Opinión: Gobernar con hechos (disculpen la espera)

Foto de archivo.

Por Amado Carballo.

El pasado 22 de octubre, dos consejeros del PP anunciaron su apoyo y participación en el gobierno del Cabildo de El Hierro. Un movimiento que se venía viendo más probable al ver el anuncio de dicho partido de querer dar estabilidad a la acción de Gobierno, pero que no por ello deja de plantear un debate profundo para quienes, como yo, defendemos la justicia social, los servicios públicos y un sistema económico pensado para no dejar a nadie atrás.

Ya ha pasado bastante tiempo de debate y reflexión y creo que es imprescindible clarificar que ni la formación a la que represento, ni yo mismo hemos negociado o suscrito este acuerdo. Nuestro único compromiso es, y sigue siendo, con la ciudadanía herreña más que con unas siglas o partido: trabajar para que El Hierro sea una sociedad más consciente y comprometida, con el cuidado mutuo, donde nadie sobra y todo el mundo hace falta.

Pero lo cierto y verdad es que, sin comerlo ni beberlo, compartimos Gobierno con dos personas del Partido Popular, aun cuando sean expulsados. No saldrá de mí ni una palabra de desprecio hacia Rubén ni hacia Anabel, a quienes considero buena gente, decente y responsable. Pero es cierto que no podemos obviar las enormes diferencias con el partido al que representan: su estrategia de corrupción y uso partidista de las instituciones, su visión represiva del espacio público y los derechos, su apuesta fiscal regresiva que siempre beneficia a los que más tienen, sus pactos por toda España con opciones antidemocráticas que atacan los derechos de las mujeres y de las personas migrantes, coqueteando con la xenofobia y agitando a las víctimas de la precariedad económica e intelectual contra sí mismas, compitiendo por los votos más tristes y resentidos de nuestra sociedad.

Y eso por no hablar de ese militarismo servil hacia un matón con dinero que cree que el mundo le pertenece y le debe pleitesía, y más aún la posición ambigua y equidistante con el terrorismo del Estado de Israel y el genocidio en Gaza.

Y claro que esta situación nos ha generado una profunda incomodidad y un debate sincero dentro de nuestra formación, en El Hierro y en toda Canarias. Un debate muy diferente, eso sí, de los fuegos de artificio del PP con sus expedientes y amago de expulsiones y dimisiones que intentan ocultar sus contradicciones. Pero eso no evita las nuestras ni nuestro debate sobre si procede abandonar el gobierno cada vez que la derecha nos apoya, renunciando así a nuestra capacidad de hacer, ni nuestra reflexión sobre la necesidad de acompañar las ideas con hechos, y la importancia de no gestionar solo por gestionar, sin objetivos políticos, sin ideología y sin convicciones.

Permítanme que comparta una reflexión de Zohran Mamdani, un político del socialismo democrático que ha logrado ser elegido alcalde de Nueva York, que me ha resultado fundamental para afrontar la situación en la que nos encontramos: «En los últimos años, ─dice Mamdani─ hemos visto cómo un vocabulario que debería pertenecer a la izquierda –el de la eficiencia y el rechazo al despilfarro– ha pasado a ser patrimonio de la derecha. Luchar por los trabajadores también implica luchar por su calidad de vida. Para mí, el socialismo de las alcantarillas encarna la convicción de que el valor de una ideología se mide por sus resultados. Significa mejorar los bienes y servicios que las personas de clase trabajadora utilizan cada día… La confianza se gana con hechos, y eso es precisamente lo que busco…». El denominado “socialismo de las alcantarillas” refleja la convicción de que luchar por las personas significa mejorar los servicios que usan cada día y demostrar que el gobierno puede cumplir con su deber para con quienes sostienen la sociedad.

Hoy por hoy sería mucho más fácil marcharse de un gobierno que quedarse. Es más fácil reclamar desde fuera que conseguir desde dentro. Pero no es más de izquierdas quien más reclama, sino quien más consigue para hacer la vida de la gente más digna y feliz.

Nosotros no somos una opción tecnócrata. Tenemos ideología, convicciones profundas, de justicia social, de comunidad, de cuidados, de igualdad y derechos. Y lo que queremos demostrar, con hechos, es que desde esas convicciones se pueden hacer las cosas mejor. Y la gente tiene derecho a medir la ideología por sus resultados en su día a día. Nuestro “socialismo de las alcantarillas” implica muchas cosas, y especialmente nuestra Residencia de Frontera, la atención a las familias y la infancia más vulnerable, la mejora de la calidad de vida de nuestros mayores y personas con dependencia y discapacidad. Son los proyectos grandes y pequeños que ya estamos impulsando, y que no estamos dispuestos a abandonar.

El debate interno sigue vivo, porque la política es el espacio de lo posible. Son las pequeñas cosas, las pequeñas respuestas y los hechos día a día los que tienen que diferenciarnos. Por eso vamos a seguir aquí. Con nuestros errores y contradicciones, sí, pero sobre todo con la determinación de que sean nuestros hechos, y no solo nuestras palabras, los que demuestren que otro modo de hacer las cosas es posible, y que es lo mejor para toda la ciudadanía herreña, también para quienes no estén de acuerdo con nosotros.

Porque en estos tiempos de escepticismo, desilusión, rupturas, pactos, politiqueo y miserias resulta absolutamente imprescindible seguir demostrando que la gestión es política y sin política no hay gestión, que trabajar con alegría es hoy por hoy lo más revolucionario que existe.

Con la alegría de seguir creyendo en un mundo de todo para todas. En esta isla, en nuestras islas, en ese gran archipiélago que es la humanidad, diferentes y unidos por lo que nos separa.

Donde es fácil, quizás pedirnos perdón por los errores, por los retrasos y las esperas, pero, sobre todo, donde es posible aún confiar, creer y esperar.

Disculpas por la espera, gracias por la paciencia y la confianza Amado Carballo Quintero.

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Un comentario

  1. Una cita atribuida a Otto von Bismark, decía que «La política es el arte de hacer real lo posible». En el ámbito de la política local tiene menos sentido eso de la «pureza ideológica», porque lo realmente primordial es la buena gestión orientada en beneficio de la mayoría social, y sobre todo, de los más desfavorecidos e indefensos, que son los que más la necesitan. Lo más impostarte es la honestidad, la transparencia, la equidad y la coherencia con unos valores, y mientras no se traicionen esos principios, no importa tanto cuales sean los compañeros de viaje. ¡Ánimo Amado!

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