Ricardo Marcos Fajardo Hernández
(Suficiencia Investigadora en Antropología por la Universidad de La Laguna)
Sabinosa es una localidad situada en el noroeste de la Isla de El Hierro perteneciente al municipio de La Frontera1 que ha mantenido vivas tradiciones e historias antiguas. Situada a 300 metros sobre el nivel del mar, sobre terreno volcánico, se compone de dos núcleos principales, Rosa Cabrera y El Lugar. Su población en 2010 era de 310 habitantes y su principal recurso económico procede de la agricultura, aunque en tiempos pasados tuvo una ganadería importante, con cabras, ovejas y cerdos2. Ha sido reducto de folclore tradicional y de auténticos maestros de la tierra que han legado un rico bagaje enriquecedor para la cultura canaria. Nuevamente nos hemos tenido que valer de la oralidad en tanto que no hemos hallado ninguna referencia escrita para descubrir una valiosa manifestación inédita y singular de la que no tenemos referencias en otros lugares en Canarias y que, por lo asombroso y extraordinario de lo que nos manifiestan algunos informantes octogenarios, incluimos en este repertorio de manifestaciones simbólicas del carnaval. Nos referimos a Las Caretas de Cochino3 que se mantenían presentes hasta los años cuarenta.
El carnaval de Sabinosa, como el de muchos pueblos de El Hierro y de Canarias, se celebraba antiguamente con las acostumbradas mascaritas, bailes de máscaras y comidas tradicionales. Se hacían trajes de papel y se iba entrando en las casas de los vecinos con cantos, algunos portando escopetas hechas de caña como si fueran soldados4. Los jóvenes pedían a los vecinos huevos, comida o dinero con los que luego ir a La Breña o a La Laja a comer. "Las muchas gracias les damos/con todo mi corazón,/cuando pasen por mi casa/les pagaré la atención". Los Carneros5 tradicionales, como en otros pueblos de El Hierro, salían con sus zaleas y sus cascabeles atados a la cintura aunque no se perpetuaron como los de Tigaday, perdiéndose antes de la guerra civil. En las tardes de carnaval y ataviados con una horrorosa máscara de cochino con una espantosa trompa y enormes orejas se producía una manifestación asombrosa por las pequeñas calles de la localidad.
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