Por Donacio Cejas Padrón.
Hay una fecha de cada año, que marca muy profundamente a nuestra sociedad cristiana, me refiero claro está a La Navidad, que es la conmemoración del nacimiento en Belén del Niño Dios, y una semana después la finalización del año que se despide con sus luces y sombras, con sus alegrías y sus tristezas, con la llegada de nuestras familias y las despedidas, y así transcurre nuestra vida social y familiar.
Este año 2025 ha tenido grandes acontecimientos para nuestra isla, en particular La Bajada de La Virgen de Los Reyes a nuestros pueblos, que por suerte transcurrió en paz y armonía, parece que después de unos años de turbulencia los herreños hemos aprendido bien la lección y nos hemos comportado con civismo y naturalidad, y quienes disponen y dirigen los festejos han entendido de una vez que no es trayendo contingentes de guardias civiles como se arreglan las cosas, sino con entendimiento y generosidad entre vecinos y herreños, como siempre había sucedido. Las grandes fiestas del verano transcurrieron igualmente con alegría y solemnidad, y ahora nos llega Las Navidades, que igualmente prometen ser fechas para el sosiego familiar, el fervor cristiano y el regocijo de nuestros pueblos.
Las luces navideñas alumbran nuestras calles y plazas, y las familias esperamos con ansiedad la llegada de nuestros seres queridos que desde sus lugares de residencia vienen a compartir con nosotros estas fechas tan entrañables. Siempre en Frontera La Nochebuena fue muy celebrada, recuerdo desde mi lejana niñez como desde el 24 por la tarde La Plaza de Candelaria se llenaba de gente cantando y tocando instrumentos de cuerdas, en particular los, vecinos de Guarazoca y otros pueblos del Norte, residiendo temporalmente en Los Mocanes Las Lapas y Las Puntas, con sus canciones de la época le daban un aire muy festivo al ambiente, entre aquellos tocadores recuerdo a Mauro Mesa, Feliciano Pérez y su hermano Domingo, Feliciano, Luis Febles de Guinea, que hacían grupo con los tocadores locales, Adolfo Betancor, Lalo Casañas, mi padre Mariano, Guillermo Febles y otros muchos. La Plaza se llenaba de ventorrillos para vender dulces, naranjas, y otras golosinas, y sobre todo carne de carnero y vino nuevo, que a veces producía algún disgusto.
Los bailarines de Tigaday y Merese salían desde por la tarde con destino a La Iglesia, y en aquel entonces eran la delicia de nosotros los niños que teníamos que esperar a esa fecha navideña para verlos bailar, pues en aquellos tiempos las cosas eran distintas, y los bailarines en Frontera solo se hacían presentes en esta Nochebuena y también en La Fiesta de Los Llanillos, pero los bailarines que acompañaban a La Virgen de Candelaria hasta allá, eran los de su pueblo, que es como decir los de San Andrés.
La Iglesia lucía unos bellísimos Portales Navideños, y se llenaba de gente esperando a las doce de la noche cuando se abría el telón y aparecían los bailarines anunciando el nacimiento del Niño Dios, al mismo tiempo que se disparaba un tiro dentro de La Iglesia, costumbre esta que se sigue manteniendo.
Este año las autoridades se han esmerado con el decorado luminoso de nuestras calles y plazas, desde Las Puntas hasta Sabinosa todo el valle luce precioso y acogedor, y todos n os preparamos a disfrutar La Navidad en alegría y paz, esperando a nuestros hijos y nietos que nos acompañaran por unos días.
Me viene a la memoria el drama humano de los venezolanos de aquí y de allá en su país que se ven impedidos de poder viajar a reunirse con los suyos, motivado a que por razones que todos conocemos, el espacio aéreo de Venezuela está cerrado, y con el temor de que pueda producirse algún acontecimiento que cambiaría el régimen político impuesto allí. Quiera Dios que lo que pueda suceder no sea a costa de vidas inocentes.
En el próximo año, los vecinos de Frontera esperamos ver realizada la obra de La Residencia de Ancianos, será la respuesta adecuada a tantos años de desidia y abandono, y a tanto fracaso de los políticos de nuestra isla, que lamentablemente no han estado a la altura. Y desde el cielo, nuestro recordado vecino Ramón Padrón, el de Tejeguate descansará tranquilo en ver hecho realidad su sueño de ver funcionar La Residencia, sueño este que mientras vivió entre nosotros no pudo disfrutar, a pesar de su constante lucha, pero que terminó por dar su fruto. Así es la vida.







