Por Donacio Cejas Padrón.
Tras una larga y dolorosa enfermedad ha fallecido en nuestro pueblo el querido vecino y amigo de todos Daniel González Machín, que por deseo de su familia ya descansa en el Cementerio de Isora su pueblo natal, de donde partió muy jovencito a sumarse a la legión de herreños y canarios, que como yo mismo tomamos el siempre doloroso camino de la emigración a Venezuela, según costumbre de la época.
Lo recuerdo muy jovencito, ya había perdido a su padre que falleció siendo muy joven aún, al que no tuve el gusto de conocer, en particular recuerdo a Daniel ayudando a su tío Ramón en la tienda de San Andrés, llamada tienda de Los González, perteneciente a una sociedad de varios hermanos dedicados además a la exportación de productos agrícolas y ganaderos de nuestra isla, a la ciudad de Las Palmas, donde ya residía uno de ellos al frente de un establecimiento comercial, que por muchos años fue un referente empresarial en aquella ciudad como distribuidor de tales productos, especialmente, queso, higos pasados, vino, y algún otro. Esta actividad de los hermanos González en Las Palmas, derivó también en otros ramos del comercio, construyeron un bonito edificio frente al Mercado de Las Palmas y allí funcionó la tienda La Colmena, a donde se trasladó D. Ramón y allí concluyó su actividad laboral.
Sería por esos tiempos cuando Daniel emigró desde Isora a Venezuela, ya antes se había destacado muy notablemente en la práctica de la lucha canaria, formó parte del equipo de su pueblo El Ferinto, donde militaban futuras figuras de la lucha a nivel regional, como Juan Barbuzano, Eugenio Armas, y muchos más, entrenados y dirigidos por el gran luchador y mejor persona D. Marcelino Padrón, bajo la tutela y organización de la lucha en nuestra isla de D. Francisco Acosta Quintero, que para aquellos años ejercía el cargo de Delegado Insular de La Federación de Lucha Canaria de La Provincia, logrando armar equipos en todos los pueblos de la isla y celebrando grandes campeonatos insulares, que todavía se recuerdan con gran nostalgia, me arriesgo a decir, con mucho cuidado, que seguramente serían aquellos años en los cuales la lucha canaria tuvo en nuestra isla su mejor momento.
Era Daniel un joven con buena estructura física, aunque no con gran peso, pero su arte y destreza era tan singular, que tumbaba a los mejores luchadores del momento, creo que su maña preferida era la palmada y el desvío, al llegar a Venezuela se integró también allí a la práctica de la lucha canaria, donde igualmente se destacó, en varias oportunidades que hablamos del asunto, me contaba que consiguió derribar a dos luchadores destacados del momento, pertenecientes a otros equipos que ya se habían logrado formar en Caracas, y que su débil economía de emigrante recién llegado se veía favorecida con los bolívares que le obsequiaban los espectadores de las emocionantes luchadas que se celebraban entonces en Caracas.
Dedicado a la hostelería en varios establecimientos comerciales, joven aún decidió regresar a nuestra tierra radicándose en Santa Cruz de Tenerife, donde por muchos años se dedicó al mundo de la construcción, creo que regresó con su familia en 1,973, y a la par que iniciaba su vida laboral aquí, se dedicó por entero a aprender de D. Gregorio Padrón el arte de tocar el pito, con lo cual muy poco después ya era Daniel una figura presente en las siguientes Bajadas de La Virgen y en las fiestas de los pueblos, afición que mantuvo hasta que su salud se lo impidió, pero es que además de tocar en todas las fiestas y procesiones de nuestra isla, junto a otros amigos y paisanos herreños, fundaron un grupo de bailarines en Tenerife a donde incorporaron a nuestros jóvenes hijos y logrando un conjunto muy entusiasta y bien acoplado, los recuerdo en sus ensayos semanales en Taco, y después en La Cuesta, y su presencia ha sido muy notable en varias romerías de Tenerife, y a la vez esos jóvenes, cuando venían en los veranos de vacaciones a El Hierro, se integraban y engrandecían los grupos de bailarines de sus respectivos pueblos.
Sufrió Daniel una enfermedad que progresivamente le fue limitando y alejando de su gran afición, como era tocar el pito y asistir a las fiestas y procesiones de nuestra isla, y ya desde hace algunos años su ausencia forzada por su precaria salud lo apartó definidamente de su gran ilusión.
Nosotros, los que tuvimos la suerte de ser sus amigos, lloramos junto a fu familia, su esposa Nieves, sus hijas Irene y Mónica, su Nieto Héctor, el doloroso trance de su fallecimiento, y en Isora le tributamos su mejor homenaje de compañía, y allí descansará para siempre el querido amigo Daniel, muy cerca de su casa donde vivió su infancia y juventud.
Querido Daniel, no hallo expresión más acertada para referirme a tu persona, que decirte que fuiste un hombre bueno, y nada te dignificará más que ese sencillo calificativo, que Dios te haya recogido en su seno, y a nosotros nos toca honrar tu figura y tu recuerdo. Yo no sé si en El Cielo habrá procesiones y bailarines, pero si los hubiera, allí estarás tú con tu pito alegrando con tu estilo propio El Baile de la Virgen.








Un comentario
Muchas gracias Donacio por recoger en este artículo el recorrido de mi padre desde una visión objetiva y desde la posición de amistad y de iguales. Es un honor para mí y para mi familia que le dediques estas palabras. No solo ha sido un buen luchador, tocador de pito, defensor del folclore y cultura herreña, entre otras muchas cosas y con grandes y diversas cualidades, también ha sido un buen marido y el mejor padre y abuelo que hemos podido tener mi hermana, mi hijo y yo.
Gracias Donacio, gracias de corazón.