Opinión

En el camino de la historia: Canarias desde El Julan

Por Juan Jesús Ayala.

Cuando Canarias está pasando por una situación de extrema gravedad por la avalancha de la inmigración, ante la  falta de decisión por  el Estado y los arrebatos de ruptura por parte del partido de la oposición, porque el gobierno central (dicen) no ha negociado con la Unión Europea que solo se ha molestado en mandar al Vicepresidente de la Comisión; y se marcan plazos y más plazos que se hacen interminables  llegándose a la categoría de tomadura de pelo, recrearse aunque sea en la memoria viva y paisajes históricosque añoras y en personas entrañables que no circulan por el tramo del circunloquio, sino que van directamente al grano, ciertamente reconforta. 

Por eso lo de El Julan situado en la vertiente sur del arco del Golfo, como un enorme lomo de cetáceo varado en su espacio legendario y pellizcado por los garfios de los Lajiales que llegan desde la Restinga soportando los letreros y los números como inscripciones líbico-bereber que rodean a los derruidos tagoror. 

Es  una de las partes de la isla, no solo la más emblemática sino la que produce sorpresa y temor, ya que en El Julan permanece enterrada buena parte de la historia  colectiva, la de los pastores, la de los viajeros, la de aquellos petroglifos aún por descifrar; y es que siendo una de las primeras que fue conquistada por Castilla, el grito de Ferinto retumbó hasta llegar a los Lomos donde  está el Garoe,quitándose la vida en el mirador de Bascos huyendo de las tropas castellanas porque no soportó estar bajo el dominio de otras leyes que  transcendían  más allá de las suyas.

Y los pastores que vivían en El Julan, quizás desde la distancia que dan los siglos estén demandando que la historia llegue hasta ellos con clarividencia para construir buena parte de su leyenda traducida en una realidad viva, porque el tiempo  pasado tiene un significado para los pueblos, pero a la vez una enseñanza para los días de ahora, y desde esa simbiosis se pueda abarcar y construir una nueva historia que cuente con los retazos que han dado personalidad a la isla, como es El Julan y todo lo que su espacio encierra. 

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De ahí que Canarias, en su conjunto debe pugnar por un nuevo posicionamiento político e intentar que el mar, aunque sea en el imaginario se seque  y seamos  más fuertes y que los problemas de una isla sean de todas sin resabios y que se nos considere verdaderamente un sujeto histórico y dejar de ser miradores de sí mismos. 

En los silencios de El Julan, tal vez  coincidamos acertadamente en la política  más allá del Atlántico para que los que estén en otra latitud sepan lo que hay y que se dejen de vendernos monsergas que martillean la sien como si fuera la mejor  comedia de Moliere, Tartufo o el hipócrita; o por la influencia de un narcisismo apabullante  al que  se le  rinde  desde cualquier rincón, pleitesía.

Canarias no está para más derrotas como la de Ferinto, sino para expandir su discurso, no lamento, al resto del mundo, sin intermediarios y si hay que subirse  a los hombros de gigantes tendremos que hacerlo, ya que desde esa posición abarcamos más horizontes y nos podemos dar cuenta al momento, sin plazos, de las mentiras  y de  falsas promesas que  ya cansan.

Hay que envolver el silencio de El Julan con nuevas palabras que tendremos que empezar a crearlas y si no podemos interpretar lo que los letreros traducen,  recrearnos en el deber de construir Canarias como un pueblo fuera ya del imaginario permanente.

No le quitemos hierro a la tragedia de El Hierro

Por José Antonio Madiedo*.

El pasado sábado 28 de setiembre de 2024, un cayuco procedente de las costas de Mauritania, con unas noventa personas a bordo, sufrió un trágico vuelco cuando se encontraba a unas 3,4 millas náuticas la costa meridional de la isla canaria del Hierro. En el accidente perdieron la vida más de 50 personas.

Dos días antes de registrarse el fatídico vuelco, el cayuco ya se había quedado sin propulsión - quizás por avería o por falta de combustible- es decir, lo que significa que navegaba a la deriva, merced del viento y de la corriente. A bordo, la situación tenía que ser angustiosa, después de dos días sin agua y sin ingerir alimentos.  Se trataba en realidad de un cargamento de “neoesclavos”, que habían pagado por arriesgar sus vidas con la esperanza de llegar Europa; a una Europa decadente, pero orgullosa, defender la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que fue suscrita en 1948.  En el articulado de esa famosa Declaración se establecen principios y valores tan elementales como: 

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.(artículo 1) 

Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición” (artículo 2), 

Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. (artículo 3)

Pero, una cosa es firmar un documento de tal virtud y alcance, y otra, ser consecuentes con lo que se ha firmado.  Quizás por eso, porque la Europa del siglo XXI es más cínica que humanitaria, se prefiere llamarlos inmigrantes, y no personas. Es una forma de sacudirse de encima las responsabilidades de las políticas que la embargan actualmente.

¿Necesidad y rechazo simultáneos?

Se declara, desde las alturas, que necesitamos a esas personas, pero se ven obligadas a venir en pateras y cayucos gestionados por mafias, aunque que no se sabe a ciencia cierta quiénes las toleran y las financian. 

Un viaje caro y de alto riesgo

Se cuentan por miles las personas que han muerto intentando la travesía. Y quienes consiguen llegar les esperan dos años de tortura dosificada. Esas personas suelen quedar traumatizados por la experiencia.

Aguas españolas

En este caso la tragedia se produjo en aguas españolas. 

Durante los dos días que estuvieron a la deriva, ¿a qué distancia de la costa se encontraban? ¿Ninguno de los sistemas de control y vigilancia costera detectó su presencia? Es preocupante.

Un significativo silencio.

Han transcurrido más de dos días desde la tragedia y los máximos responsables gubernamentales de la fallida operación de búsqueda y rescate no han comparecido aún ante la opinión pública para explicar clara y coherentemente  lo ocurrido.

El ministro de Transportes y el ministro del Interior deberían haber actuado como se lo exigen las responsabilidades de sus respectivos cargos públicos.

¿Nadie se enteró de la presencia del cayuco?

Es obvio que, procediendo de Mauritania, antes de llegar al lugar del naufragio, el cayuco cruzó una franja de alta densidad de tráfico marítimo y de bancos de pesca. ¿Ningún barco o embarcación avistó al cayuco o a los cayucos? 

Todo apunta a que se debería instar a los capitanes y patrones de los buques que avisten pateras o cayucos que les presten auxilio en caso necesario, como es su obligación, y que informen a las autoridades costeras de la presencia y posición de este tipo de embarcaciones. 

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Llamada de emergencia 

Poco después de la media noche del 28, parece ser que, desde el cayuco a la deriva, se lanzó una llamada a tierra, al 112.  A partir de ese momento, no se sabe qué cauces y protocolos se siguieron para movilizar los medios de SASEMAR, Guardia Civil y Cruz Roja que irían haciendo acto de presencia en la zona del desastre. ¿Dónde se encontraban tanto las unidades áreas como acuáticas cuando fueron alertados, y cuánto tiempo tardaron en llegar a la zona del accidente?  Son datos esenciales para entender lo ocurrido.

El vuelco

Lo que se cuenta es que las personas que viajaban en el cayuco, cuando se aproximó a ellos la primera embarcación de salvamento, se pusieron en pie y se desplazaron al costado del cayuco, con lo que involuntariamente elevaron el centro de gravedad del mismo, causando el vuelco y la caída al agua de la mayor parte de los embarcados. Probablemente, muchos no sabrían nadar. Otros, sabrían nadar, pero sus cuerpos estaban entumecidos, agarrotados a causa de la inmovilidad, el hambre y el frío. Una vez en el agua, unos se agarrarían a cualquier cosa que flotase en espera de ser rescatados por los medios de salvamento. Otros, lamentablemente, pasarían a engrosar la lista de víctimas de la crueldad “civilizada” 

Un fallo que se repite. 

No ha sido esta la primera vez que se ha producido una pérdida masiva de vidas por vuelco de una patera o un cayuco. Por lo que es inevitable la pregunta. ¿Por qué los responsables de las organizaciones responsables de la búsqueda y salvamento marítimo no aplican protocolos de intervención que contemplen estas situaciones y obligue a sus unidades a llevar a bordo suficientes elementos flotantes: aros, o dispositivos similares dotados de asideros, con el fin de arrojarlos al gua en la zona del vuelco y permitir a los náufragos asirse a ello mientras llega el momento de su rescate?

¿Por qué no se lanzan mensajes a los embarcados para advertirles de forma clara e inteligible que no deben de incorporarse. 

Ambas son medidas totalmente factibles y eficaces. 

Profesionalidad de los responsables de los servicios y operaciones de búsqueda y rescate. 

Finalmente, se debe insistir en que es esencial que se garantice profesionalidad náutica de quienes se responsabilizan, organizan, dirigen y ejecutan las operaciones de búsqueda y rescate. 

En este momento, no se puede afirmar que SASEMAR, SEMAR y otros servicios de la citada naturaleza estén en manos de profesionales cualificados con la suficiente formación y experiencia en Marina Civil.

SASEMAR debe de ser dotada de una cúpula profesional capaz de regenerar el prestigio y la calidad profesional de este servicio marítimo. 

Conclusión 

Este tipo de accidentes son evitables o se pueden minimizar sensiblemente, pero es necesario que los poderes del Estado tomen conciencia y actúen en consecuencia. 

Puerto Refugio de la Restinga: 27º 38,28'N y 17º 58,59’W.

*José Antonio Madiedo, portavoz de la Asociación Española de la Marina Civil (AEMC).

Crónicas preteridas: D. César Padrón Espinosa

Por Donacio Cejas Padrón (2002).

Personas que han hecho su historia.

Falleció recientemente en nuestra isla D. Cesar Padrón Espinosa persona muy estimada en la sociedad herreña, hombre culto y muy discreto, sabedor de muchos datos hechos y anécdotas ocurridas en El Hierro, pues aun en su avanzada edad, conservaba una memoria prodigiosa, en el caso mío particular le guardaba gran afecto y respeto, y por esa curiosidad que siempre me acompaña para averiguar elementos de nuestra historia insular, acudí a él con mucha frecuencia solicitando informaciones muy variadas y siempre encontré en D. Cesar además de una exquisita y amable respuesta, los datos que aspiraba a conocer bien documentados y explicados.

D. Cesar alternaba sus temporadas con estancias en El Lunchón y Valverde, siguiendo el rito de nuestras generaciones precedentes, bien saben los mayores por haberlo vivido, y los más jóvenes lo han oído de ellos, que antaño en nuestra isla existían “las mudadas” entre las partes altas de la isla y EI Golfo, y particularmente los vecinos de Valverde se mudaban a los pagos de El Hoyo, El Lunchón y Las Lapas, Los del Bario a Los Mocanes y Las Puntas, Los de San Andrés a Los Llanillos, Los de Isora a Belgara y los del Pinar a la parte alta de Las Toscas y un sector de Los Llanillos y también al Chisgo junto a la bella montaña Tamásina.

En El Golfo tenía D. Cesar buenas fincas de viña, en La Frontera, Las Lapas, El Lunchóốn, y en El Monte a las cuales se dedicaba con gran acierto, siendo uno de los cosecheros más importantes de nuestro pueblo, además cultivaba también duraznos y naranjas, hasta hace pocos años y con gran entusiasmo atendía sus fincas, era gran conocedor del mundo del vino y de la vid, conocia muy bien nuestras variedades de planta y sabía de las ventajas en inconvenientes de cada clase de viña. Con gran acierto de sus promotores lo invitaron desde su fundación a formar parte del Consejo Regulador de La denominación de Origen vitivinícola de Frontera, y en ello estaba hasta su reciente fallecimiento, precisamente ocurrido la misma noche en que La Cooperativa de Frontera lo premiara junto a otras personas de nuestro pueblo en un brillante acto el día de la presentación de los vinos de la cosecha del año 2001.

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En la zona alta de la isla, también poseia buenos potreros y lotes dedicados a vacas de leche y toros para el engorde. Curiosamente, fue propietario del primer coche Land Rover que llegó a nuestra isla allá por 1953, un precioso vehículo blanco y verde matrícula TF8686 el cual tuvo en uso hasta hace muy pocos años, y que hoy será una reliquia para su familia que creo lo conservan en su garaje del Lunchón.

Durante algunos años fue Presidente del Cabildo del Hierro allá por los primeros años de la década de los 50, precisamente ejercía tal cargo cuando El Hierro y las demás Islas fueron visitadas por El jefe del Estado, desde mucho tiempo pude hacerme con material cinematográfico que deja constancia de tal visita. D Cesar hizo de anfitrión y acompañó al Caudillo y su comitiva hasta la vista de Jinama, entre tal comitiva figuraba también el Capitán General de Canarias, entonces Sr. García Escámez, de gran recuerdo en nuestras islas.

Al dejar el cargo de Presidente del Cabildo del Hierro, quiso en adelante apartarse de la política dedicándose por entero a sus fincas, acudía puntualmente a misas los domingos en su Land Rover, y no tuvo ningún otro protagonismo que no fuera su trabajo y su familia, hombre prudente y discreto siempre dio muestras de gran caballerosidad y finura. Con su muerte pierde nuestra isla sin duda alguna a una gran persona. Amigo entrañable de mi recordado tío Matías Castafñeda, Dios que todo lo puede los habrá vuelto a reunir en El Espacio Eterno, y allá sin prisas hablarán de nuestra tierra, de nuestras viñas y durazneros y de nuestro Cabildo del Hierro al cual ambos le dedicaron buena parte de sus desvelos, que así sea.

Un mar que ahoga sueños

Por David Cabrera de León.

El mar, que tantas veces ha sido sinónimo de libertad, se ha convertido nuevamente en el escenario de una tragedia que destroza vidas, almas y corazones. El Hierro llora estos días los sueños de esas personas que se embarcaron en un viaje a lo incierto, en busca de una vida mejor. Una esperanza que se desvaneció a tan solo 7 kilómetros de la costa y a unos minutos del rescate. 

Lo peor de todo es que este suceso no es un caso aislado, representa la cruel realidad que afrontan miles de personas que, huyendo del hambre, la guerra o la falta de oportunidades, arriesgan todo lo que tienen al subir en esas embarcaciones. Un total de 4.808 inmigrantes perdieron la vida de enero a mayo de este año por la Ruta Canaria, según las cifras que recopila el colectivo Caminando Fronteras a través de las familias. Son hombres, mujeres y niños, que ven en ese viaje su única vía de escape. 

Este naufragio, ocurrido cuando la maniobra de rescate estaba en marcha, evidencia la desesperación que vivían los ocupantes del cayuco. Dos días sin agua, sin comida y expuestos al sol. En ese estado de agonía, cuando el rescate parecía cerca, el miedo y la confusión desbordaron las emociones y el cayuco volcó.

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Detrás de cada uno de los 27 supervivientes de Nuadibú, del personal de Salvamar y Guardamar, de los voluntarios de Cruz Roja y Protección Civil, de los sanitarios y de las fuerzas de seguridad, quedará para siempre esta historia de sufrimiento, que representa las miles de vidas naufragadas en un océano que no pertenece a nadie. 

Hoy lloramos a los que no lo lograron, y abrazamos con impotencia a los que sobrevivieron. Pero, más allá del dolor y la compasión, debemos exigir cambios. Esta tragedia, como tantas otras, nos exige una reflexión colectiva sobre las políticas migratorias.

Es urgente que la administración autonómica y estatal asuman sus responsabilidades en la gestión de la migración y dejen de lado el constante intercambio de culpas y el tira y afloja de las competencias de cada uno. Esta crisis exige una respuesta unificada y eficaz, no se puede seguir permitiendo que la burocracia y la lucha partidista pongan en riesgo más vidas; es momento de que se actúe con decisión, coordinación y humanidad, y se ponga fin a esta irresponsabilidad compartida.

Ninguna vida debería quedar a la deriva, ningún ser humano debería morir en la orilla de un sueño. 

En el camino de la historia: ¿Los bimbaches  entraron por el  mar  de Las Calmas?

Por Juan Jesús Ayala.

Pudiera ser, parece claro y así lo determinan los estudiosos, que los primeros pobladores de Canarias fueron de origen berebér norteafricano y que muchos de ellos  esclavizados por díscolos y rebeldes bajo el dominio del imperio romano, concretamente en esta zona de África se los quitaron de encima dándoles muerte o en la búsqueda del  continente americanoo de las islas  abundantes en púrpura para teñir los vestidos  dela alta jerarquía social ymandos del ejército romano,  que lo sacaban  de la concha de   ciertos  gasterópodos marinos univalvos, los burgados, que las rocas marinas de Canarias son ricas.

En la isla de El Hierrosus primeros pobladores, los bimbaches, tendrían que haber buscado para penetrar en la costa herreña una vez dejados a la deriva y a su suerte por las naves romanas, un acceso fácil, dado las condiciones escarpadas de la isla,por algún remanso  situado en la franja marina que va desde la  Punta de la Restingahasta la Punta de Orchillaque recorre todo el sudoeste de la islacomo es el mar de Las Calmas.

Nos hace pensar que posiblemente los bimbaches tuvieron al principio asentamiento en esta parte de la isla como pueden dar testimonio los letreros petroglifos de El Julan, el Tagoror, cercado de piedras que servían de asiento donde se celebraban las  asambleas sobre distintas cuestiones, así como la Cueva del Caracol en la Dehesa.

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Y desde esa parte  fueron dispersándose  isla adentro  y siempre siguiendo los caminos que lindan con el mar. Los letreros de La Candia y de La Caleta, que poseen idénticas características que los de El Julan pudieran reafirmar esta suposición. Además, en la zona de El Tamaduste y concretamente en una  cueva incrustada bajo la montaña Colorada y que desde siempre  se conoce con el nombre de “la cueva de los Guanches”  de muy difícil acceso se encontró hace años una necrópolis donde existían restos de enterramientos de los antiguos pobladores.

Necrópolis que fue saqueada por cualquiera  que su agilidad le permitiera llegar. Al existir esta necrópolis es natural que en los aledaños de la costa vivieran y quizás se prolongaran por toda la isla hasta el norte, dado que en los altos del pueblo de  Guarazocase encontraron restos pertenecientes a la época prehispánica.

Con las manifestaciones recientes  al no tener vestigios que conocieran la navegación y que llegaron como deportados y  cuando no,  esclavizados, por el imperio romano,  durante años tuvieron una convivencia pacifica que se vio  violentada por unos nuevos dueños que aportaron una cultura, así como  distintas leyes que fueron  trasmitidas bajo la influencia de la cruz y de la espada.

El mar de Las  Calmas fue refugio de una raza que  dio vida a sus remansadas aguas y que más tarde, andando el tiempo, unos se quedaron en la isla y otros  guiados por la luz del Faro de Orchilla, iniciaron nuevos rumbos hacia el continente americano   en busca de una mejor fortuna.