Opinión

Trece años del Ayuntamiento de El Pinar de El Hierro

Por Armando Hernández Quintero.

El 15 de septiembre se cumplió un nuevo aniversario de la creación del Ayuntamiento de El Pinar de El Hierro. Este año lamentablemente la fecha pasó sin pena ni gloria. Todos estamos conscientes que las condiciones no han sido las más adecuadas para conmemoraciones ni celebraciones, la presencia del coronavirus ha trastocado y modificado la vida y las costumbres de la comunidad herreña. Y la piñera no es la excepción.

Fiestas arraigadas en la comunidad como la de La Cruz, San Juan, El Carmen y La Paz dejaron de celebrarse, apenas una misa con la feligresía reducida debido a las medidas de distanciamiento sanitario impuestas, dio cuenta de su existencia. Alguien comentaba que parecía que un velo de tristeza hubiera cubierto nuestro cielo y señoreado en nuestros corazones, obligándonos a cambiar nuestras costumbres y a permanecer encerrados dentro de nuestras casas manteniendo un contacto mínimo con la familia y el resto de los paisanos. Hasta los deseados y amados sonidos de los pitos, los tambores y las chácaras desaparecieron de nuestras calles que daban la impresión de ser la reencarnación de la desolación y la tristeza. 

Como una excepción que nos recordó que el pueblo todavía tiene corazón, y que éste vibra, el día de La Paz un grupo de tocadores subió a la montaña de Tanajara con sus tambores y sus pitos y, conservando las obligadas y necesarias medidas de seguridad, tocaron durante un buen rato recordando la fecha y apartando, aunque solo fuera por el momento, la pesadumbre y la soledad, y llevando un poco de alegría, como diciendo no nos hemos ido ni hemos enmudecido, estamos aquí aguantando y esperando tiempos más propicios. 

Las fiestas mencionadas debido a la tradición varias veces centenaria de tres de ellas: La Cruz, San Juan y La Paz, y a la más que cincuentenaria del Carmen, se puede decir que ya constituyen parte del ADN piñero, o como diría Jung y la sicología analítica, forman parte de nuestro inconsciente  colectivo. Debido a ello su continuidad está garantizada y estamos seguros que, al darse las condiciones propicias, volverán a celebrase con tanto o más brillo que antes.

Con respecto a la conmemoración del aniversario de la fundación del Ayuntamiento la echamos doblemente de menos, ya que se estaba convirtiendo en una costumbre, que, ese señalado día, se celebrara un Pleno Municipal abierto lo que le permitía a los vecinos participar y plantearles a las autoridades municipales las cuestiones que considerasen más relevantes, y además, hacer las críticas a la gestión municipal que tuvieran a bien. De tal manera, que El Pleno era una especie de catarsis colectiva, después de la cual los vecinos subían a Tanajara para celebrar, degustando los sabrosos productos tradicionales de la tierra, bailando, cantando la jota herreña, y conversando, recordando las vicisitudes, luchas, y tragos amargos que tuvieron que tragar nuestros antepasados en su empeño, por suerte, nunca desfallecido, de dotarse de un municipio propio.

Hemos sido testigos de los dos últimos intentos que se hicieron por llevar adelante la segregación, En el primero, en 1992, se conformó una comisión que tenía como presidente al señor Miguel Ángel Casañas Padrón, y a los señores Dionisio Padrón Padrón y Juan Carlos Hernández Morales como vice-presidente y secretario respectivamente, y a ocho miembros más. y como asesor a Aurelio Ayala Fonte, verdadera alma del proyecto. 

A pesar que las gestiones que realizó la comisión fracasaron, por causas que no vamos a analizar en esta oportunidad, el sentimiento piñero no hizo sino acrecentarse, y el fracaso momentáneo no fue obstáculo para que en el año 1995 los vecinos del pueblo nombraran otra comisión de treinta y una personas, al frente de la cual se desempeño el señor Virgilio Fernández Fernández como presidente, y que además tenía al señor Miguel Ángel Casañas Padrón como vicepresidente y al señor Gustavo Morales Méndez como secretario, La Comisión contó con la asesoría de los señores Tomás Padrón Hernández, Eligio Hernández Gutiérrez y Manuel Fernández González, y se encargó, está vez con éxito, de la tarea que les fue encomendada por el pueblo, que no fue otra que la organización y la llegada, como dirían los marinos, del barco a buen puerto. La actividad que culminó ese hecho histórico, sin duda alguna el más importante de la historia piñera, se concretó en un hermoso y trascendental acto cívico en la casa cultural Luis Martín Arvelo, que contó con la presencia de las autoridades regionales, e insulares y la juramentación de la Comisión Gestora, que sustituyó a la Comisión Promotora que había impulsado, organizado y tramitado, junto con los asesores, todo el papeleo ante los organismos competentes, tanto insulares como regionales. 

La Gestora presidida por el señor Virgilio Fernández Fernández una vez juramentada, dirigió los destinos del municipio hasta las elecciones municipales, para lo cual dispuso desde el primer día de la colaboración y asesoría del señor Juan Pablo Martín González, secretario del Ayuntamiento de Valverde, que desempeño a su vez el mismo cargo en el ayuntamiento recién creado, y quien se dio a la tarea de organizar la parte administrativa hasta que la corporación nombró a otro en su lugar. Así como también contó con la asesoría del señor Francisco Morales Fernández, secretario del Cabildo, e Igualmente siguió contando con la asistencia de los tres asesores de la Promotora. 

La suspensión de ambas actividades, la del pleno y la de Tanajara, ha dejado un vacio que esperamos se procure llenar lo más rápido posible. Necesitamos reforzar el sentimiento de pertenencia alrededor del Ayuntamiento, arroparlo y darle calor, hasta que llegue a consustanciarse, y a formar un solo ser, con nuestro pueblo piñero. Esa es una tarea que todavía tenemos pendiente todos los hijos de esta amada tierra sureña.

Armando Hernández Quintero.

El Pinar de El Hierro, 18-09-2020

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Los Canarios también estamos viviendo un “annus horribilis” 2020

Por: David Cabrera de León*.

Nadie podía imaginar que todo el sector turístico, base de nuestra economía, se derrumbaría de sopetón, y no solo en el archipiélago, sino en todo el mundo. Este hecho, sin precedentes en época de paz, ya vislumbra cambios sociales, la búsqueda de un distinto modelo económico y cambios políticos también. Nos adentramos en una época de inestabilidad que durará años y cuyas consecuencias ni los economistas ni los sociólogos son capaces de medir. 

Pero los canarios no somos nuevos en esto de vivir con la inestabilidad, con la carencia de medios, con la falta de seguridad en el futuro. En el pasado hemos sido emigrantes, y sabemos lo que es empezar de cero. Ahora, si fuera necesario, lo volveremos a hacer. No será fácil, pero contamos con que nuestra sociedad tiene un profundo arraigo en la familia, en el que se basa realmente, nuestra economía. 

Como digo, sobreviviremos a este nuevo desafío, no tengo duda. Pero para ello debemos también ser conscientes de lo importante que va a ser que nos centremos en nosotros mismos, que concentremos nuestros esfuerzos y nuestros medios en Canarias, en cada una de las islas, y que conjuntamente nos mostremos decididos y dispuestos a dejar las rencillas insulares a un lado –más de los políticos que de la propia sociedad– y entendamos que solo desde la unión de nuestros intereses diversos podremos tener una voz que se haga oír. 

Porque la continuidad del deterioro de los servicios públicos y la educación avanzan al son de una pobreza ya cercana a extenderse a casi un tercio de la población. 

Si en algo he envidiado a los nacionalismos catalán y vasco ha sido en la fuerza que tienen para poner y quitar gobiernos. Llevan 40 años siendo decisivos en la política nacional, y, a no ser, que haya un cambio constitucional o electoral, así seguirán en un futuro próximo. Nada podemos hacer frente a esta realidad. 

Pero lo que si podríamos hacer los canarios es remendar esa convergencia política insular para unirnos, de una vez por todas, y ser también decisivos en la política nacional. Si no lo hemos hecho hasta ahora ha sido por las bobas luchas por el protagonismo y el liderazgo, que, como hemos visto durante años, solo han conseguido hacernos más pequeños y más débiles. 

Debemos regresar todas las islas a la convicción de que solo desde el Insularismo podemos influir en los cambios sociales, económicos y políticos. Dentro de menos de tres años tendremos elecciones generales, y debemos llegar a esa cita con una infraestructura, con un ideario, con una unidad de acción. 

Muchos de los canarios no aspiramos a ser una nación en el sentido de que no abogamos por el independentismo, sino que somos partidarios de una suerte de federalismo, o regionalismo o autonomismo real. Pero muchos sí aspiramos a ser un archipiélago con una auténtica identidad, una voz propia que refleje la distinción de la 

insularidad en la economía, en la sociedad, en los transportes, en las comunicaciones, en la educación, en la sanidad, en nuestro cuidado de los más necesitados. 

Una y otra vez, los partidos de ámbito nacional representados en nuestra tierra canaria cuando llega la hora de la verdad siguen el dictado del Gobierno central de turno, y los canarios terminamos siendo traicionados por los nuestros y sus disciplina de partido. 

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En nuestro Insularismo tienen cabida todas las ideologías democráticas, desde la izquierda a la derecha, y, por supuesto, pasando por el centro. Necesitamos de todas ellas para lograr una auténtica y fiel representación de nuestra sociedad, de forma que bajo el ideal del Insularismo canario, cada isla, cada pueblo, cada opinión, puede expresarse y unirse en un propósito común, lograr una mejor forma de vida para los canarios, en sanidad y en educación como base de nuestro desarrollo social. 

Pero necesitamos ir más allá y ofrecer una alternativa al turismo, y aprovechar este frenazo forzoso para repensar nuestro modelo turístico, y mejorarlo, acercándolo mucho más a la naturaleza, al entorno de nuestro paisaje. Esto solo será posible si los canarios unimos nuestra voz en Madrid. 

Imaginemos lo que podríamos hacer los canarios si contáramos con 12 de los 15 diputados en el Congreso, y no con tan solo uno. El solo hecho de que, en las últimas elecciones, Coalición Canaria, Nueva Canarias, Partido Nacionalista Canario y Centro Canario Nacionalista hayan ido de la mano, tuvo como efecto pasar de ese uno, en la persona de Ana Oramas, a dos. 

Imaginemos lo que podríamos lograr si se convenciera a gran parte de los votantes del PP y del PSOE, a los de PODEMOS y de CS de que el Insularismo está lejos de ser rancio y de que en él tienen cabida sus ideales sociales. 

Pero el gran problema al que también nos enfrentamos es a la propia cadena de errores que el nacionalismo canario ha acumulado a lo largo de los años en el gobierno de nuestra comunidad. Muchos errores en cuanto a planteamientos, decisiones, acciones y personas puestas al mando de proyectos para los que no estaban ciertamente capacitados. 

Ya desde los tiempos de la conquista, en la llamada carta de Calatayud, se establecía el Reino de Canarias. En esa misma carta de 1481 se recogía ya una fiscalidad diferenciada y la posibilidad de comerciar independientes del monopolio comercial español. La carta fue pasada por alto por las autoridades centrales en no pocas ocasiones lo que conllevó algunos levantamientos y actos de rebeldía. 

Solo cuando el nacionalismo se empezó a organizar a finales del siglo XIX se hizo posible llegar a un Estatuto de autonomía en 1982, pero si bien es un logro, de poco nos sirve cuando en la práctica, como digo, somos engañados por muchos de los nuestros cuando anteponen el partido al archipiélago, y no digamos a la Isla. 

Según el CIS, el 24% de la población de las islas se siente más canaria que española, o únicamente canaria el 12,1%, frente al 7% que se siente únicamente española. La opción más amplia es la de quienes se sienten tan españoles como canarios, con un 53,9%. Yo, personalmente, a pesar de que me sitúo en esta mayoría, soy muy consciente de que somos los que más lejos estamos de España, y que el tratamiento actual de esta realidad no es ni mucho menos suficiente. 

Actualmente existen gran cantidad de organizaciones y partidos políticos que se autodenominan nacionalistas y la mayoría acepta la bandera de las siete estrellas, aunque sus reivindicaciones soberanistas son muy diferentes entre ellos. 

Los desequilibrios inversores entre islas sirven de excusa para pelearnos entre nosotros mismos, mientras nos cruzamos de brazos y cerramos la boca ante el maltrato continuo al archipiélago por parte de los partidos nacionales. 

Una lista de todos sería muy larga, pero, a modo de ejemplo, los partidos que se consideran nacionalistas son Coalición Canaria (CC) –(Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC), Iniciativa Canaria Nacionalista (ICAN), Asamblea Majorera (AM), Unión Centrista (Canarias) (UC), Unión Tinerfeña Independiente (UTI)–, el Partido Nacionalista Canario (PNC) – Alternativa Nacionalista Canaria, Congreso Nacional de Canarias y Unidad del Pueblo–, Nueva Canarias (NC), Alternativa Sí Se Puede (SSP)– Alternativa Popular Canaria (APC), Acción Verde, Plataforma contra el Puerto de Granadilla, Asamblea por Tenerife–, Centro Canario Nacionalista (CCN), Alternativa Popular Canaria (APC), Alternativa Nacionalista Canaria (ANC) o Unidad del Pueblo (UP), Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC), Agrupación Herreña Independiente (AHI), etc. 

Es decir, hay casi tantos partidos nacionalistas como canarios. Y así, no se puede, no podemos lo canarios salir de este status quo de colonialismo político al que nos empujan con sus acciones los partidos nacionales del PP, PSOE, PODEMOS y CS. 

Pero, los responsables no son los ciudadanos, somos los políticos canarios que no hemos sabido, ni sabemos, convivir de verdad con el conjunto heterogéneo de ideologías políticas y mucho menos poner por delante la idea común de nuestra identidad geográfica, cultural y económica. 

Es, quizá, el momento de aprovechar este frenazo forzoso que vivimos ahora, para reflexionar sobre el Archipiélago y nuestro futuro en él, y sobre el papel actualizado y absolutamente renovado que debe desempeñar el Insularismo en España. 

 

*David Cabrera de León, Consejero del área de Medio Rural, Marino y Recursos  Hidráulicos, del Cabildo de El Hierro.

En el camino de la historia: África se desangra

Según expertos del Centro de Desarrollo de la OCDE y de la Banca de África por estudios verificados han llegado a la conclusión que si bien el peso de África en la economía mundial, en lo que respecta a la producción y al PIB ha mejorado substancialmente, el verdadero problema que es acuciante y de difícil solución y que es lo mas que sangra a este inmenso continente es la explosión demográfica que sufre. Además, y paralelamente, se sabe que el 46 por ciento de los habitantes del África subsahariana viven en situación de pobreza extrema y con 1 dólar al día.

El fantasma del Silbo Gomero

Por Jonay Acosta Armas

Sobrino, nieto y bisnieto de silbadores herreños

El pasado jueves 27 de agosto, la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias decidía volver a paralizar la Declaración de BIC del silbo herreño. Han pasado más de dos años desde que, el 21 de mayo de 2018, los herreños, a través de su máximo órgano de representación, pidieron que se reconociera y protegiera esta manifestación cultural inmaterial en peligro de extinción, que ya acumula más de 125 años de historia.

El músico, maestro silbador y político Rogelio Botanz Parra, principal artífice de la campaña de desprestigio hacia la Declaración de BIC del silbo herreño, no pudo desaprovechar la ocasión que le brindaba ese aciago día para hacer leña del árbol caído. En efecto, en la tarde del jueves 27 de agosto, el artista vasco publicitó en Instagram una entrevista de dos horas en la que, sin éxito, trató de que el catedrático Marcial Morera Pérez le diera la extremaunción al silbo herreño. Nuevamente, tal y como ocurrió en la Ponencia Técnica de Patrimonio Arqueológico, Etnográfico y Paleontológico celebrada el 19 de marzo de 2019, el mundo académico daba la espalda a la sórdida pretensión gremialista de dejar morir a nuestro silbo.

En el camino de la historia: Terreno Baluto

Por Juan Jesús Ayala

Así, baluto, denominamos los herreños al terreno improductivo, no solo por estar seco por el hambre de cuidados sino porque es imposible que produzca determinados frutos si no se intervine de forma decidida y directa con los mecanismos suficientes para ponerlo en producción. Y el terreno baluto se asemeja a la situación actual en la que se encuentran muchos países del mundo, incluido en el cual nos movemos, azotados por tremendos bandazos motivados por la ausencia de cuidados y de autoridad moral difuminada en el éter de la ignorancia como consecuencia de la pandemia que no nos deja .Se pensó’ que el progreso era irresistible y casi predestinado pero se fue al traste en la década de los años veinte, aunque se dijo que era una etapa de transición y que pasaría como el sarampión. Sin embargo, lo que se instauro’ y la consecuencia mas funesta fue la pérdida de cincuenta millones de vidas humanas y pueblos desvastados tras las ruinas ocasionadas por el horror de la guerra.

La civilización occidental se invento’ nuevamente y desde la opulencia narcisista de los años 80 y 90 se enfatizó, que si, que había llegado el momento, aunque se estuviera en el escenario de la guerra fría en donde todo estaba encarrilado y que la felicidad había encontrado su hueco aunque haya costado sangre, sudor y lágrimas.

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Pero hemos vuelto, al “eterno retorno” de Nietzsche .La historia nos ha dejado una tregua muy corta y pronto nos hemos olvidado de los desastres pasados, de la emigración herreña y canaria, de infinidad de casas cerradas y terrenos abandonados, del hambre que se pasó durante la sequía de 1948 y aun seguimos pensando lo mismo, que el tiempo histórico que nos toca será el ultimo aunque por ignorancia y por cobardía nos encontremos en la ausencia de esa autoridad moral deseada. Por lo que podemos hacernos la pregunta que se hizo en 1922, T.S. Eliot, en “Tierra baldía.”¿Cuales son las raíces que prenden, que’ ramas crecen en estos pétreos escombros”?.Tanto para Eliot como para su generación no había respuesta, “solo un montón de imágenes rotas”.

Y en esas estamos, la democracia y justicia social aparecen en el escenario de desconfianza, en una mezcla de anarquismo rampante y descalificación a ultranza que puede degenerar en que el hombre se convierta en el hobbseiano lobo para otro hombre. Se dijo que después del confinamiento obligado saldríamos a la calle en busca de nuevos amigos y que íbamos a ser más buenos y complacientes. Pues ya ven lo que acontece, desde los okupas institucionalizados hasta los conflictos sociales que no cesan y que se incrementarán cada día que pase, donde uno evita el encuentro con el otro como si fuésemos apestados, tan solo falta que se nos ponga un cascabel en el tobillo como los leprosos para avisar y salir corriendo.

Estamos entrando en recintos incómodos, donde la respuesta que se espera de las instituciones democráticas no encuentra eco porque el desaliento esta’ siendo parejo con el quietismo gubernamental lo que puede dar un viraje de la situación y que esta se descontrole aun más por la inoperancia de los que están obligados a dejar el pellejo en la búsqueda del acierto. Por lo que se ve no se puede decir que se esta’ en la buena senda , y que Europa es un Todo, cuando cada cual de una forma u otra va a escapar como pueda, cerrando fronteras y obligando a cuarentenas penosas , lo que nos deja ver, una vez mas que la solidaridad europea es pura filfa y continuamos en una sociedad de mandamases y de mandados con lo cual entramos de nuevo en terreno baluto donde no crece la esperanza y todo esfuerzo que se pide no sirve porque los que manejan los hilos que nos mueven como polichinelas poco les importamos.. Y por eso nos pasan la mano por encima como si fuéramos colegas, dándoselas de protectores que nos venden sus alegatos escuálidos y estólidos cuando en esos ademanes lo que revolotea son los alerones carroñeros del buitre y el graznido comparsa de los cuervos depredadores que al final, si no se pone remedio serán consumidos por si mismo en una autofagia sin precedentes.

Se hace necesario un discurso claro, científico de primera mano y que convenza. La ambigüedad y torpezas se escapan de las soluciones adecuadas que nos hace estar pisando un terreno áspero, baluto que nos recuerda una vez más a uno de los poetas más preclaros del siglo XX. T.S.Eliot (“El árbol muerto no cobija, el grillo no consuela y la piedra seca no da agua”).