Opinión

Las mujeres piñeras y el baile de La Virgen 

Armando Hernández Quintero 

El Pinar de El Hierro, 05-07-2021

Antes de los años setenta del siglo XX el grupo de bailarines de El Pinar, al igual que los de los otros pueblos de la isla, estaba conformado, tal como lo había estado desde que se tiene memoria, solamente por hombres generalmente ataviados con el traje típico. Sin embargo, se debe anotar que Urtusúastegui, a finales del siglo XVIII, reseñó el hecho de que las mujeres herreñas, con arcos de flores en las manos, acompañaban a los hombres y danzaban con ellos en la bajada de la Virgen de los Reyes, aunque no describe la vestimenta que usaban. 

En el pueblo, sobre todo el día de La Cruz que desde siempre fue una fiesta  abierta y tolerante, las mujeres se colocaban detrás de una pareja masculina, generalmente familiares, o novios suyos, vestidas con ropa de calle y sin chácaras. Sus movimientos eran diferentes a los de los hombres, levantaban los brazos a la altura de los hombros, nunca más arriba, y los movían de manera lenta y cadenciosa hacia un lado y hacia el otro, al mismo tiempo que chascaban los dedos, y animaban el baile dando vivas y emitiendo los característicos ja, ja, ja… y jijies. De entre las muchas que bailaron en el recuerdo todavía perduran los nombres de Natividad, Lucrecia, Eulalia, Armanda, Esperanza, Servanda, Eduviges, Lucia, Erminda, Rita, Elba, Valentina, Sara, Eloina, Lucrecia “Quesa”, Dámasa “Masa”, Eudocia, Antonia, Martina, María “Quicta”, Juanita, Nina, Fila, Lucia “Cia”, Angélica, Tera…

Esa ancestral costumbre fue alterada cuando algunas mujeres decidieron bailar vestidas con el mismo traje y gorro que los hombres y utilizando las chácaras, al igual que lo hacían ellos. Esa decisión se vio favorecida por la enorme disminución del número de habitantes del pueblo a causa de la terrible emigración hacia Venezuela, en las décadas de los cincuenta y sesenta, y hacia el Sahara Occidental en los años setenta y primeros de los ochenta, lo que ocasionó que el pueblo perdiera aproximadamente la mitad de su población. La inmensa mayoría de los que emigraron fueron hombres jóvenes, varios de los cuales eran bailarines, lo que debilitó al cuerpo de baile y facilitó que las mujeres fueran aceptadas e incorporadas al mismo.

En El Pinar las pioneras fueron dos hermanas, que residían en Santa Cruz de Tenerife: Maricarmen Medina Gutiérrez y Rosario “Saruca” Medina Gutiérrez. A las hermanas Medina los trajes se los confeccionó su madre María Gutiérrez Quintero, y los gorros se los hizo la señora Casimira González Quintero pariente de ellas.      

Para poder participar hablaron con Domingo González Machín, uno de los bailarines y amigo de su familia, y con Matías Padrón Montero que se desempeñaba en aquel tiempo como uno de los guíos del grupo de bailarines. 

Ellas pensaban que iban a ser rechazadas por el hecho de ser mujeres, no residir en el pueblo y además ser muy jóvenes, pero con gran sorpresa y mucha satisfacción, tanto el señor Domingo como el señor Matías no solo las aceptaron, sin hacer objeciones y sin ponerles ninguna condición, sino que las animaron para que participaran, limitándose a darles algunos consejos e indicaciones sobre el lugar donde debían ubicarse dentro del grupo, la atención que debían prestar, y lo pendientes que debían estar a las indicaciones y movimientos de los guíos, así como y a los cambios de toque para no confundirse de baile, y sobre todo, no desentonar con el toque de las chácaras para evitar los chacoleos.

Poco después de Maricarmen y Rosario “Saruca”, y animadas por la aceptación que ellas habían tenido, bailó Argelia Padrón Padrón, que lo hizo primero formando pareja con su padre Bartolomé Padrón Padrón “Bartolo Daniel”, un bailarín veterano que se desempeñaba con Pedro Fernández González “Pedro Elvira” como guío de cola, y después con Ana Suarez Gutiérrez, y con María Reyes Gutiérrez Quintero quien bailó también en Sabinosa. A finales de los setenta Valentina Padrón Quintero bailaba en pareja con su hermano Esteban. Existe una bella fotografía de Valentina, hecha en 1977, el año de la Bajada, en medio de su hermano y de Benito Armas Hernández quien era guio de los bailarines piñeros. 

Esas mujeres fueron las primeras en hacer algo considerado rompedor en aquellos tiempos, pero que hoy es visto como absolutamente normal, lo que determina que muchas personas piensen que las cosas siempre han sido así.

Siguiendo su ejemplo en los años ochenta la incorporación de las mujeres se intensificó y fue muy numerosa. Nombraremos a algunas de ellas siendo conscientes de que corremos el riesgo de que otras se queden sin ser mencionadas: Maritere Abreu Gutiérrez, Agueda Reboso Padrón, Mari Carmen Machín Cabrera, María Jesús Fernández Méndez, África Fernández Méndez, Francisca “Paqui” Machín Hernández, Dolores “Loli” González González, Mariela Padrón Machín  y Anabel González Padrón. 

Al pasar los años las mujeres se fueron empoderando, visibilizándose y ampliando su influencia, y pasadas cinco décadas no solo bailan con igual destreza y elegancia que los hombres, sino que también se han destacado como buenas ejecutantes en el toque de los pitos y de los tambores.

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La importancia de la decisión de aquellas jóvenes, vista desde una perspectiva histórica, es inconmensurable. Sobre todo al observar como todavía hoy día en muchas comunidades españolas las mujeres siguen siendo relegadas y marginadas en nombre de unas costumbres y una supuesta tradición que se empeña en cosificar y hacer inmutables las festividades religiosas y las manifestaciones folclóricas, como si fuera posible ponerle puertas a la imaginación y al viento, aunque en realidad sus conductas no dejan de ser manifestaciones notoriamente machistas, más propias de sociedades patriarcales y/o feudales que las de unas sociedades democráticas en las que las mujeres deben tener, gozar y disfrutar de los mismos derechos que los hombres. 

En la lucha por la igualdad, las piñeras fueron acompañadas por otras de los demás pueblos de la isla. En Valverde se destacaron María Reyes Rodríguez, Ana Flora Quintero Lima, Pilar Quintero Padrón e Inmaculada “Macu” Quintero Padrón, las que sí bien al comienzo tuvieron problemas para incorporase al grupo de bailarines, después fueron aceptadas y unos años más tarde el Casino les hizo un reconocimiento. En San Andrés la primera que bailó fue la joven Carmen Dolores Acosta Morales “Marisela”, la que, según sus propias palabras, fue aceptada y no tuvo ningún inconveniente. En Barlovento la señora Matilde Álamo Armas fue la precursora y a pesar de los rechazos que sufrió nunca desistió en su empeño de bailar. En El Golfo, comenzando los ochenta, María del Mar Morales y varias mujeres del grupo Tejeguate bailaron vestidas de bailarinas junto con los hombres. 

Todas esas herreñas fueron ejemplo, y con su conducta rompedora y apocalíptica, empleando la terminología de Humberto Eco, desmoronaron  los tabúes y perjuicios de carácter falócrata que habían mantenido a las mujeres encorsetadas y relegadas a un segundo plano, y se adelantaron en el ejercicio de sus derechos, en más de medio siglo, a las mujeres de otros pueblos de España donde todavía siguen siendo excluidas.

En las comunidades de Euskadi, La Rioja, País Valenciano e incluso en Canarias, por solo poner algunos ejemplos, la participación de las mujeres sigue siendo entorpecida y obstruida. En 1996, las primeras mujeres que intentaron desfilar en el Alarde de Irún, fueron empujadas e insultadas, en 1997 hubo varios heridos, y hoy día desfilan separadas de los hombres y no son recibidas por las autoridades del Ayuntamiento. En Cervera del Rio, en la Rioja, el baile de San Gil en una oportunidad fue suspendido para evitar la participación de las mujeres, ya que solo a los hombres solteros les está permitido intervenir en el baile de La Gaita. En Alcoy la primera mujer que pudo participar como fitera lo hizo en 1998, en el desfile del ejército cristiano, y fue pitada por el pueblo que vio ese hecho como algo pernicioso e incalificable. Hoy día siguen existiendo filaes que rechazan la participación femenina, y en Canarias, en la cofradía La Esclavitud del Cristo, en La Laguna, se sigue rechazando la participación femenina. 

Actualmente son numerosas las mujeres que forman parte del grupo de bailarines del pueblo de El Pinar así como de los de otros pueblos de la isla, haciendo pareja con otras féminas o con  hombres, y contribuyendo de esa manera a darle belleza, elegancia, colorido y animación a las fiestas. 

Vaya esta nota como un pequeño reconocimiento a todas las mujeres que fueron pioneras, y las que, con su espíritu emprendedor, su presencia y ánimo hicieron posible que la lucha contra la discriminación de género, y en favor de la igualdad y de la justicia, ganara una pequeña pero muy significativa batalla en esta no muy grande pero si animosa isla.    

Esperamos que las bailarinas de hoy día no bajen la guardia, y que sigan siendo puntales en la defensa de los derechos adquiridos, ya que lamentablemente la resistencia a los cambios, por parte de los integrados e integradas, así como el peligro de involución no ha desaparecido, y la amenaza de un retroceso, que recorte los derechos de género conquistados, sigue estando presente.

En el camino de la historia: La agonía de los intelectuales

Por Juan Jesús Ayala.

Agonía significa lucha, combate y en un momento en que el conjunto de los aspectos  de la cultura occidental parece agonizar ¿que papel desempeñan los intelectuales?¿En que luchas se encuentran enfrascados? ¿Que preocupaciones  tienen asumidas en esta sociedad cambiante y agónica también?.

Son preguntas de difícil respuesta dado que es complicado dar con ellos, como si se los hubiera tragado la tierra o emboscados en sus academias y cátedras, como si el mundo no fuera con ellos. Desde el academicismo puro no se llega a una sociedad   ávida de conocimientos pero no para dotarse de ellos como herramientas de trabajo para sobrevivir  sino como directores de una orquesta desafinada  por la música de gobiernos desorientados que no saben muchas veces donde tienen la mano derecha.

Los intelectuales si tienen una lucha la tienen muy oculta, en sus libros, que se pasan entre ellos, en sus discursos que oyen unos pocos en sus conferencias  donde asisten tres o cuatro ; y cuando se está a la espera de pronunciamientos la desazón de los que creen aun en que hay ideas y finalidades de las cosas no solo es la agonía lo que invade a una sociedad sino el desasosiego ante  la espera que los intelectuales cumplan su función.

Que trasmitan conocimientos que lleguen a la gente  harta de debates insulsos, de palabrerías repetitivas de engolamientos estultos que confunden y adoctrinan si  no  se permanece con la debida alerta ante este ataque de palabras huecas y de pensamientos inútiles.

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En las épocas de crisis siempre ha emergido entre el marasmo y la desesperanza voces de aliento que dicen hacia donde se debe ir, pensamientos que indican caminos y proponen soluciones, pero en esta que nos toca vivir, la agonía de los intelectuales esta’ marcada por su ausencia, por su renuncia a ser agentes sociales   que miran para otro lado, como si estuvieran asqueados de tanta rutina y mediocridad.

Se está apostando por un repliegue individualista, confeccionando con sus conocimientos y sabiduría un tomo que se encuaderna y se sitúa en los anaqueles de su bibliotecas, que ojean de vez en cuando  para propia satisfacción pero que no sale, no se vierte al exterior y esto es malo y muy peligroso ,porque si además del sometimiento de la mano negra de los mercados se  cuenta con el posicionamiento silente de los intelectuales, la verdad que de ahí al gran cataclismo social solo falta un paso.

Ante esto no se tiene más que dos alternativas o escoger entre la imitación de Narciso, enamorado de si mismo, o la de Prometeo que intervino a favor del género humano robando el fuego a los dioses.

No son tiempos para la mitología, pero da la sensación del empeño que existe que esto sea así. Ya que mientras miramos a lo lejos, a los cielos, la tierra se nos escapa de los pies.   

AHI sobre la Bajada: “respete, señor presidente-secretario”

Por: Agrupación Herreña Independiente (AHI).

Esto es lo que nos faltaba por escuchar del presidente del Cabildo de El Hierro y máximo responsable del PSOE en El Hierro: “la postura de AHI sobre la Bajada es demagógica, irresponsable y oportunista”. Acusa a nuestro partido, por si no fuera poco lo anterior, de “escarbar”, “dividir a la sociedad herreña y a la propia convivencia”, “cambiar cuatro veces de mensaje sobre la Bajada”, “vivir en un mundo paralelo”, “tener poderes paranormales” y, entre otras muchas lindezas, “crear confusión, criticar por sistema y jugar con los sentimientos del pueblo herreño”.

Quien parece vivir en una realidad distinta a la de la isla de El Hierro e ignorante de lo mínimo que debe hacer gala un presidente de nuestro Cabildo es don Alpidio Armas.

El presidente, y secretario del partido al que pertenecen los tres alcaldes de nuestra isla, tiene la máxima responsabilidad de que, a día de hoy, a apenas cinco días de la fecha en que se debería haberse celebrado la Bajada de la Virgen de los Reyes, los herreños no hayan escuchado de su boca una explicación, una alternativa, un mensaje institucional, una esperanza, una propuesta o una decisión… sobre la Bajada.

Y no lo han escuchado los herreños porque el presidente del Cabildo y los alcaldes de la isla se han escondido tras la cortina de la imposición del Obispado de la suspensión hasta 2025. Y ante eso no han dicho ni pío.  El presidente del Cabildo entregó la Bajada a un único criterio sin importarle lo más mínimo la historia, las tradiciones, el mandato del Voto y el sentimiento de los herreños. Se colocó el día 1 de enero de este año junto al mástil de la bandera de la Bajada, para anunciarla, y se ha olvidado deliberadamente de ella cargándose con su amnesia 280 años de la historia de nuestra isla, de una isla a la que no respeta, a la que ignora y la que demuestra no querer.

Con sus ataques a la AHI por proponer alternativas pretende tapar sus ineptitudes, sus carencias, su incultura histórica y su odio a todo lo que por evidente hiera su EGO. 

Usted, señor presidente, se desboca criticando a la AHI sin saber donde está. Es un atrevimiento por su parte criticar las propuestas de la oposición sin tener ninguna propia. Usted es mal gobierno y nosotros oposición constructiva.

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La AHI, señor secretario, no ha cambiado nunca de postura. Desde que usted leyó el primer escrito hasta hoy, este partido ha dicho lo mismo. Siempre ha propuesto aplazar, nunca suspender, “hasta que las condiciones sanitarias lo permitan”. Y esa situación ha llegado o está a punto de suceder. No tenemos poderes paranormales, lo ha dicho “su” presidente Sánchez que nos ha quitado a todos los españoles la mascarilla en espacios abiertos desde el sábado. Lo ha dicho “su” presidente Torres que autoriza ya actos sociales, culturales y deportivos de miles de personas en Canarias, como sucede también en toda España.

La AHI, señor presidente, es un partido serio, trabajador y honrado que ha luchado durante más de 40 años por dignificar la vida de los herreños. Ahora nos ha tocado estar en la oposición y ejercemos esa obligación como consideramos que hemos de hacerlo: con dignidad, con rigor y con exigencia. Sería posible hacer la Bajada el año que toca, este 2021, si usted fuera capaz de trabajar y liderar su organización. Debería hacerse para cumplir el Voto porque, siendo posible, es una obligación. Y es su obligación porque, ahora, es usted el presidente.

La AHI, señor secretario, en la oposición y en el gobierno, siempre estará con el pueblo herreño. Nunca lo traicionará. Sépalo, señor presidente.

La AHI, señor secretario, no está desesperada, no escarba, no divide a la sociedad herreña, no crea confusión, no critica por sistema. Lo que hace, señor presidente, es exigirle el máximo respeto hacia los herreños, a nuestra historia y a nuestras señas de identidad, aunque no sean las suyas.

La AHI, señor presidente-secretario, no callará ante sus actitudes prepotentes. Si usted ningunea a su socio de gobierno y le impide discutir una propuesta similar a la nuestra, será un problema de los dos. Nuestro partido no se dejará ningunear por usted, sépalo.

Escuche, dialogue, acuerde y proponga soluciones. Y respete, señor secretario-presidente, respete…. 

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En el camino de la historia: Liderazgos

Por Juan Jesús Ayala.

Se hacia un viejo y sabio profesor entre otras cuestiones de difícil  respuesta, la pregunta ¿Dónde están los lideres?. Que se entiende por tal?.El interrogante le era casi imposible traducirlo en respuesta convincente porque ni siquiera  la intuición se acercaba  donde los lideres pudieran estar.

Hoy se titula líder a cualquiera o se hace líder a cualquiera, solo hace falta la  propaganda sostenida por los medios económico puestos a tal fin, el estar en todos los saraos,  levantar la voz por encima de los demás, e instalarse en el alegato aunque suenen las cancaburradas por todos lados; con eso y un poquito mas que  se acompañe de demagogia se puede decir que estamos ante un líder.

Discernir sobre su capacidad intelectual, tener conocimiento de todo aquello que ha hecho  en pro del avance social, no estar  sometido a una evaluación personal  y saber de su sacrifico ante avatares y circunstancias adversas sobre las que ha actuado de diferente manera  hace que  la vulgaridad del empecinado  llegue a creerse que es un fenómeno  aunque camine  por los surcos del engaño, del egoísmo estupido pensando que se esta’ en  el podium de los escogidos.

En estos tiempos, como diría el viejo y sabio profesor, la mediocridad es la que domina, disfrazada de engolamientos, de estiramientos,  de miradas por encima del hombro, de perdonavidismos, de simplismos que  hacen que  estos que se creen lideres marquen la diferencia con el   resto de los mortales que , según piensa, son incapaces de llegar hasta donde él ha llegado.

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Si tantos lideres existen en el planeta y que se  lo creen, ¿como es posible que se  este’  dando tumbos en manos de los “crac? .De todos aquellos que pasan por la comedia de la vida  saineteando y haciéndonos reír desde  el patio de butacas mientras ellos se pavonean como  los únicos  que han podido ser elegidos por su preclara inteligencia, capacitada para los desaguisados y para seguir a las ordenes de los poderosos que se ríen de ellos a mandíbula batiente porque saben que  no pasan de ser simples marionetas de sus designios y voluntades.

Pudiera acontecer que   este disparate social se arreglara por si solo, o  con la presencia de   algún arquetipo que  ilusionara, que fuera consecuente, que dejara atrás viejas rémoras y vicios intelectualoides adquiridos en la mezquindad de un pensamiento romo.

Pudiera ser que el cansancio originara  el espécimen que  se erigiera en  presentar batalla a la ramplonería ,que tuviera consigo un equipo suficientemenmte entrenado para que no solo apareciera el liderazgo de uno solo sino de un grupo cohesionado y capacitado al menos para cantar las cuarenta  a mas de uno y comenzar a  trazar un camino nuevo , difícil, pero al menos accesible.

Estamos en el atasco de una historia que no convence que mas bien vence a los desheredados y a los que acoquinados se encojen ante tamaña majestuosidad. Sin embargo lo peor de este atasco histórico es que los que están en fila  disponibles para  emerger como los próximos lideres no tienen nada que envidiar a la vulgaridad de los actuales sino que   están por doblar y mejorar sus monsergas y ramplonerías..

Sobre silbo, insularismo y aldeanismo académico

Por: Jonay Acosta Armas

«Siempre, Sancho, lo he oído decir: que el hacer bien a villanos es echar agua en la mar»

El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Primera parte. Cap. XXIII

Hace unas semanas tuve el enorme placer y privilegio de reunirme en Tenerife con el profesor francés Julien Meyer, ingeniero acústico y doctor en lingüística cognitiva del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS). Se trata, quizá, del mayor especialista en el estudio de los aproximadamente 42 lenguajes silbados que se han constatado en el planeta, contando con más de medio centenar de publicaciones en revistas de impacto internacional y una importante monografía sobre la cuestión: Whistled Languages: A Worldwide Inquiry on Human Whistled Speech (2015). El profesor Meyer y yo charlamos acerca del empobrecimiento que suponía para Canarias y para el mundo que los silbos tradicionales de El Hierro, Gran Canaria y Tenerife, actualmente en grave peligro de extinción, no tuvieran cabida en esa reducidísima lista. Más aún cuando se trata de tres islas cuyos cabildos prestaron su apoyo incondicional al silbo gomero en 2008 para que fuese reconocido Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO al año siguiente.

Los lectores se preguntarán cuál fue el objeto de esta reunión. Pues bien, es muy simple: me gustaría estudiar científicamente el silbo herreño y en la Universidad de La Laguna no puedo hacerlo. Y, por supuesto, tampoco puede hacerlo ningún estudiante interesado en otro silbo canario que no sea el gomero. Ello se debe a que la única institución pretendidamente científica que existe en la ULL para dirigir un trabajo de estas características se llama Cátedra Cultural de Silbo Gomero y está bien financiada por el Cabildo de La Gomera. Además, el profesor Marcial Morera Pérez, una de las máximas autoridades locales en el silbo, no ha mostrado el menor interés en el estudio científico del silbo herreño, sino que ha escrito reiteradamente en la prensa contra esta denominación. De nada han servido para él los artículos, monografías y grabaciones publicadas en los últimos treinta años por profesores de la talla de Manuel J. Lorenzo Perera (1987), Maximiano Trapero Trapero (1991), María de la Cruz Jiménez Gómez (1993), Antonio Tejera Gaspar y Juan Francisco Navarro Mederos (2007), David Díaz Reyes (2008), Jens Lüdtke (2014) y Julien Meyer (2015), entre otros. Tampoco le ha servido de mucho el más de medio centenar de entrevistas a silbadores herreños que ha publicado la Asociación para la Investigación y Conservación del Silbo Herreño en las redes sociales YouTube y Facebook. Muy al contrario, lamentablemente, el profesor Morera no ceja en su empeño de querer refutar hasta el paroxismo la identidad del silbo herreño, negándole cada cierto tiempo en distintos medios de comunicación su denominación y, con ello, su existencia, contribuyendo así a su marginación como objeto de protección patrimonial y estudio científico. Ante este panorama desalentador, a los veteranos silbadores herreños parece que no les queda otro remedio que pedir perdón por haber mantenido una manifestación cultural que tan solo se conserva, insisto, en otros 42 enclaves del planeta, a los que cabría sumar Tenerife y Gran Canaria.

Por suerte, el aldeanismo académico tiene remedio en el mundo globalizado en que vivimos, ya que fuera de aquí existen decenas de investigadores interesados en todos y cada uno de los lenguajes silbados de Canarias. Veamos un ejemplo de cómo se pueden superar ciertos dogmas excesivamente provincianos desde centros de investigación extranjeros. Me ceñiré a la pretendida universalidad del sistema fonológico del silbo gomero, enésimo argumento al que se vuelve a aferrar estratégicamente el profesor Morera para negar la identidad del silbo herreño en particular y de los silbos tradicionales canarios en general.

En 2006, la lingüista francesa Annie Rialland publicó en la revista Phonology el artículo «Aspectos fonológicos y fonéticos de los lenguajes silbados»: un rigurosísimo estudio acústico y fonológico en el que se comparaba el silbo gomero con otros silbos de Turquía, China, Indochina y Togo. La actual directora emérita de investigación del Laboratorio de Fonética y Fonología del CNRS, que llegó a dirigir la prestigiosa Sociedad de Lingüística de París en 2016 (institución que en su día acogió a filólogos de la talla de Saussure, Benveniste y Martinet), estableció un sistema fonológico para el silbo gomero que difería del propuesto en 1978 por el profesor Ramón Trujillo. Como era de esperar, tal discrepancia generó un debate que se plasmó en la reedición de la monografía del célebre filólogo tinerfeño: El silbo gomero. Nuevo estudio fonológico (2006). La correcta metodología de ambos estudios y la reconocida trayectoria de sus autores conducirían a cualquier filólogo cabal a aceptar ambos resultados como igualmente válidos y a concluir que el silbo gomero no ha tenido un único sistema fonológico a lo largo de su dilatada historia. En efecto, al tratarse de un lenguaje secundario o sustituyente, la estructura fonológica del silbo depende de la mayor o menor destreza con la que el silbador reproduzca el sistema fonológico primario o sustituido, que no es otro que el del español de Canarias (este sí que es único). Así pues, el rudimentario silbo tradicional que describió el profesor Trujillo en 1978, ya insólito en La Gomera, difiere de los perfeccionados silbos recreativos «silfateo» (del maestro don Isidro Ortiz), «silbo con todas las letras» (del maestro don Luis Morales Méndez) y otros tantos que «los virtuosos del silbo» (concepto acuñado por el profesor Trujillo) han ido engendrando desde el primer tercio del s. XX, etapa en que, a través de la prensa, se constata el comienzo del proceso de folklorización del silbo gomero. Negar la variedad de sistemas del silbo gomero supone un planteamiento esencialista y atávico, así como un absoluto menosprecio hacia la creatividad de quienes han sido los mejores silbadores de Canarias. Además, se trata de una postura totalmente hipostática, pues eleva un sistema abstracto por encima de los hechos empíricos para, a continuación, negarlos, cayendo en el razonamiento circular de las generalizaciones indebidas del tipo de «ningún escocés es verdadero»: falacia característica de los movimientos políticos y religiosos fundamentalistas. En consecuencia, la interesante e ingeniosa hipótesis universalista del sistema fonológico del silbo gomero, vertida tímidamente por el profesor Trujillo y elevada interesadamente a la categoría de dogma (e incluso de mantra) por su discípulo Morera no parece tener vigencia ni siquiera dentro del propio silbo gomero actual. Por lo tanto, se hace necesario estudiar los silbos tradicionales de Canarias, que solo perviven con cierto vigor en El Hierro, Gran Canaria y Tenerife (ya que el silbo gomero tradicional apenas ha podido resistir el empuje arrollador de la variedad recreativa, estandarizada y prestigiada a partir de 1997) para refutar estas y otras tantas hipótesis, pues las últimas investigaciones llevadas a cabo en el extranjero han demostrado que sigue abierto el debate en torno a ese aparente sistema universal y a otras muchas cuestiones.

En definitiva, el sistema pretendidamente universal del profesor Morera no es tal ni siquiera para el silbo gomero actual, y mucho menos para los silbos de otras lenguas, como era de esperar: todo filólogo sabe que cualquier teoría extraída a partir del estudio de una sola manifestación lingüística constituye una generalización apresurada, siendo necesariamente hipotética y provisional. En efecto, en el citado artículo de la profesora Rialland se demuestra que el silbo turco posee un sistema fonológico diferente del español silbado en La Gomera. Y a esta misma conclusión llega el profesor Meyer en su monografía (2015: 108-122) y en un artículo publicado en Annual Review of Linguistics (2021), al abordar los sistemas de los silbos turco, griego y bereber o tamazight, los cuales ha estudiado in situ. Por lo tanto, aun reduciendo interesadamente el lenguaje silbado de La Gomera a su representación menos concreta, tangible, superficial y significativa (el sistema fonológico), tendríamos serios problemas para postular su universalidad (e, incluso, su canariedad).

Con todo lo expuesto, creo que ha quedado patente la necesidad de abrir las ventanas de la investigación de los lenguajes silbados de Canarias para procurar el avance en su conocimiento. Esta habitación requiere abundante ventilación para desplazar el aire viejo, viciado y endogámico que intoxica a quienes están dentro y repugna a los que desean entrar. Canarias no puede seguir renunciando a la protección e investigación de estos elementos patrimoniales de primer orden por mezquinos intereses políticos, gremiales y nepotistas. Mucho menos por los aldeanismos académicos que tanto daño han hecho al desarrollo científico de las Islas.