Redacción/El diputado de la Agrupación Herreña Independiente (AHI), Raúl Acosta, defendió ayer, en el pleno del Parlamento, las medidas adoptadas por la Consejería de Agricultura ante la grave amenaza que supone la plaga de filoxera detectada en las islas.
Se trata de medidas para contener la plaga y proteger el futuro del viñedo canario, señaló Acosta.
El diputado herreño respaldó las medidas adoptadas por la consejería a pesar de que algunas hayan generado debate entre los sectores afectados. “Las decisiones que se han tomado, por drásticas que parezcan, son las que hay que tomar. Aquí no puede haber intereses económicos a corto plazo, porque nos jugamos la supervivencia del sector para siempre”.
En este sentido, Acosta hizo un llamamiento a la unidad institucional y del sector para frenar la propagación de la filoxera, “tenemos retos muy importantes por delante para proteger el futuro de las viñas canarias. Lo que está en juego no es solo una cosecha o una vendimia, sino la propia existencia de nuestras vides y variedades”.
Durante su intervención, el diputado, recordó que Canarias ha sido históricamente un territorio prefiloxérico, lo que ha permitido preservar variedades únicas en el mundo que desaparecieron en Europa en el siglo XIX, cuando la filoxera arrasó casi por completo los viñedos del continente. “Europa perdió entonces sus variedades autóctonas y tuvo que empezar prácticamente de cero. Nosotros siempre hemos sido un ejemplo de resistencia, pero esta plaga podría cambiarlo todo si no actuamos con firmeza”.
El diputado defendió la necesidad de mantener inspecciones exhaustivas y controles fronterizos estrictos para evitar el traslado de material vegetal entre islas, una de las principales vías de propagación de la plaga. “Un simple descuido, como llevar unas varas infectadas de una isla a otra, puede suponer la desaparición completa del sector en esa isla a la que viaja esa variedad infectada. No podemos permitirnos bajar la guardia”.
Según Acosta, en el caso de que fuera necesario replantar con portainjertos resistentes, el coste sería “inasumible” para la mayoría de viticultores sin un fuerte apoyo público. “Si no hay ayudas potentes, muchos se verán obligados a abandonar la actividad. Y con ellos no solo perderíamos un cultivo, sino una parte fundamental de nuestra cultura e identidad”.
“Si perdemos la condición de región prefiloxérica, perdemos también nuestra principal seña de identidad. Por eso debemos actuar con responsabilidad y unidad porque además de un cultivo, está en juego una cultura, una historia y un modelo económico que ha sostenido a muchas familias durante generaciones”, señaló Acosta.