Por Lucia Fuentes Mesa*.
Con el reinicio de la actividad parlamentaria vuelve el debate sobre nuestro modelo turístico.
De nuevo los mismos titulares: el turismo rompe todos los registros en Canarias, más turistas, mayor gasto. Por el contrario, cada vez resulta más asfixiante para un canario vivir en su tierra, no hay vivienda a un precio asequible para los sueldos que se cobran y personal de hostelería, profesorado y personal sanitario tiene que rechazar contratos laborales por no tener donde vivir. Mientras tanto, el Gobierno autonómico sigue oponiéndose a la implementación de un impuesto turístico para los no residentes y deja para otra legislatura la adopción de medidas de control y contención para que nuestros hijos y nietos puedan disfrutar de la Canarias de la que disfrutábamos hace solo un par de décadas, donde era posible ir a la playa sin masificaciones o hacer una excursión dominguera sin retenciones de tráfico, donde en Tenerife se podía vivir en Adeje y estudiar en San Miguel o vivir en Guía y trabajar en Los Cristianos sin pasar horas en colas cada día. En definitiva, una infancia y una juventud que los que aún no somos tan mayores recordamos con anhelo, cuando nos sentíamos afortunados de vivir en nuestra tierra. Una tierra que, a día de hoy, la mitad de los canarios se plantea abandonar para poder disfrutar de una vida en mejores condiciones en otra C.A. o en otro país.
En su intervención durante la sesión plenaria de hoy, respondiendo a una pregunta sobre cómo repercuten y se quedan en las islas los ingresos generados por el turismo, la señora Consejera de Turismo comunicaba que tan solo entre el 7 y el 10% de los mismos sale de Canarias. No sé a quién pretende engañar, porque un estudio reciente de la ULL asegura que ese porcentaje asciende al 60%, llegando al 87% en el caso de Fuerteventura. Lo que significa que la mayor parte de la riqueza generada por el sector no se queda en el archipiélago, que el turismo en Canarias genera mucho pero reparte poco.
La única herramienta de democratización de los ingresos del turismo ha sido hasta ahora la figura de la VV, que ha permitido a miles y miles de familias canarias recibir un ingreso extra con el que pagar los estudios de sus hijos o mejorar en algo su calidad de vida. Una herramienta de la que ahora quieren despojar a los pequeños propietarios y, en su lugar, favorecer como siempre a los grandes tenedores.
Llevamos dos años exigiendo mayores controles, más inspecciones que aseguren la calidad de la oferta alojativa de alquiler vacacional y que se castigue a quien no cumple con los estándares exigidos, no a quien ha invertido y se ha esforzado para ofrecer la mejor calidad.
En la isla de El Hierro la figura de la VV ha sido la que ha permitido contar con una oferta alojativa que ha dado cabida a un aumento del turismo, generando ingresos no solo a los propietarios de los alojamientos sino a todo el tejido comercial, de ocio y de restauración de la isla. El Hierro es el ejemplo perfecto de cómo los beneficios del turismo se reparten a nivel local, entre las empresas de la isla, siendo El Parador el único alojamiento cuyos beneficios se van fuera.
*Lucia Fuentes Mesa, diputada por El Hierro del grupo parlamentario socialista en el Parlamento de Canarias.