Redacción/Hoy han sido inhumados los cinco inmigrantes fallecidos el pasado fin de semana en El Hierro, cuatro de ellos a bordo de un cayuco con 121 tripulantes llegado este domingo y otro cuyo cuerpo fue recuperado en la bahía del pueblo de La Restinga, y que sería uno de los ocupantes de un cayuco con 214 personas a bordo, llegado el pasado sábado a la isla.
Solo una de estas personas ha podido ser identificada.
Tres de los migrantes (124. 1 30 11 25 – 124. 2 30 11 25 – 124. 3 30 11 25) tripulantes de una embarcación con 121 personas, 4 de ellos fallecidos, rescatadas el pasado domingo, por la embarcación de Salvamento Marítimo, Salvamar Diphda, a unas 26 millas de El Hierro, han sido inhumados en el cementerio del pueblo de El Mocanal, en el municipio de Valverde. Otro de sus compañeros de travesía (124. 4 30 11 25) ha sido enterrado junto a un inmigrante cuyo cadáver fue recuperado en la bahía del pueblo de La Restinga, ocupante de un cayuco traído a puerto en la madrugada del sábado, por la embarcación de Salvamento Marítimo, Salvamar Diphda, con 214 personas a bordo. El cuerpo de esta persona habría sido identificado por un familiar tripulante de la misma embarcación como Souleymane Foreseri.
Los tripulantes de esta embarcación (214 personas) habrían relatado a miembros de los servicios de emergencia, que durante su travesía habrían arrojado al mar, los cuerpos sin vida de 3 de sus compañeros.
A los actos funerarios han asistido autoridades insulares, miembros de los servicios sanitarios y de emergencia, ONG y ciudadanos a título particular.
Durante el sepelio, en el cementerio de El Mocanal, se ha leido:
“Hoy nos unimos al silencio, a los poemas, a las flores, a las velas, a cualquier símbolo. Y nos unimos alzando la voz por quienes ya no pueden defenderse. Una vez más, lo hacemos en este lado del Atlántico; el mismo océano que nos une. A la vez, el mismo océano de la suerte, de la vida, de las oportunidades, de la misma muerte.
Y lo hacemos para reflejar, una vez más, que la falta de compromisos políticos y geopolíticos matan. Más claro: las políticas migratorias matan. La indiferencia es dolorosa, la inacción lo es aún más.
No vamos a dar una clase de colonización, geografía, imperios. Ni tocaremos la historia pasada y reciente. La memoria, por sí misma, es un arma de defensa en los Derechos Humanos. La dignidad, un valor incalculable de los seres humanos. Por favor, que no se pierdan ni la memoria ni la dignidad. Son necesarias en estos momentos de ruido, de crispación, de almas vacías.
Que quede El Hierro en este lugar correcto de la humanidad (y de la historia), como lleva tiempo demostrando; donde la tolerancia, los corazones y el respeto hablan el mismo idioma. Y por encima de todas las cosas, que descansen en paz…







