebible de vitacarotene que nos daban para sentirnos fuertes y que estimulara no perder   las ganas de comer.

El farol estaba también cuando se tenía que cavar viña, podarla, y azufrarla, que alumbraba noches que no eran concurridas porque la temporada de cada faena de la viña era diferente; y no en todos sitios había que replantar; pero en las noches de descanso  para que al día siguiente  se terminara la faena que se había iniciado el día anterior sí que el farol facilitó, charlas, leyendas y hasta una partida de baraja al julepe o a la ronda.

Las noches que congregaron familias y amistades, hicieron posible que se hicieran grande, se estirara, donde todos se buscaban y a la luz del farol se desarrollaron los cuentos, ausencias de los que se habían ido a Venezuela  y los bolívares que había mandado a su familia que esperaba como agua de mayo la “carta de llamada”, finalmente ya recibida para reunirse con el protagonista donde, seguro, la electricidad, las bombillas con sus diferentes vatios  alumbraba con esplendor la esperanza de una  existencia  mejor del que en su día se disponía a regresar.

Y noches de faroles, no podemos dejarlos en el olvido, hacia  la Dehesa  camino de la  tradición, de   promesas y  raigambre cultural de una isla que se engrandecen en el silencio del Faro de Orchilla y de la Cueva del Caracol.

Crónicas pretéritas: D. Tadeo Casañas. Un sabio de lujo en San Andrés

Por Donacio Cejas Padrón.

Con mucho gusto le dedico mi humilde crónica de este mes al querido amigo y sabio maestro D. Tadeo Casañas, de San Andrés, al cual me acerco cada vez que mis ocupaciones me lo permiten para disfrutar de su compañía y para aprender un poquito cada día de sus conversaciones tan ilustradas. Muchas veces voy desde Frontera hasta San Andrés expresamente con el único deseo y propósito de encontrarme con él y preguntarle por tantas y tantas cosas que D. Tadeo domina con maestría envidiable, cuando llego a San Andrés y lo veo sentado en los bancos de El Llano siento que ha valido la pena el viaje, y con la curiosidad propia de los alumnos me siento gustoso a su lado a pasar una buena tarde en San Andrés, ese pueblo tan entrañable. 

Mi relación con D. Tadeo viene de muchos años atrás, si bien es verdad que entonces, por la diferencia de edad y por otras razones, no tenía con el mismo conversaciones extensas. Le conocí más que nada en el correo cantando la correspondencia que llega al pueblo, pues por muchos años ejercía de cartero en San Andrés, y entonces me parecía un hombre de expresión severa que a su vez reflejaba una personalidad superior... científica... intelectual... sabía... en fin, un hombre distinto, con el cual entonces casi nunca tuve oportunidad de hablar.

Tras el largo paréntesis de la emigración, y cuando regresé de Venezuela a San Andrés al hogar familiar de mi esposa, ya con más edad y disponiendo de tiempo para el ocio y las tertulias, sentados en las aceras de la carretera comencé a tener la oportunidad de acercarme a D. Tadeo y fue entonces cuando empecé a descubrir la personalidad de D. Tadeo; eso sería por 1973 y desde entonces vengo disfrutando de sus sabias conversaciones y de su afecto y amistad, rogando a Dios que le dé mucha salud y vida para que nos siga iluminando con su sabiduría ya casi centenaria.

Como todos los genios, D. Tadeo fue un hombre avanzado a su tiempo, sus esquemas mentales se salían de la labor rutinaria propia de los ambientes pueblerinos, y ello se demuestra con una noticia que llegó hasta mi tiempo atrás: D. Tadeo tuvo una larga vida militar en su juventud, estuvo en el frente de guerra o movilizado varios años, supo de la falta de alimentos en el frente, pero aun así, él y un grupo de soldados en el frente, cuando las circunstancias lo permitían, se quitaban parte de su ración de pan para compartirla con un maestro que a cambio les impartía clases de cultura general. Seguramente añadir comentario alguno a esta noticia será innecesario.

En los difíciles años de La Seca en 1948, en Tiñor tuvo la genial idea de recolectar agua por destilación de las nubes en sus encuentros con los árboles colocando bajo ellos planchas metálicas.

Ejerció muchos cargos públicos, Concejal del Ayuntamiento de Valverde Presidente de la Cámara Agraria, colaborador eficaz en la lucha contra el cigarrón y otras plagas del campo, incluso en el sector forestal, experto en poda e injertación de árboles, inspector para clasificar los plátanos en los primeros años de ese cultivo en la isla, etc.

Continuamente D. Tadeo ha sido llamado por los técnicos de Extensión Agraria para que los aconseje ante cualquier situación difícil en los campos herreños, fue colaborador eficaz de los técnicos del Ministerio de Agricultura en una campaña contra la mosca de la fruta emprendida por este Ministerio en El Hierro en pasadas épocas y que lamentablemente no se continuó, con los resultados que todos sabemos. Cuenta con el afecto de importantes técnicos del Ministerio que aún lo recuerdan y lo llaman de vez en cuando.

Fue pionero en la mecanización del campo en San Andrés, formando junto a un grupo de agricultores la primera organización agraria, incluso adquiriendo el primer tractor que llegó a la isla. Asimismo fue un impulsor y eficaz colaborador para la creación y puesta en marcha de la Cooperativa de Ganaderos de El Hierro que tan buenos resultados ha ofrecido a los agricultores herreños.

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Su casa es visitada por intelectuales e investigadores que vienen al Hierro en busca de datos históricos y científicos, y que al llegar a nuestra isla, y sin saber por qué, ya vienen buscando el referente de D. Tadeo. A todos atiende y acompaña por los lugares que dan respuesta a las inquietudes de los visitantes, y todos se van con la satisfacción de haber conocido a un sabio.

Recientemente, en El Casino de Valverde, una organización ecologista de Gran Canaria le ofreció un homenaje, y será sencillamente uno más de los que D. Tadeo ha recibido y se merece.

Un ilustre Doctor en Medicina desde Murcia le ha dedicado la siguiente composición literaria:

Al Maestro Tadeo:

Maestro, aprender de ti, yo quiero;

Déjame ver tu libro de experiencia,

Enseñame verdades de tu ciencia

y alumbrame con brillo de lucero.

De la tradición eres tesorero

Y tu cultura tiene vigencia

por eso quiero recibir de herencia

tan solo medio almud de tu granero.

Déjame contemplar destellos de oro

que tu precioso arcón sin llaves guarda

muéstrame ya tu espléndido tesoro.

Para que una tarde fría y parda

cuanto conocimiento hoy ignoro

al resplandor de tu elocuencia arda.

Murcia, 5 de septiembre del 2006 - Dr. Esteban Zurrón.

Y así concluyo mi crónica del mes de marzo que con tanto gusto y cariño le he dedicado a D. Tadeo, sabiendo de antemano es muy poco para lo que D. Tadeo merece, deseándole mucha salud y vida para que nos siga iluminando, sentado en los bancos de El Llano en San Andrés, ese pueblo tan querido en el cual encontré la dulce esposa que me ha acompañado a lo largo de la vida.

En el camino de la historia: Andando por los majanos

Por Juan Jesús Ayala.

Viejos e inesperados caminos de la isla, donde no llega carretera alguna, ni senderos donde  transitar por ellos se hace difícil por la irregularidad de sus piedras ajenas a cantos rodados y la dificultad para saltar portillos que se encuentran  al paso.

No se buscan, pero se sabe quién  por ellos ha caminado.

Y cuando  se tiene el pálpito  que alguien determinado transitó por su suelo arenoso o polvoriento entonces se va al encuentro de la noticia, del recado, de un par de versos que hablan de amor, o de celos escondidos y que no hay que buscarlos en algún agujero de las paredes, o bajo una piedra concreta que pudiera destacar porque sobre ella se ha  colocado una  marca, que ya  se había visto antes. Y que al levantarla y darle la vuelta no  se aprecia nada significativo, como no sea algún vestigio de un posible gusano de seda o una flor empapada de humedad que el viento hacia allí trasportó, pero que no trasmite, que se deja en el suelo o en la pared desportillada para completar  la costura gigante de la isla.

Pero inesperadamente o caminado hacia su búsqueda  por aquel otro camino sí que se encuentra una torre de piedras, ya no aisladas, desperdigadas, sino “entongadas” unas sobre otras de una altura no más allá de un metro que guarda en sus huecos o en la cúspide prensada con otra piedra más pesada, un papel,  una señal, un mensaje para alguien  que descifra el misterio de su lenguaje a pesar de saber de donde venia y quien es el mensajero.

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Generalmente, es un mensaje de amores ocultos, de escapadas, reflejos de suspiros que pretenden arrullarse en las emociones del otro, también traducciones de imposibles y cuando no, de tretas de amigos y hasta de enemigos, como desafíos de peleas que están pendientes entre las torretas que definen los májanos de la isla.

En ellos el tiempo se cristaliza, se hace sonido como si fuera un diapasón que anunciara lo que iba a suceder por la tarde o al día siguiente.

El secreto de los májanos  solo dos saben de su existencia, porque entre ellos lo han fabricado y conocen  en que encrucijada del camino se encuentra.

Lo májanos son una de las claves que la isla utilizó para revivir leyendas, para emitir llantos o esperanzas encerrados en una marca, en una piedra puesta en esta o aquella dirección. Y sobre todo, es uno de los monumentos sentimentales y emotivos que debe conservarse, al menos en la memoria colectiva  de  esos viejos caminos, hoy ya sin májanos y sin intrigas.

El espacio digital  no tiene nada que ver con el majano que va a su aire. y no  borra su mensaje, puede que el viento si sopla fuerte haya derruido esta torreta, pero, sabiéndolo los que están pendientes, se repite cuando el tiempo sea favorable,  porque la  idea continua desesperada por encontrar el  camino  donde el majano traduce la vigencia de un sentimiento,  de un temor o de una posible frustración.