Redacción/El cayuco que llegó este lunes a El Hierro con trece hombres a bordo tiene detrás una historia singular, se trata de un barco de pesca senegalés que fue denunciado como robado hace una semana en Mauritania y uno de sus ocupantes asegura que a él le llevaron los ladrones en su travesía a Canarias a la fuerza.
A su llegada a puerto, las autoridades constataron que en la embarcación no había agua, ni comida suficiente para la travesía, lo que generó sospechas.
El cayuco fue detectado poco antes de mediodía por el radar de vigilancia costera ECO SIVE de El Hierro, a unas 10 millas de la isla, lo que motivó que saliera a su encuentro la Salvamar Diphda.
Sin embargo, no fue necesario que el personal de Salvamento interviniera, sus ocupantes, todos senegaleses, se encontraban en buen estado y el cayuco navegaba sin problemas, por lo que entró por sus propios medios en el muelle de La Restinga.
Fue allí cuando la Guardia Civil comenzó a recibir informaciones que le hicieron revisarlo un poco más a fondo, ya que sus características coincidían con las de un cayuco con base en Saint-Louis (Senegal) cuyo propietario, un pescador senegalés, había denunciado en Mauritania que se lo habían robado mientras faenaba en ese país.
El dueño de la barca de pesca había alertado de algo aún más preocupante, los ladrones se habían llevado consigo a uno de sus marineros (familiar del propietario), que dormía en la embarcación durante la noche en que se lo robaron y del que no había vuelto a saber nada, han confirmado a EFE fuentes policiales españolas y personas en contacto con el denunciante.
El hombre no sabía si este muchacho que vigilaba la embarcación le había pasado algo, así que unió su nombre a la denuncia. La Marina de Mauritania dio parte de todo a la Guardia Civil, con la que colabora en el esfuerzo de contención de la inmigración irregular.
Cuando las asistencias humanitarias de rutina aún seguían en La Restinga (esta vez, ninguno de los migrantes necesitaba ayuda médica), ya había quedado claro que se trataba del cayuco robado. No solo sus características coincidían, es que entre los ocupantes de la barca estaba el marinero que tanto preocupaba a su dueño.
En su declaración policial, el muchacho ha confirmado que el cayuco fue robado y ha alegado que a él se lo llevaron a la fuerza. Sin embargo, las autoridades están revisando su declaración y las de sus compañeros de travesía, porque ni llegó maniatado, ni tiene signo alguno de haber sufrido violencia, han confirmado fuentes que trabajan en esa investigación en El Hierro.
Mientras tanto, en Senegal, el dueño del cayuco se pregunta si lo podrá recuperar. ¿Qué hacen con ellos cuando llegan a El Hierro?, ha preguntado. Para su disgusto, ya sabe que, si nadie lo remedia, la pauta habitual es que las barcas en las que llegan los inmigrantes se desguazan y destruyen tras su llegada.