Por: Luciano Eutimio Armas Morales.

Particularmente, en esta fecha han coincidido tres hechos que me invitan a una reflexión: Leer un artículo de Federico Aguilera Klink, ver la película “Sorry we misse you”, y conocer los resultados de las elecciones del 10 de noviembre.

                 EL ARTÍCULO:

Federico Aguilera Klink es Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de La Laguna, Premio Nacional de Economía y Medio Ambiente en el año 2004, y autor de numerosos libros y artículos sobre economía, el medio ambiente, el agua, y otros de sumo interés social, económico y medio ambiental.

 El artículo en cuestión, es una carta abierta a la activista medioambiental Greta Thunberg, sobre el ofrecimiento de ayuda para cruzar el atlántico sin usar el avión, que se le ha hecho desde el Parlamento de Canarias. 

Le comenta el profesor Aguilera a Greta, que “… el Gobierno Autonómico y los grandes empresarios, para no perjudicar más nuestro desarrollo quieren que vengan más turistas, contratando más aviones, y por eso le han pedido al Gobierno Alemán que los turistas alemanes no paguen el impuesto sobre combustible de avión, que se ha implantado en Alemania precisamente para luchar contra el Cambio Climático”.

“Además, y para que nuestro desarrollo no empeorase y los empresarios pudieran “invertir con cierta seguridad”, se aprobó el Régimen Fiscal Canario que beneficia, fundamentalmente, a esos grandes empresarios y a los profesionales más ricos con el resultado de que, desde 1995, estas personas han dejado de pagar a Hacienda más de 30.000 millones de euros, sin que sepamos a qué los han dedicado”, continúa el profesor Aguilera.

En un informe de FOESSA publicado el pasado día 7, por otra parte, se pone de relieve que el porcentaje de canarios con pobreza severa ha pasado del 10,70% al 15,70% entre 2013 y 2018, siendo la única comunidad autónoma, en la que los niveles de exclusión social han crecido en los últimos cinco años.

Pone así mismo de relieve el citado informe, que quien ha soportado en mayor medida los efectos de la crisis ha sido el grupo de población con menos ingresos, (Un 16,8% menos de renta), mientras el 20,% de la población más rica ha aumentado su renta en un 18,3%. Y añade, que el 12,8% de la población reside en hogares en los que han dejado de comprar medicinas y/o seguir tratamientos o dietas, por problemas económicos.

El panorama que tenemos en Canarias es el de una población cada vez más empobrecida, con mayor precariedad en el empleo, con mayores desigualdades sociales, con menor inversión en dependencia y protección social, y de los últimos en sanidad y en educación.

Pero es que mientras se ha producido este deterioro de la situación de la población canaria, el número de turistas ha pasado de 9.328.000 en 2007, a 10.430.000 en 2010, y a casi 16.000.000 de turistas en 2018.  Y simultáneamente, el número de parados ha pasado de 109.000 el año 2007, a 220.000 en 2019, con un 40,70% de paro juvenil.

¿Alguien me lo puede explicar?

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Porque resulta que entre más turistas recibimos, tenemos más pobreza, más paro, más precariedad laboral y más desigualdades. Y la receta que a algunos se les ha ocurrido para remediar esta situación, es modificar las leyes del suelo, para permitir construir más hoteles, más autopistas, más puertos, más desaladoras, algunas depuradoras más para tratar tantos residuos, aunque nunca las suficientes,  con lo cual vendrán más millones de turistas, tendremos más saturación de vías de comunicación, más contaminación, más degradación del medio ambiente… ah, y seguramente, más paro, más precariedad, más desigualdades y más degradación de los servicios públicos

Y es que como dice el profesor Federico Aguilera Klink en su artículo: “El insaciable deseo de enriquecimiento de unos pocos, solo es posible con bajos salarios, bajos impuestos, muchas subvenciones públicas y un elevado deterioro ambiental, que cada vez exige más sumisión del Gobierno de Canarias”. 

            LA PELÍCULA.

“Sorry we misse you”, es un film realizado por el cineasta inglés Kein Loach. Extraordinario realizador que cuenta en su haber con dos Palmas de Oro en el Festival de Cannes y numerosos premios y reconocimientos internacionales, y que a los 83 años ha realizado esta obra excepcional, que obtuvo el premio a la mejor película europea en el pasado Festival de San Sebastián. 

Una obra admirable hecha con ternura y naturalidad, que relata la lucha por tratar de sobrevivir a la ruina de una pareja, de una familia, y de toda la humanidad. Un padre que le dice a su hijo adolescente ante un policía, en una Comisaria en la que se encuentra detenido este por haber sustraído un spray de pintura en un supermercado: “Somos humildes y pobres, pero no robamos”. Y un policía que le dice al adolescente: “Tienes una familia, un padre, una madre y una hermana. En estos tiempos que corren de desestructuraciones familiares, eres un privilegiado. Cuídalos, y no hagas tonterías”. 

Pero es también la desesperación social, ante la pérdida de derechos sociales y laborales históricamente conseguidos. Es un certero retrato de esa economía colaborativa que provoca una precarización en esos trabajadores falsos autónomos, a los que les está prohíbo enfermar.  Una realidad que se está imponiendo, en la que como dice el propio Loach,  “Estamos destruyendo los pequeños comercios en los centros de los pueblos y ciudades, pidiendo y comprando todo por Amazon”… y donde antes había un autónomo con su negocio, ahora hay un esclavo de un sistema inhumano.

Es una obra estremecedora y un certero diagnóstico, que nos pone ante el espejo de una realidad que nos está envolviendo y provocando traumáticos deterioros de los modelos sociales y ambientales que hemos conocido y vivido.

 Pero no es un film político, es un film tremendamente humano, que nos evidencia las secuelas de la transición de la economía industrial a la economía de servicios y globalizada. Y como ha dicho un prestigioso crítico de cine, “Se trata de una enmienda a la totalidad de este sistema, que no sólo destruye a las personas, sino al planeta”. 

LAS ELECCIONES.

El resultado de las elecciones del 10 de noviembre nos depara dos resultados relevantes: La práctica desaparición de Ciudadanos y la fulgurante subida de VOX, que logra situarse como la tercera fuerza política en votos y en escaños.

CIUDADANOS

El pinchazo del globo de Ciudadanos, no por esperado ha sido menos espectacular: Una fuerza política que llegó a estar en el número uno de preferencia de los españoles en algún estudio demoscópico, ha caído en la irrelevancia.

Ciudadanos es un partido político, fundado en 2006 en Barcelona por un grupo de profesores universitarios e intelectuales, entre los que se encontraba Albert Boadella, y que se presentó por primera vez a unas elecciones autonómicas ese año, en un cartel electoral con Albert Rivera desnudo, y la leyenda “Para presidir la Generalitat, sólo nos importan las personas. 

Loa tres diputados conseguidos por Ciudadanos en esas elecciones, fue el comienzo de un ascenso fulgurante, porque ante el panorama de corrupción de los grandes partidos nacionales, y la radicalización del nacionalismo catalán, Ciudadanos ofrecía una opción moderada y transversal, para “llenar ese vació de representación que existía en el espacio electoral de centro-izquierda no nacionalista”, según lo aprobado en el ideario del partido, publicado tras el Congreso Nacional de 2.007.

Con un mensaje regeneración política y de intransigencia con la corrupción, consiguió atraer a los votantes desencantados de las opciones políticas “viejas”, y tuvo iniciativas muy valoradas por la ciudadanía, como proponer la reforma de la Ley Hipotecaria para establecer la dación en pago como forma de liquidar la deuda, consiguiendo el apoyo expreso de políticos muy conocidos, como José Bono, Antonio Asunción o Joaquín Leguina.

En 2014 dieron el salto a la política nacional y consiguieron dos eurodiputados. En las elecciones generales de 2015, entraron en el Congreso Nacional con 40 diputados. En 2017 ganaron las elecciones al parlamento de Cataluña. Una encuesta de Metroscopia del 11 de mayo de 2018, situaba a Ciudadanos, con el 28,9% de los votos, como la primera fuerza política nacional. Y en las elecciones del 28 de abril, obtuvieron 57 diputados, y con más de cuatro millones de votos, quedaron a unos 200.000 votos del Partido Popular.

¿Qué ha ocurrido para que Ciudadanos se encuentre en trance de desaparecer, y que en las recientes elecciones haya conseguido solamente 10 diputados?

Por una parte, el bandazo a la derecha y la pérdida de identidad. Una deriva en la que fueron defenestrados o se marcharon de Ciudadanos, la mayoría de los fundadores y miembros relevantes, como Javier Nart, Toni Cantó o Francesc Carreras, sustituyendo a un prestigioso catedrático por un vendedor de Coca-Cola, valga el ejemplo.

 Esa pérdida de identidad de Ciudadanos, convirtiéndose en un partido etéreo que pasa de apoyar a la lista más votada en unas elecciones, a hacer alianzas con la extrema derecha; de ser un baluarte contra la corrupción y el nacionalismo excluyente, a prestar su apoyo a un partido seudonacionalista y con amplio historial de corrupción, como Coalición Canarias; esa derechización y abandono de los valores fundacionales del partido, es uno de los motivos que le llevó a los resultados del 10.N.

Sus votantes que se sentían más de derechas, optarían por votar por al PP o VOX, decantándose por el original, en lugar de por una mala copia. Algunos, que se sentían más de izquierdas, habrán girado al PSOE. Y muchísimos, decepcionados, se habrán quedado en su casa sin votar.

Pero si todo esto fuera poco, contaban además con un líder arrogante, que habiendo salido de las jóvenes generaciones del PP. volvió a sus orígenes ideológicos, y que, con sus actitudes, como negarse a reunirse con el presidente en funciones para tratar de contribuir a la gobernabilidad de este país, o su lenguaje con expresiones como “la banda de Sánchez”, más propio de una camorrista de barrio que de un aspirante de ser parte del Gobierno de este país, llegó a ese triste final, en el que se despidió sin ni siquiera reconocer errores y ni pedir disculpas por los mismos, dejando a la deriva la tripulación restante que quedaba de esa nave, que tantas expectativas y esperanzas suscitó en muchos españoles.

VOX

El caso de VOX es en sentido contrario, en lugar de pasar del estrellato a la irrelevancia como en el caso de Ciudadanos, ha pasado de la insignificancia al pódium de la política de este país. En un país en el que los estudios demoscópicos muestran que los políticos y la corrupción es una de las mayores preocupaciones de la gente, se entiende que una opción política antisistema pueda recoger un gran porcentaje del voto de los ciudadanos.

Mesas electorales de Murcia o el cinturón de Madrid, “han pasado del socialismo a la ultraderecha con sólo un verano por medio”. Vox a recogido también votos de los que se muestran hastiados del PP, desilusionados con Ciudadanos, o simplemente hartos de los dos grandes partidos, que no han dado solución a las demandas de este país ni han sabido resolver el problema de Cataluña. 

En cierto modo, es el voto del temor y de la inseguridad, pero también es un voto de protesta antisistema de jóvenes rebeldes y de mayores hastiados de sufrir una clase política privilegiada e incompetente.

Santiago Abascal, que inició su andadura con Vox en 2014 después de 14 años de militancia en el PP, y de mostrarse crítico con Rajoy por la tibia defensa de la unidad de España, la pérdida de valores tradicionales, la corrupción, la política de inmigración y la crisis económica, ha abanderado la defensa de valores conservadores vinculados a la monarquía y el catolicismo, valiéndose de conexiones con grupos internaciones de similar ideología, como revela sus conexiones con Stephen Bannon, asesor de Donald Trump, para promover un movimiento paneuropeo de partidos de extrema derecha.

Vox ha llegado al sistema político español para quedarse, creciendo en el caldo de cultivo propiciado por una crisis migratoria, crisis económica y crisis de valores, a semejanza de otros países de Europa, como Italia y Francia, segunda fuerza política; Polonia y Hungría, primera fuerza política y gobiernan; e importante representación en Austria, Grecia, Suecia y otros países europeos.

La presidencia de Jair Bolsonaro en Brasil, por otra parte, quizá no sea ajena a la estrategia diseñada por Stephen Bannon, como no lo es el apoyo del UKIP al Brexit en Reino Unido.

Resumiendo: El artículo del profesor Aguilera, la película de Ken Loach, y el resultado de las elecciones, al final no son hechos inconexos sino facetas de una misma realidad, provocadas por esa globalización y cambio de paradidgma que estamos sufriendo a todos los niveles en nuestro planeta, cada vez más escaso de suelo, de recursos y de solidaridad, y más sobrado de depredadores, de contaminación y de colapso climático-medioambiental.

Luciano Eutimio Armas Morales.

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PS. Por cierto, me contaron la anécdota de que una vez dos compañeros de pesca, después de decidir ir cada uno por su lado, cayó uno de ellos al agua con riesgo de perecer ahogado. Se acercó el otro, y en lugar de tirarle un salvavidas y una cuerda, se tiró al agua intentando salvarlo. Al final se ahogaron los dos. El resultado de las lecciones en Canarias merece una reflexión aparte.