Por David Cabrera de León

Este es el momento en que todos vamos a pelear por todas las vidas que podamos, no nos vamos a rendir.

Hasta ahora en la Isla hay solo 3 casos confirmados de contagio por el coronavirus, y, al menos por el momento, el control de entradas y salidas de la Isla nos hace pensar que podríamos tener más o menos controlada la situación.

Pero no es así. Debemos extremar aún más los controles y las medidas de protección para disminuir las probabilidades.

La isla no puede lidiar con la pandemia si llega a instalarse por eso tenemos que seguir extremando las precauciones.

Joyeria Bazar Elvira pie

Nuestra población es una población especialmente envejecida. Más de 2.600 personas son mayores de 65 años en la Isla.

Sin embargo lo que sí tenemos es la posibilidad de anticiparnos aún más, de prevenir hasta el extremo, para que esta pandemia se quede en 3 casos, no vaya a más, y liberar así recursos humanos y económicos para prepararnos desde ahora mismo para la segunda parte de la pandemia, la crisis mundial del post-coronavirus.

Vamos a tener que hacernos a la idea de que probablemente nuestro estilo de vida va a cambiar.. Sin embargo nos hemos puesto manos a la obra para reducir el impacto de ese meteorito social que se dirige hacia nosotros y que amenaza con afligirnos gravísimos perjuicios a los herreños.

No se trata de crear alarma, o de ser pesimistas, sino de que los herreños tomemos la iniciativa, que no esperemos por nadie, echemos mano de nuestra experiencia de años viviendo con una economía de medios para hacer frente, más juntos que nunca, a la crisis.

Aún queda un largo mes de abril por delante para que quizá podamos empezar a ver la luz al final del túnel. Así que no podemos ser complacientes con lo que hay, y debemos aumentar nuestras precauciones.

Debemos seguir haciendo un seguimiento especial a nuestros mayores. Está comprobado que la medida más eficaz es localizar a las personas contagiadas y aislarlas, y no esperar a que se hagan públicos los casos ante la evidencia de los síntomas.

Tenemos tiempo por el momento para ir haciendo esta labor de búsqueda de casos. No podemos cerrar los ojos a la realidad con el argumento de no crear mayor alarma.

Pero en el ámbito económico debemos urgentemente ayudar a todos aquellos que se han visto especialmente perjudicados por las medidas de confinamiento.

Las familias que no pueden pagar sus alquileres. Las empresas que no pueden mantener su actividad. Los comerciantes minoristas que han cerrado sus establecimientos y que desde hace un mes no tienen ingresos, que han mandado a sus casas al personal, que tienen que pagar rentas, impuestos, stocks, etc. Tenemos que pensar en ellos porque si no ayudamos a mantener la actividad muchos se verán obligados a cerrar y eso significará más paro, más precariedad. Necesitamos que esos negocios y esas familias, esas empresas, se mantengan para que a su vez mantengan a decenas de otras familias herreñas. 

Por eso mismo es el momento de que los herreños hagamos una apuesta decidida por el consumo de lo local. Seguir trabajando en la soberanía alimentaria, igual que hemos alcanzado la soberanía energética.

Debemos asegurarnos que consumimos primero que nada los productos de nuestros agricultores, ganaderos y pescadores.

Debemos ayudarlos asumiendo el excedente de productos producido por el cierre de bares, restaurantes, hoteles.

Debemos, ayudando al sector primario, ayudarnos a nosotros mismos.

Pero debemos hacerlo pensando en economizar cada recurso, cada ayuda debe estar dirigida a la mayor parte de la población posible. Si ayudamos a adquirir producto local para que nuestros actores del sector primario mantengan la actividad esa ayuda debe verse reflejada a su vez en el precio de la cesta de la compra. Solo así el conjunto de la sociedad se verá beneficiada por cada ayuda.

Es el momento de la solidaridad, pero de la solidaridad con cabeza, sin populismos. Debemos ayudar a que nuestro sector primario nos provea de frutas, verduras y hortalizas locales, una de nuestras asignaturas pendientes.

Y hacerlo con una apuesta por la calidad del producto y por el sabor. Es el momento de que nuestros productos sigan avanzando en calidad, y seguir siendo reconocidos mundialmente como muchos de ellos están ahora.

Es el momento, hoy más que nunca, de adelantarnos y apostar rotundamente por el sector primario en la Isla como la plataforma de calidad que diferenciará a nuestro turismo. Debemos recuperar cientos de hectáreas, recuperar esas decenas de fincas que cultivaban nuestros abuelos en las que ahora solo crece la hierba y que son un riesgo de incendios para nuestra isla.

Necesitamos apostar mas que nunca por el motor económico en el sector primario y ese está ahí, delante de nuestros ojos, solo hay que regresar a las higueras, a los almendreros, a la viña, a los durazneros, a la manzana reineta, al monte bajo, etc.

Si empezamos ya, en apenas cuatro o cinco años podremos crear cientos de puestos de trabajo nuevos, trabajos que darán de comer a muchas familias herreñas y que permitirán unas economías que vivan al mismo tiempo de un poco de todo, de la agricultura, de la ganadería, de la pesca, del turismo, de la pequeña comercialización, de los servicios.

Así podremos elevar el nivel de vida de nuestra isla, y mejorar los dos pilares básicos para el desarrollo de una sociedad, que no son otros que la sanidad y la educación.

Debemos mejorar nuestro sistema educativo e introducir en el mismo la enseñanza de nuestro sector primario en los niños y niñas herreñas. Es un privilegio poder hacerlo, y nosotros los herreños podemos hacerlo.

Pero sobre todo debemos localizar cuál es el criterio que nos va a guiar los próximos años a la hora de adoptar medidas, hacer planes y llevar a la realidad las propuestas.

Debemos tener muy clara la idea del modelo de isla que queremos, y centrar nuestros esfuerzos y recursos en esas medidas fundamentales que a su vez crearán sinergias.

En mi opinión personal nuestra Isla de El Hierro debe ser una isla solidaria, basada en la naturaleza, con un importantísimo sector primario basado en la calidad y en el sabor que cubra las necesidades locales, para así tener a su vez un soporte sólido para nuestro turismo de calidad, una isla donde la sanidad y la educación sean los pilares básicos.

Pero, por último, nada de esto será posible si no mejoramos nuestras instituciones, si tardamos en dar respuesta a los problemas, si para poner en marcha un proyecto o un plan se tardan no meses sino años. Necesitamos y estamos trabajando hoy más que nunca, para tener una administración ágil, rápida, eficaz, eficiente y sobre todo muy cercana a los que viven en nuestra isla a nuestra gente.

El origen del problema no está en las personas sino en la burocracia que se obliga a seguir a los ciudadanos y a nuestros propios funcionarios y técnicos.

Debemos simplificar al máximo los procesos en las instituciones, la toma de decisiones y su realización.

Todas aquellas personas, negocios, empresas y familias que van a necesitar nuestra ayuda nos lo agradecerán.

Es hora de pensar entre todos cómo nos vamos a enfrentar a un futuro más desconocido que nunca. Solos no podremos hacerlo. Tenemos que trabajar duro y confiar en que el destino también nos acompañe un poco.

Sin crisis no hay desafíos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia.

Es hora de que los herreños hagamos entre todos más isla.